Dice que su carrera empezó a los 10 años, inicialmente promoviendo grupos de música folclórica, algo muy tradicional en Nariño; toca el requinto y la guitarra y en la actualidad orienta su trabajo hacia la música de cuerdas. En Bogotá conformó el trío Chambú con el cual grabó su primera producción en 1988.
Nacido en Yacuanquer, Nariño, Chucho Portillo es un músico de una carrera gratificante en experiencias y de amplia trayectoria, grabó con el Trío Martino, Señor Trio y el ya mencionado Trio Chambú. Además, colaboró con el acompañamiento musical de destacados artistas del Ecuador como Olimpo Cárdenas, Lucho Bowen y Segundo Rosero.
En 1990 inicia su etapa con el trío Martino que duró aproximadamente treinta años, a finales de este año llegó a Nariño para participar en el Festival Internacional Ipiales Cuna de Grandes Tríos, un evento muy afamado en el sur del país y que, según Portillo, “su prestigio ha sobrepasado las fronteras de la patria, en Ecuador y otros lugares es bastante reconocido por la gente”.
El Festival Internacional Ipiales Cuna de Grandes Tríos es hoy un lugar de encuentro de importantes exponentes de la música y un semillero que motiva a jóvenes y niños a iniciarse en esta bella expresión artística, cuya organización anual la realiza la alcaldía local.
En relación con los artistas que acompañó, Portillo dice que a Olimpo Cárdenas lo conoció en Bogotá y que con él trabajó cinco años como guitarrista, “la música en el Ecuador es muy sentimental, las voces son especiales, casi de un mismo estilo Julio Jaramillo, Lucho Bowen y Olimpo Cárdenas, por ejemplo”.
“Además, tuve la suerte de que también me eligiera Lucho Bowen y Segundo Rosero, éste por recomendación de Bowen. La entrevista tuvo lugar en Ibarra, Ecuador, en la casa de Rosero, me contrató y lo he acompañado en varios de sus éxitos”, agrega. Dice que con el ecuatoriano Rosero han recorrido casi toda Colombia llevando pasillos y música sentimental a una variedad de público.
Chucho Portillo, hoy en día, es un artista que personifica a toda una pléyade de nariñenses que se dedican a interpretar el requinto y la guitarra con gran factura y acompañando a los principales tríos y músicos del país.
La magia de sus dedos que recorren las cuerdas con auténtica maestría es un testimonio del talento que caracteriza a los nariñenses que, tanto en los ritmos andinos como en la música de tríos, encuentran sus géneros musicales predilectos, en los cuales expresan toda su creatividad y sentimiento.