El expresidente liberal, César Gaviria (1990-1994), y el exministro del interior y vivienda, Germán Vargas, fueron compañeros en el Partido Liberal y formaron parte de la camada de jóvenes líderes que acompañaron a Luís Carlos Galán, hasta que su relación se rompió, desde que Vargas Lleras abandonara la casa roja para entrar a formar parte del uribismo y hacer coalición desde el Congreso con el expresidente Uribe a través de su partido, Cambio Radical. Aunque Vargas Lleras no apoyó la segunda reelección de Álvaro Uribe y tomó distancia, nunca se reconcilió con el Partido Liberal ni con César Gaviria.
Mientras en la campaña reeleccionista contaban que con el nombramiento de Vargas Lleras como coequipero para la vicepresidencia, ayudara a generar un golpe de opinión y a dar un salto en las encuestas, eso nunca sucedió. Cuando se produjo su nombramiento, que no ha logrado el efecto esperado, el primero en pronunciarse fue el expresidente Gaviria, quien en ese entonces ya mostraba su recelo por el jefe de Cambio Radical, así lo expresó en una entrevista para El Tiempo: “El doctor Germán Vargas, como todo el mundo lo sabe, está dedicado a hacer sus listas y a inaugurar sus casas solito. Creo que eso lo está haciendo mejor que sus actuaciones en favor de la coalición que respalda al presidente. La Fundación Buen Gobierno, a mi juicio, está empezando su tarea con el pie izquierdo, restando más que sumando”.
Ahora, meses después, hacen nuevamente parte del mismo equipo aunque su relación siga estando signada por la tensión del pasado. Gaviria llegó a asumir la jefatura de debate que le correspondía a Vargas Lleras. Su entrada a la campaña venía siendo impulsada por los jefes de la Unidad Nacional, como su hijo y presidente de los liberales Simón Gaviria, el senador Armando Bendetti, Juan Fernando Cristo y otros escuderos de la coalición de Gobierno que siempre sintieron celos por el protagonismo de Vargas lleras. Ellos, al igual que el exmandatario, lo acusaron de buscar favorecer su partido y no la relación santista. Vargas Lleras tampoco se ha quedado callado; los ha acusado de perezosos y ha expresado que es el único que ha trabajado a fondo por la reelección, mientras ellos, parecieran estar de vacaciones.
En medio de la intensidad de los últimos días de la campaña y ante los furiosos ataques del expresidente Uribe, que les ha costado puntos en las encuestas, se tomó la decisión final de traer a Gaviria, en una reunión de crisis que fue convocada en el Hotel Tequendama a principios de la semana. Su tarea era una sola: asumir el frente de debate y responder uno a uno los ataques provenientes de las filas del Centro Democrático y de su jefe Álvaro Uribe. La idea era tener un debate de tú a tú entre expresidentes con gran fogueo político y empoderarse como el hombre fuerte de la reelección.
A pesar de que Vargas Lleras ha recorrido con juicio más de 100 municipios de Colombia, su trabajo tampoco se ha visto reflejado en las encuestas ni para el candidato ni para él mismo; en la última medición de la firma Gallup, su favorabilidad cayó al 37% mientras su imagen desfavorable, llegó al 36.2%. Una cifra que nuca había tenido en su vida política. Tampoco ha logrado lidiar con los ataques del expresidente Uribe, que ha aprovechado cada una de sus salidas en falso, como cuando trató de “gamín” a un asistente asistentes a una de sus reuniones de campaña, en un episodio que Uribe supo utilizar a su favor y le cobró políticamente. Ahora, Vargas Lleras tendrá que trabajar de la mano de Gaviria, o al menos, aguantar que maneje el timón de la reelección en la última semana que será la decisiva a la hora de ganarse los votos que les podrían dar el triunfo en las urnas y ganar el debate electoral, que se ha visto empañado por los violentos ataque entre las campañas de Óscar Iván Zuluaga y Juan Manuel Santos. Gaviria llega a hacer lo que no hizo Vargas Lleras; responderle duro a Uribe y desactivar su estrategia.
Gaviria y Vargas Ll.: una vieja rivalidad
Después de muchas pullas, a trabajar juntos