Masssimo Pareja Triboni y Carolina Ruiz trabajan 350 horas al mes en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de cuatro centros hospitalarios de Antioquia, arriesgando su salud mientras que el tiempo con sus familia es casi nulo. Desde el 4 abril, las jornadas se volvieron más extenuantes, angustiosas de lo normal para aquel entonces el departamento llegaba al 95% de su ocupación UCI.
La situación en Medellín se tornó incontrolable, con el 99% de su ocupación a tope y en el tercer pico de la pandemia de las 1.036 camas que habían inicialmente en la ciudad solo quedan disponibles 36. Las pruebas poco ayudan porque con el aumento de contagios en el departamento, los pacientes con síntomas que solicitan la prueba PCR deben esperar entre 10 a 15 días para acceder a ella. La demora hace más frecuente que los infectados terminen en una UCI en donde la edad tampoco esta siendo un determinante pues los pacientes que están ingresando son cada vez más jóvenes con menos comorbilidades y adultos entre los 35 y 45 años saludables.
Los doctores Parejo y Ruiz que además son esposos, atienden un total de 240 camas aproximadamente, se reparten entre diez pacientes cada uno. Como ellos, hay cien intensivistas más en Antioquia. Con las escasez de camas, se las ingenian para transformar los espacios que tengan las condiciones necesarias que simulen de UCI; cubículos de las sala de emergencias y quirófanos han sido algunos de ellos. No hay más alternativas.
Las medidas en #Colombia 2020 nos prepararon para lo que vemos ahora
NUNCA será suficiente la preparación para este Tsunami de COVID19 pero de no haber optimizado todo👉🏼la historia sería diferente, aún peor
Hoy enfrentamos posiblemente cepas distintas👉🏼se ve diferente desde UCI pic.twitter.com/T03XgqAhzW
— Medicritica (@medicritica) April 17, 2021
El sistema de salud en Antioquia se encuentra raptado por el Covid, cerrado ante el resto de patologías, el 90% de paciente de las UCI son víctimas del virus, cuando se llega por otra razón se debe ingresar a la misma fila compartiendo dificultades y el riesgo de no acceder a una cama. Ante la recesión económica, las cuarentenas y toques de queda decretadas en Medellín durante los fines de semana, es la única forma de evitar que lleguen afectados por accidentes de tránsito, riñas y otros incidentes producto de la vida nocturna.
Los mitos frente al virus ha hecho más desgastante el trabajo de los internistas, los pacientes remitidos a las UCI llegan con la falsa creencia que al ser conectados al ventilador o ser entubados es sinónimo de que van a morir, cuando, en realidad, esta es es la única oportunidad de salvarles la vida. En Medellín, los intensivistas no tienen voz ni voto a la hora de asignar una cama UCI, esta tarea exclusiva de El Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE) el cual se encarga de hacer una lista de espera de acuerdo al estado en el que se encuentra el paciente; critico, grave o solo necesita monitoreo.
Cuando los pacientes necesitar ser trasladados a otra ciudad o municipio para ser atendidos, en algunas casos los familiares se oponen y no aceptan el trasladado. Un problema más para los intensivas que se ven enfrentados inclusive a sus pacientes. Sin el trasladado o ventilación mecánica se agotan más la posibilidad de hacerle frente al covid.
Para los médicos de cuidados intensivos que son probablemente los únicos que se enfrentan de cara al Covid, el colapso del sistema en Medellín no tiene culpables tampoco tiene que ver la llegada de las cepas británica o brasileña al sueño paisa como algunos señalan. Hace un año fue posible evitar el colapso cuando se estableció una cuarentena obligatoria nacional pero con la flexibilidad era predecible el resultado. Cuando la pandemia llegó al país, habían alrededor de 3 mil camas UCI y Antioquia solo contaba con 500. Hoy, un año después tiene más del doble, 12.600 camas para ser exactos, mientras que el sistema y talento humano se ha fortalecido en un 100%.
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