El coloquial término Chocorazo, de común uso en la región caribe de Colombia, equivalente al ‘pucherazo’ español, sinónimas de ‘fraude electoral’, estrenada en Colombia tras el escamoteo materializado en la elección presidencial de febrero de 1904, en las que dos candidatos conservadores: Rafael Reyes (bogotano) y Joaquín Fernando Vélez (cartagenero), generales ambos de la guerra civil, se disputaron el cargo. Elección que de manera indirecta la efectuaban los colegios electorales regionales, en subsidio del voto directo de los ciudadanos, cuyos soportes se trasladaban a Bogotá para el escrutinio final.
Ocurrió el que en Riohacha los colegiados firmaron las actas sin especificar el nombre del candidato votado. Para el traslado a la capital fue comisionado el general Juan Manuel Iguarán -Juanito-. En Barranquilla fue abordado por sus colegas militares, los que lo indujeron para que descartara a su paisano Vélez y llenara los espacios en blanco con el nombre de Rafael Reyes.
Hecho histórico conocido como ‘El registro de Padilla’ que el populacho mudó a ‘El chocorazo de Padilla’. Versión que difiere de la consignada por el sacerdote-historiador, Pedro María Revollo: “El primer gran chocorazo fue el de Barranquilla en 1885, en que se hicieron aparecer los votos de Sabanilla en número de veinte mil, cuando aquel pueblo apenas contaba con quinientos habitantes. Votos que favorecieron a Murillo Toro”. “Igualmente célebre fue el chocorazo de San Zenón -departamento del Magdalena-, donde aparecieron de la nada tres mil votos, no habiendo más de mil electores”.
Chocorazo que se avizora ocurrirá el próximo 28 de julio en la otrora rica Venezuela, hora del ¡BASTA! del ‘Bravo pueblo’, oportunidad ‘única’ para poner término a la estremecedora, profunda crisis socioeconómica, política, estructural que la aqueja; rescate la separación de poderes, la legalidad, la seguridad jurídica, física, elemento básico, fundamental para la protección de las personas y los bienes, pilar esencial de la prevención y mitigación de las amenazas que penden sobre los apreciables venezolanos.
A la sazón para la retoma de la democracia, el anhelado regreso de la diáspora de los más de siete millones de desarraigados compatriotas que, descorazonados, desesperanzados abandonaron la patria con una mano delante y otra atrás, en busca de nuevas oportunidades; famélicas, errantes, imparables masas que sin norte deambulan indocumentados por el mundo en la más absoluta pobreza; tras una conmiserativa mano amiga, de un compasivo gesto humanitario, misericordioso gubernamental que les permita reconstruir sus vidas, su modus vivendi.
Paisanos que dejaron atrás a sus padres, familias, deshecha la unidad ídem, las raíces afectivas, abandonaron sus pertenencias, que pueblan, malviven en los cinturones de miseria de las grandes urbes, quienes en su afán por supervivir, la desesperación los lanza a la delincuencia, la prostitución, engrosando de paso la problemática social -salud, educación, vivienda, trabajo-, de los países receptores, carencias desencadenantes de la temida, desbordada, insoluble delincuencia extorsiva, inseguridad.
Irredenta tragedia humanitaria endosada al mundo por el estrafalario, impresentable, inescrupuloso, proterrorista, golpista que me ocupa; piraña cuya insignificancia, inconducta -plagada de corruptelas-, ignorancia, soberbia, lo hacen creer invencible, apoyado por el avinagrado, delincuencial, demencial chavismo que desde 1998 ejerce el control institucional del país.
Malandro que para más inri pretende con cierto tufillo triunfalista, mediante el remedo de elección, reelegirse sin que le tiemble un solo músculo de la cara, a través del citado chocorazo, patrocinado por el nefasto, pestilente, torcido Socialismo Siglo XXI, apéndice -que lo es- de los marxistoides: Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla. Simulacro de democracia que pondrá en evidencia la incapacidad venezolana de renacer como el Ave Fénix, avanzar hacia un nuevo horizonte mientras continúe ‘Maburro’ en el poder.
El mundo ambiciona que los astros se alineen en favor del exdiplomático Edmundo González (74 años), candidato que reencarna a la popular, perseguida lideresa, María Corina Machado (56 años), sustituto surgido después que el acorralado, canalla, malvado en cuestión Impidiera que lo arrasara en las urnas.
Existen fundadas dudas -casi unánimes- que el presumido sátrapa vaya a aceptar, de no serle favorable el resultado, máxime, cuando el mequetrefe en comento es consciente que, más temprano que tarde, será juzgado por un tribunal internacional por sus flagrantes tropelías y crímenes de lesa humanidad.
Desconfianza registrada por las encuestas que certifican que dos tercios de venezolanos repudian al chavismo; están seguros que no habrá una elección limpia, creíble, libre, justa debido al precitado control, dominio que practica sobre el poder electoral, legislativo, judicial, agregados el ejército, guardia nacional, presupuesto, los fletados medios de comunicación y las hamponescas hordas asesinas y/o ‘colectivos bolivarianos’.
Sumada la intimidante falta de garantías que hoy tiene presos a diez cabezas de la oposición, cinco más con órdenes de arresto, resguardados en la embajada argentina. La mayoría migrantes no podrán votar, a no permitírseles registrarse, por los costos, requisitos, trabas impuestas por la desafiante dictadura, cuya abyecta, alienante, sofística demagogia, populismo, convirtió la envidiada, pujante nación -hoy arruinada- en paria internacional.
Patria desgarradoramente devastada, moral, políticamente, por la perversa, ridícula, violenta ‘revolución’ chavista apoyada por cómplices mediáticos que esclavizó, estafó, destruyó -palpablemente- la vida de millones de jóvenes; rebajó el país a una alucinante, primitiva, salvaje tribu, hundida en los sótanos de la informalidad, de la bestial delincuencia, país hipotecado, sometido a los dictados de China, Rusia, Irán.