El próximo domingo los chilenos votarán por dos opciones que representan los candidatos en la carrera por la Casa de la Moneda. Unos sufragarán para conservar el viejo país; los otros votarán por impulsar un nuevo país.
El candidato Gabriel Boric es un congresista de 35 años, cuyo liderazgo surge en el movimiento estudiantil. Es el candidato de los partidos políticos de centroizquierda y de los movimientos del estallido social. Representa el nuevo país, y es el símbolo del cambio político, de las reformas estructurales aplazadas y de los programas económicos y sociales que demanda actualmente la sociedad chilena y en general América Latina.
No es un político del viejo socialismo estalinista y maoísta. Es un político conciliador, defensor del capitalismo de Estado y un férreo opositor de las políticas económicas neoliberales causantes del gran estallido social contra el gobierno de Sebastián Piñeras.
Su contrincante, José Antonio Kast, es un abogado de 55 años con nexos históricos con el nazismo y férreo defensor del legado de la dictadura de Augusto Pinochet. Es un auténtico representante del viejo país, y desde luego, del statu quo, bajo el ropaje de una política de seguridad y orden. En otras palabras, es un opositor de la protesta social.
Un político con características autoritarias similares a Donald Trump, Jair Bolsonaro, Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Álvaro Uribe, Recep Tayyip Erdoğan, Andrzej Duda y Alexander Lukashenko.
Las elecciones chilenas en términos prácticos se definirán el próximo domingo entre el miedo al cambio y el miedo del regreso al poder de la ultraderecha de Pinochet. En Colombia también elegiremos entre el viejo y el nuevo país. Entre el cambio y el continuismo.
@j15mosquera