Es realmente lamentable para un político como César Gaviria que no solo alcanzó la máxima magistratura del Estado colombiano, sino que ha dedicado su vida a la política, que hoy se enfrente a la siguiente frase: '"Lo que hemos dicho es que aquí cabe un Gaviria, pero no dos y tres". Fajardo, Robledo, Cristo y Galán, se referían claramente al daño que le hace a la campaña presidencial de Alejandro Gaviria, el apoyo del expresidente y jefe del partido Liberal para que pueda entrar a la Coalición de la Esperanza. Este rechazo que sin duda está afectando las aspiraciones presidenciales del exministro de Salud, porque nadie llegará solo al final de esta campaña, es el hecho en el que coinciden todos los que por lo menos dicen querer una estrategia presidencial distinta.
Para desgracia de este país, en vez de tener un debate serio, constructivo, lleno de propuestas, de ideas o siquiera de elementos que permitan identificar las diferencias entre los 50 o 60 precandidatos, el hecho político se podría sintetizar de esta manera: César Gaviria dueño y señor del Partido Liberal, se ha convertido en el abrazo del oso. Y este es el tema que ocupa páginas enteras de los medios de comunicación y de las conversaciones políticas.
Un tema es que hará finalmente Alejandro Gaviria que no ha logrado convencer a nadie de que es un candidato independiente así esté recogiendo firmas en todo el país. El problema es que no ha podido ser claro ni romper con ese apoyo entre otros porque claramente cree que lo necesita. Esta pagando el precio de su inexperiencia en el terreno político en donde hay hechos que no se borran con palabras. Se dejó vincular al inicio con el presidente Gaviria y este en una sobradez inexplicable, lejos de ayudarlo a que muestre independencia, reafirma en cuanta entrevista concede, que él es su candidato.
Es inconcebible que el expresidente que no solo es muy inteligente, sino que es una persona que ha peleado en muchos frentes, que conoce supuestamente la política, no entienda que precisamente sí este es su candidato lo perjudica insistiendo en su apoyo. Varias explicaciones caben. Una la profunda sobradez que caracteriza a los que tienen o han tenido poder en Colombia. Que arrogancia por favor, hasta el punto de que sienten que están por encima de la opinión pública cuando esta se aparta de sus posturas.
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Como no quiere ver ese nuevo país harto de personajes como él, sigue creyendo que la política clientelista que compra votos y conciencias y no rechaza la corrupción, sigue siendo el camino para elegir presidente
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Pero la lectura más preocupante pero la más acertada probablemente es César Gaviria dejó hace rato de leer al país. Nunca reconoció sus errores como insistir en candidatos que no tenían opción y rechazar otros para que no le hicieran sombra a su elegido. Cuantas costosas equivocaciones ha cometido hasta el punto de tener un partido mediocre, desacreditado, sin ideología y sin votos. En lo que sí tiene razón es que el único candidato decente que podría tener es Alejandro Gaviria. Pero no, como no entiende o no quiere ver ese nuevo país harto de personajes como él, sigue creyendo que esa política clientelista que compra votos y conciencias que no rechaza la corrupción, que no saca de sus redes a quienes avergüenzan a este partido y a la sociedad, sigue siendo el camino para elegir presidente de Colombia. Y Alejandro en su gran inexperiencia en este campo que debería ser su gran virtud, se está dejando enredar al no entender que se le está haciendo muy tarde para rechazar de frente esa forma inaceptable de llegar a la presidencia. Sí, necesita votos ¿pero quiere precisamente esos que vienen de lo peor de la vieja política?
Muy triste que un personaje como César Gaviria al final de su vida se llene de desprestigio cuando sin duda sería imposible negar que en su larga vida hizo aportes que algunos consideran de gran valor como la Apertura económica y que otros consideran uno de sus grandes errores. Este debate es normal, pero estas últimas actuaciones están echando por tierra méritos que antes se le reconocieron. Que a César Gaviria muchos lo veamos en esta campaña como el abrazo del oso, es el peor final en la vida de un político.
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