La bandera de la China Popular siguió ondeando en Kabul durante el caos de la retirada occidental. Tras la marcha de los estadounidenses, China tiene la intención de mantener su embajada en Afganistán e incluso aumentar su ayuda, aseguró Wu Jianghuo, viceministro de Asuntos Exteriores.
Todavía no se trata de un reconocimiento oficial del Emirato Islámico de Afganistán, pero es una señal de confianza renovada en el movimiento talibán, que desde principios de verano declara su pasión por las "Nuevas Rutas de la Seda" chinas de todas las maneras posibles. Así ocurrió a finales de julio, cuando una delegación talibán viajó a Tianjin, en el este de China.
Esto se repitió el jueves en las columnas del periódico italiano La Reppublica: "China es nuestro socio más importante y representa una oportunidad fundamental y extraordinaria para nosotros, porque está dispuesta a invertir y reconstruir nuestro país", aseguró Zabihullah Mujahid, portavoz del movimiento talibán.
Afganistán necesita un aliado económico
Lo mismo ocurrió durante una conversación telefónica mantenida el jueves por la noche con Abdul Salam Hanafi, jefe adjunto del buró político talibán. Básicamente, no hay nada nuevo en este acuerdo de "toma y daca" celebrado hace varias semanas entre los talibanes y Pekín.
Las arcas de los nuevos amos de Kabul están vacías, la economía afgana está agotada y China ha prometido reforzar su ayuda, incluso mediante una extensión afgana del corredor económico China-Pakistán. En términos de financiación, Kabul no tiene realmente muchas opciones y pocos países a los que recurrir en este momento. Sabiendo que con el PIB de Italia, Rusia es ante todo un socio político.
En el lado chino, sin embargo, esperan garantías de seguridad: "Nunca permitiremos que ninguna fuerza utilice el suelo afgano para amenazar a China", repitió el buró político de los talibanes, según comentarios recogidos por los medios estatales chinos.
China teme que Afganistán se convierta en un santuario para los separatistas de la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, o para los rebeldes de Baluchistán que atacan regularmente los intereses chinos en Pakistán.
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