Difícil contener la rabia que produce ver cómo se pavonean ciertos políticos durante los periodos de campaña para Congreso, Presidencia de la República y cargos equivalentes en las regiones, aparentando ser personas honestas, trabajadoras y pulcras; manifestando su preocupación para trabajar por el pueblo, los niños, las mujeres, la salud, la educación y en general, para mejorar la calidad de vida y el bienestar de su comunidad, pueblo, o ciudad.
Con la identidad de siempre, por intereses económicos comunes, los medios de comunicación que antes de las campañas denunciaban a estos mismos políticos y contratistas por posibles casos de corrupción, priorizan en época electoral su interés mercantilista con la aceptación de pautas publicitarias para exaltar su “honestidad”, “transparencia” y “compromiso” con sus pueblos y potenciales electores. Se olvida que a lo largo de su vida “política” se han encargado de exprimir y aprovechar empresas, alcaldías, gobernaciones, entidades del Estado y presupuestos públicos destinados a la salud y a la educación, especialmente, para consolidar su fortín económico y clientelista.
Se ha vuelto normal pensar que eso solo pasa en otras regiones y que en la nuestra eso no ocurre; es muy normal que se olviden las denuncias realizadas en el pasado por evidentes y casi nunca castigados actos de corrupción; es muy normal ver cómo los entes de control tanto de las empresas como del Estado pasan por alto todas estas irregularidades. Lo anormal se volvió normal. Solo cuando el cáncer de la corrupción hace metástasis al interior de las empresas, porque el saqueo ya no da más o porque su ineficacia las lleva a una obligada desaparición, es que se preocupan por tratar de generar estabilidad y viabilidad financiera, y aparecen los supuestos salvadores a mostrar sus gestiones, cuando ya no hay nada que hacer.
A lo largo del tiempo, en la Electrificadora del Meta por varios medios de comunicación se realizaron denuncias por injerencias políticas de senadores locales y extraños a la región que tienen el control de la EMSA, mediante alianzas con políticos y contratistas de la región; además, tienen el control de la contratación en todos sus aspectos, existen pruebas contundentes de la concentración en la contratación durante la última década e irregularidades en el manejo de los medios, porque prevalece antes que el conocimiento el grupo político al cual se pertenece.
Hoy vemos cómo esos contratistas y políticos están en campaña lucrándose de lo que sacaron de la EMSA, tanto en dinero por contratos, como en votos por la cantidad de cargos que tienen; más de 60 empleos temporales contratados justo antes de entrada en vigencia de la ley de garantías, y por las promesas de una nueva restructuración que ya tienen aprobada por la junta directiva de la EMSA en la cual se generan más de 40 cargos; por lo tanto, tienen más votos.
Es por esa razón que ASPROFEMSA invita a sus compañeros y a los usuarios a votar en conciencia en las próximas elecciones, el pueblo no se beneficia con estos políticos y contratistas aliados para crear riqueza con la corrupción y poder mantenerse en el poder generando más pobreza en nuestro país.
Si no actuamos a tiempo, en un futuro muy corto, tendremos una Electrificadora del Meta privatizada, ya no tendremos una Electrificadora de los metenses como con orgullo decimos; con ese mismo orgullo, debemos trabajar para defender lo que es del pueblo: nuestras empresas y nuestro derecho a que el Estado, en todos sus niveles, preste atención oportuna a la vida, la salud, la educación y demás servicios públicos.
