Por el abuso del poder, nos acostumbramos a vivir en un mundo donde las chuzadas (la escucha ilegal de nuestras conversaciones telefónicas) son posibles y se han vuelto un chiste común. Conozco periodistas que cuando contestan algunas llamadas y escuchan ruidos en la comunicación, jocosamente mandan saludos a los supuestos vigilantes. Otros se lo toman a pecho y, durante las reuniones más delicadas, terminan apagando el equipo y guardándolo en la nevera.
Sin embargo, el tema del derecho a la intimidad no es una broma. Todos queremos poder correr la cortina de la ventana de la casa y cerrar la puerta de la habitación. Así sea solo para dormir y descansar. No por que se pretenda hacer algo a escondidas, sino porque entendemos que existe una esfera íntima y, en general, no queremos que nadie se entrometa, sin permiso, en ella.
Por eso asustan las noticias recientes sobre las herramientas tecnológicas que adquiere el aparato nacional de inteligencia. Ahora no solo tienen la capacidad de escuchar nuestras conversaciones, sino de interferir otras comunicaciones como correos y mensajes de texto y, sin permiso del usuario, meterse en las redes sociales y conocer con quién nos relacionamos. Incluso tener acceso remoto a los computadores y celulares. Estas últimas dos semanas hemos visto varias noticias al respecto y el panorama se torna cada vez más preocupante.
Por un lado, tenemos la filtración de la información privada de Hacking Team, los hackeadores hackeados. Al ser puestos en evidencia, no solo quedó expuesta la información de ellos sino la de sus clientes, entre ellos la Policía Nacional a través de otras empresas relacionadas con estos negocios, como Robotec y NICE. Por la filtración, confirmamos las compras que se hicieron en 2013 para dotar a la Plataforma Única de Monitoreo y Análisis, PUMA. También se encontró información sobre la nueva negociación que se estaba haciendo este año para actualizar esa misma plataforma. La negociación tenía como plazo el 30 de junio y, en el último correo filtrado, se decía que se iba a recibir el acuerdo firmado el domingo 5 de julio, justo el día en que se regó la noticia de la filtración. De forma que, no sabemos si al final se hizo o no el negocio que valía €850.000; ojalá no.
Lo que además sabemos por los documentos filtrados es cuál era la tecnología que se había adquirido, un software llamado Galileo. Este es un software espía que junto con la empresa que lo distribuía ha estado por años en la mira de organizaciones como Reporteros sin fronteras, Citizen Lab y Privacy International, defensores de derechos humanos, investigadores del sector de tecnología y opositores del uso de la vigilancia masiva. El software se instalaba sigilosamente en los computadores y celulares para adueñarse de ellos. Prender las cámaras o micrófonos sin que los usuarios se dieran cuenta, revisar los contenidos, contactos y demás información almacenada en los dispositivos; enviar información seleccionada, incluso se ha hablado de la posibilidad de implantar pruebas, específicamente, evidencias relacionadas con pornografía infantil en los equipos comprometidos.
Por otro lado, tenemos una noticia de El Tiempo donde se informa de lo útil que fueron dos celulares recuperados en un atentado fallido del año pasado para establecer la red de contactos de una supuesta célula urbana del ELN. Las 15 personas capturadas han sido señaladas de tener nexos y haber participado en varios atentados registrados en Bogotá en los últimos meses. Los implicados en el proceso han estado bajo la lupa de medios y en su defensa se ha señalado que, en el fondo, se está estigmatizando a líderes de movimientos sociales y defensores de derechos humanos. Lo curioso es que en la noticia nombran otra tecnología en poder de la Fiscalía que permitió analizar la información de los teléfonos incautados. Esta tecnología, es llamada Análisis Link en la nota. Es posible que corresponda realmente con el UFED link analysis, un equipo que permite acceder a la información de los teléfonos (contactos, historiales de llamadas, contenidos de mensajes de texto) y a todas las cuentas vinculadas con el equipo si se trata de un teléfono inteligente (almacena los usuarios y contraseñas de las cuentas de correo y de redes sociales vinculadas al teléfono: Twitter, Facebook, Google+, Gmail, etc). Analiza esa información recopilada y establece de forma automatizada, la red de contactos de la persona que maneja el equipo en cuestión. Esta es una herramienta que ha sido promocionada en ferias de seguridad en el país.
Estas dos herramientas, Galileo y UFED link analysis, son una muestra de las tecnologías que las agencias de investigación e inteligencia del Estado están adquiriendo para sus procesos. Es muy importante señalar en este punto que es deber del Estado realizar operaciones de inteligencia para garantizar la seguridad nacional y llevar a cabo investigaciones para capturar criminales. Pero, teniendo en cuenta lo invasivas que son a la intimidad de las personas, es necesario quizás replantearse su legalidad, pero en el caso en que se autorice su utilización se deben manejar bajo controles estrictos y con garantías para que se usen siguiendo un debido proceso, siguiendo las órdenes de un juez que garantice que se va a violar la intimidad de una persona solo en los casos justificados, y siempre de una forma necesaria y proporcional. Sin abusos. Que su compra sea justificada y que no proliferen sin control.
La W Radio le preguntó al presidente Santos sobre el tema de Hacking Team. Primero, sobre si sabía de las compras de sistemas de interceptación a la empresa italiana, a lo que contestó que no sabía pero que luego se había enterado que se había comprado el sistema y se venía utilizando de acuerdo a la ley y a las capacidades y facultades que tiene la Policía. Luego se le preguntó si podía garantizar que esa tecnología fue usada siempre bajo mandato judicial. Su respuesta fue tajante: “Yo lo único que le puedo garantizar a usted es la muerte y los impuestos, y si acaso los ciclos económicos”.
Esas preguntas y respuestas ponen en evidencia dos problemas graves: 1. Asumir erróneamente que estas tecnologías son para interceptación, cuando en realidad son chuzadas con esteroides que no solo interceptan comunicaciones sino que hacen una intromisión profunda e intrusiva en la vida privada de las personas. 2. La ausencia de controles reales y efectivos para la adquisición, distribución y uso de este tipo de herramientas en el país, pues ni siquiera el presidente sabe al respecto ni pone las manos al fuego por lo que haga la Policía con nuestra intimidad.
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