Hay muy disímiles valoraciones de las ejecutorias del nuevo gobierno en sus primeros 100 días de trabajo. El pasado martes 14 de noviembre, el presidente Gustavo Petro hizo una entrevista con los medios comunitarios del país enlazados. Después el gobierno ha dado múltiples declaraciones ponderando y evaluando sus gestiones; sin embargo, el gesto de comunicarse con las regiones a través de medios comunitarios es de novedad. Procedo a subrayar los diez puntos que marcó el propio responsable del gobierno en la comunicación con los medios comunitarios y enseguida, sugiero una posible interpretación del acontecer que marca la nueva gobernabilidad en Colombia.
Ha dicho el presidente Gustavo Petro en la entrevista citada:
- Gobernar hoy es manejar la crisis de la vida. Ante la crisis del calentamiento global iniciamos a ejercer el liderazgo ambiental para la adaptación al cambio climático.
- Se trabaja en encontrar vías agiles y viables para descarbonizar la economía. Esto implica iniciar el camino de transformar las formas de producir, movilizarnos, consumir y habitar.
- Tenemos la tarea de enfrentar la corrupción en Colombia, esto implica: perseguir el delito, trabajar sobre la democracia en el poder local erradicando la venta del voto, mejorando la calidad ética de la política.
- La tierra es mucho más que su posesión legal o física, es el territorio, lo cual implica las relaciones económicas políticas, culturales y espirituales, por eso es clave dar acceso a la tierra para quienes la trabajen de forma solidaria y sosteniblemente. Esto implica hacer acuerdos sobre el conflicto histórico de tenencia y usos de la tierra para transformar los medios y modos de vida.
- Se necesita organización social para consolidar agendas de cambio, los cambios no se concretarán si no hay una ciudadanía organizada como actor plural, para transformar los privilegios y las victimizaciones, en más democracia y más bienestar colectivo.
- La agenda del diálogo social para el Plan Nacional de Desarrollo busca ampliar y resituar las bases populares del plan, como ruta de país diverso. Se espera que se mejore el proceso y se logre democratizar el proceso de priorización en lo que viene de la aplicación del plan a metas proyectos e indicadores.
- Se requiere potenciar la comunicación popular, (radio, televisión, redes digitales) como una manera de fortalecer nuevas formas de cultura democrática desde lo local - regional.
- Transformar el conflicto armado en sus múltiples expresiones y consecuencias es un esfuerzo histórico que trasciende el Estado, y requiere cambios en los modos de ser sociedad, involucra el gobierno y los agentes del conflicto, pero requiere nuevos acuerdos sociales en todo el territorio. Es la principal tarea que tenemos como colombianos y colombianas.
- Si queremos avanzar como país debemos encontrar en el concierto de las naciones una alternatividad al negocio global de la coca. En esta tarea se necesita mucho esfuerzo regional, nacional e internacional.
- La salud pública ha estado sometida a la irresponsabilidad del manejo privado de las EPS que no han hecho bien su tarea y han generado un gran riesgo social; se requiere cambiar el modelo por un nuevo paradigma que respete la salud social e implemente la prevención comunitaria y ciudadana.
Sobre estos asuntos hay muy diversos temores y esperanzas en la Colombia de hoy; una lectura necesaria para profundizar en el carácter de las estrategias anunciadas y en curso es el documento de Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026, que se ha entregado al Consejo Nacional de Planeación para sus recomendaciones y que circula en redes; quizás también ayude valorar experiencias de transición política en la propia América Latina, como es el caso de Brasil y Chile que también van dando cuenta de procesos de trasformación, como en otros países (casos España y Francia) en los cuales se enfrentan retos globales que se conectan a su manera, con las formulaciones planteadas por el nuevo gobierno de Colombia. Sin duda estamos en un camino que anuncia múltiples transformaciones que tendrán un camino práctico en los próximos años.
Vale entonces preguntarse, más allá de fundamentalismos y del ruido que reedita el barrismo político que defiende o ataca sin mucha reflexión, ¿qué sigue en esta Colombia abrupta?
Requerimos mucha pedagogía social, ambiental, de reconciliación, en la base, pero también con las cúpulas de la sociedad colombiana, para volver propósitos enunciados tareas nacionales, regionales y locales que aterricen de forma sencilla y con decisión colectiva. Toca achicar las distancias entre el país político y el país social.
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Es fundamental incorporar más capacidad de diálogo con la oposición y con sectores que se ven amenazados en sus formas de ver la economía y la política con los cambios presentados
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Es fundamental incorporar más capacidad de diálogo con la oposición y con sectores que se ven amenazados en sus formas de ver la economía y la política con los cambios presentados, para escuchar objeciones y propuestas, y para evitar entrampamientos innecesarios. Los procesos de cambio se dan en espacios amplios y tiempos largos, toca tener sentido de proceso.
Será clave el trabajo de los ministerios, sus equipos y sus liderazgos, para consolidar una mirada común de las tareas públicas, con sentido de reconocimiento de los contextos y retos regionales y locales, con austeridad y transparencia. Sin duda, se requiere mayor articulación de los equipos.
La sociedad toda, requiere nuevos procesos de activación y esto implica mayor capacidad de organización social y ciudadana en todos los campos; necesitamos diversificar el repertorio de movilizaciones que ahora no se agotan en gestos de poder o en gestos de oposición, se requieren nuevas maneras de transacción y de concertación democrática.
Así, arrancamos una fase de transición, en el intento de iniciar la rectificación de la ruta errada de país, centrada en la violencia, la corrupción y la avaricia, para promover caminos de paz y reconciliación, de fortalecimiento de lo público y de rectificación ambiental que el mundo contemporáneo demanda. La actitud personal y colectiva con la cual se aborde esta agenda anunciada es definitiva para afrontar nuestro destino común.
