El mundo, principalmente los Estados Unidos, está consternado por el más reciente tiroteo que aconteció en el instituto Marjory Stoneman Douglas en Florida, cuando un joven de 19 años que responde al nombre de Nicolas Cruz la emprendió contra sus compañeros. Diecisiete resultaron muertos.
En Colombia estamos en época electoral, muy candente por cierto, cuando el político de turno balbucea cualquier propuesta si bien factible, no la cumple, si bien disparatada, muchos la siguen.
Estas dos noticias convergen cuando un candidato del Centro Democrático a la Cámara de Representantes, Cristian Garcés, en su ánimo de intentar reducir la criminalidad en el Valle del Cauca y subsecuentemente en el resto del país, de ser elegido, propone desde su cuenta de Twitter abiertamente reforzar la seguridad de la ciudadanía en 5 sentidos.
Entre estas cinco propuestas llama la atención la tercera, la cual promete facilitar la autoprotección civil, no tanto con el blindaje y polarización de los vehículos sino con el porte de armas.
Según un reporte de la Gobernación del Valle, en cabeza de Dilian Francisca Toro, el general William Salamanca de la Policía, el coronel Wilson Gonzalez, comandante de la Policía del Valle y el alcalde de Tuluá, Gustavo Velez, hasta el 14 de febrero de este año, los homicidios se han reducido un 30% en la región en un lapso de 45 días.
En cifras publicadas por la página de la Gobernación los siguientes son indicadores de la disminución de los homicidios en 6 municipios:
Calima - 50%
San Pedro - 33%
Tulua - 90%,
Trujillo - 100%
Restrepo - 100%
Yotoco - 100%.
Así mismo, con cero homicidios: Andalucía, Bugalagrande y Ginebra.
Ahora, teniendo en cuenta que efectivamente el aspirante Garcés tiene toda la razón cuando habla de las cifras que enarbolan al Valle con el titulo de ser la región más violenta de Colombia en el 2017 con 2262 de los cuales 1190 solamente se dieron en Cali, tendría que revisar dos veces o hasta más de tres su propuesta en consecuencia de que precisamente la circulación de armas es lo que produce el homicidio y más si los números a los que se refiere aluden a la ciudadanía. En esencia, lo que dice es que el incendio hay que apagarlo con gasolina, que por ser líquido inherentemente apaga la candela.
De ser una movida política es muy contraproducente en sí misma y sobretodo de su partido el Centro Democrático, que si bien no está de acuerdo con negociar con el Eln, también debe saber que iniciado el posconflicto luego de la desmovilización de las FARC sería una contravía.
Además del hecho que el delincuente común, siendo reconocido como ciudadano por el Estado, también estaría ampliamente facultado de poder acceder fácilmente a armas y otros recursos que si bien de protección, también son elementos para poder delinquir. Como en teoría lo reconoce la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos y como en la práctica se ha venido materializando en los últimos años haciendo más mal que bien.