No se hallaba. Christian Byfield, un ingeniero industrial graduado de la Universidad de Los Andes, que llevaba cuatro años soportando el trajín de trabajar todos los días de 8 a 8 en una banca de inversión y haciendo consultoría, no se hallaba. Quería dejarlo todo: la corbata, los zapatos embolados, las llamadas a sus clientes, el pelo corto, esa vida cuadriculada a la que no le encontraba sentido. Y fue en 2012 que un viaje a San Agustín, Huila le abriría los ojos.
--Come on, men, you should get rid of everything and travel around the world.
Christian había conocido a un gringo que le sugería dejarlo todo para conocer el mundo. Su mirada dispersa lo decía: no más plata engavetada, no más computador al frente por 12 horas, no más mensajes de negocios por WhatsApp. Y fue así como, un año más tarde, el 22 de diciembre de 2013, Byfield empacaba lo poco que tenía en su mochila de 14 kilos y compraba un tiquete hacia Etiopía – solo ida—para darle la vuelta al mundo.
La idea era sencilla pero ambiciosa: con 38 mil dólares en su cuenta, atravesaría el Pacífico para fotografiar el Volcán Erta Ale en Etiopía, nadar cerca de los tiburones ballena de Yibuti, explorar la espesura de las selvas de Bwindi y vislumbrar los Gorilas de espalda plateada, bajar por las montañas de calcio de Pamukkale, bordear el Parque Nacional Bangalore en la India para ver el blanco y negro que baña la piel de los tigres de bengala, y recorrer el Parque Karijini en Australia antes de encontrarse con su hermana y sus padres para celebrar el año nuevo de 2014.
Allí debía terminar todo y volver a Bogotá para retomar su vida. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Pero ni la insistencia de sus padres para “volver a la realidad” y al ver que apenas había gastado la mitad de su presupuesto conociendo Etiopía, Uganda, Tanzania, Egipto, Irán, Turquía, India, Australia, entre otros países, Christian decidió continuar.
Al año de viaje, Christian Byfield tenía 2 mil seguidores en Instagram, 18mil menos que Lolos. Sin embargo, las fotos que subía a esta red se convertían no solo el primer pino para darse a conocer como un bogotano que le daba la vuelta al mundo, sino sus aliadas para alcanzar un tope de 49 mil fans --de los cuales el 15% son colombianos y el 85% del mundo, por eso debe reportarse principalmente en inglés—en 754 días. Byfield se transformaría en el nómada de Bogotá con más seguidores y justo allí, cuando el dinero se empezaba a acabar, marcas como Avianca lo comenzarían a buscar.
Su primera publicación en la revista de Avianca significaba más que crear un modelo financiero desde los escritorios de Manhattan, en Nueva York. Encorvarle la comisura de los labios a los habitantes del mundo a través de una foto, era más gratificante que calentar silla 20 días al mes en las oficinas del parque de la 93. Su trabajo estaba en la selva, en el mar, en las montañas, con la gente, y así, posteando fotos y escribiendo relatos, GoPro, ProColombia y NatGeo le tocaban las puertas para que impulsara sus productos a través de sus redes sociales.
Pero la historia del Christian mochilero comenzó en el 2006. Luego de graduarse como bachiller del colegio Anglo Colombiano de Bogotá, compró un pasaje hasta Leticia para conocer la espesura del Amazonas y emprender río abajo – hacia el Pacífico-- un recorrido que lo llevaría hasta Bolivia. Atrás quedaban las selvas de Caballococha e Iquitos, las ruinas de Machu Picchu, las líneas de Nazca, el desierto de la Huacachina, el lago Titicaca y con él las fotografías y crónicas de viaje que compartía en su Facebook para reportarse a su familia. Y aunque ignoraba que ganaba más seguidores cuando subía una selfie en las montañas de Huayna Picchu, o flotando en el Salar de Uyuni, Christian Byfield se daría cuenta que lo suyo era andar por el mundo con una mochila abrazando su espalda.
Con tan solo 28 años, Christian Byfield conoce 59 países alrededor del mundo. La lista es corta y el tiempo también. Por eso, actualmente, en su vuelta a Bogotá, está presentando la exposición ‘Una Colección de Sonrisas por el Mundo, en el Hotel Sofitel Victoria Regia de Bogotá – va hasta el 31 de octubre—con más de 20 fotografías que alcanzó a capturar alrededor del planeta en dos años y un mes. La idea es conseguir fondos para seguir viajando, seguir siendo la imagen de varias marcas viajeras y descubrir, por ahora, 8 lugares en Colombia y el mundo que sus ojos aventureros no han podido conocer: Islandia, Malí, Antártida, el Parque Cueva de los Guácharos, el Parque Nacional Chiribiquete, el Santuario de las Lajas, Pasto y el resto de Bogotá.