El próximo 8 de enero entrará en vigor la medida que flexibiliza la entrada a China, eliminando la famosa cuarentena en hoteles centralizados que era obligatoria para todos los pasajeros entrantes en el país. También se levantan las medidas de control para las mercancías importadas. Se reactivan después de tanto tiempo los viajes de negocios, los intercambios de estudiantes y las visitas familiares de residentes extranjeros.

El Consejo de Estado justificó ayer lunes la medida por la rebaja del nivel de la covid-19 de enfermedad infecciosa de clase A, el máximo nivel, a enfermedad de clase B. Ahora, el término oficial que China utilizará será de "infección por el nuevo coronavirus". Esta rebaja trae el fin de la comunicación oficial de nuevos casos diarios, anuncio que se mantenía desde los primeros días de la pandemia, aunque ciertamente ya ofrecía datos opacos y muy alejados de la realidad.

El anuncio de la medida, que mantiene solo el requisito de facilitar un resultado negativo de test de covd-19 48 horas antes de la salida, ha provocado una avalancha de compra de billetes de avión.  La fecha prevista del 8 de enero coincide con el comienzo de las vacaciones de un mes con motivo de la Fiesta de la Primavera o el Año Nuevo chino, evento que moviliza a millones de chinos.

La esperada noticia ha asombrado a muchas personas que esperaban que las restricciones se alargaran hasta después del Año Nuevo Chino, que este año se celebra el 22 de enero de 2023.

El tráfico aéreo internacional se había reducido durante estos últimos tres años a cerca del 5% respecto al tráfico anterior al comienzo de la pandemia. La reducción de vuelos y los estrictos requisitos han mantenido los precios de los billetes de avión en precios desorbitados. Ahora, con la apertura de nuevas rutas aéreas, anunciadas desde el pasado 7 de diciembre, está rebajando los precios significativamente.

La apertura de China llega en medio del incesante aumento de contagios por la covid-19, provocando una gran presión sobre el sistema sanitario, con hospitales saturados, apertura de clínicas de fiebre en centros de convención o antiguos centros de testeo, así como profesionales médicos doblando turnos.

Tras los anuncios de la relajación de restricciones y con el incremento de infectados en China, ahora son otros países los que comienzan a exigir pruebas de Covid-19 para permitir la entrada de ciudadanos chinos, por ejemplo Japón o Italia.

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