Mientras Otoniel veía desde su guarida en el Nudo de Paramillo como uno a uno sus lugartenientes iban cayendo, Jobanis de Jesús Gallego, mejor conocido como Chiquito Malo, iba ascendiendo. Cuando entró a la organización hace diez años, Otoniel veía con desconfianza sus excesos. La rumba era imparable y el consumo de sustancias como la cocaína se hacía día y noche. Pero no tuvo de otra. A regañadientes Chiquito Malo fue ascendiendo cuando desde el 2017 hombres tan importantes para la estructura criminal como Inglaterra, Gavilán o Marihuano, fueron cayendo.
Nacido en San Pedro de Urabá, sus debilidades eran compensadas por la habilidad que tenía para sacar en limpio y mantener las rutas de coca con los carteles mexicanos. Si existe un hombre que convirtió al Clan del Golfo en una organización perfectamente engrasada capaz de mover cerca de 900 millones de dólares en concepto de narcotráfico, fue Chiquito Malo. Fue el jefe de Urabá-Turbo y, además de las rutas de la coca, tenía la responsabilidad de proteger a Otoniel manteniendo su esquema de seguridad. Desde el 23 de agosto del 2015 tiene vigente una solicitud de extradición por parte de los Estados Unidos. Sin embargo, el peor de los crímenes que pesa sobre él no es ninguno de estos.
Sus parejas nunca han pasado de 15 años. Como su jefe, Otoniel, estaba obsesionado con las jovencitas. Para ellos toda mujer que pasara de los 18 era considerada “vieja”. Con la caída del capo máximo se puso en evidencia una red de trata de menores que tenía como fin acostarse con ellas. Chiquito Malo se enamoró de una joven campesina de Urabá, no pasaba de los 15, fue su pareja por cerca de dos años y, por celos, decidió matarla y desaparecer. Por este crimen el hombre está siendo investigado por las autoridades.
Chiquito no sólo era el hombre de las rutas sino que también sabía del cultivo de coca. Era también el encargado de dirigir y asesorar los cultivos junto al círculo íntimo de Otoniel en el que se incluían varios de sus familiares. Gallego conocía a Otoniel desde la época en la que ambos estaban en las Autodefensas Unidas de Colombia. En el 2002 se desmovilizó del grupo al que pertenecía, el Bloque Bananero, en donde era conocido por su voracidad a la hora de matar.
La caída de Otoniel en donde fue sorprendido en un cambuche cerca a Necoclí, el municipio de Urabá donde nació, fue culpa de lo laxo que se había vuelto la vigilancia de Chiquito Malo. ¿Hubo traición? ¿El chivatazo al capo provino desde la misma organización? Las preguntas están en el aire. Ahora todos los esfuerzos del estado se centran en reducir a Chiquito Malo, el enemigo público más buscado de Colombia.