En mi regreso a la escritura de columnas de opinión, quisiera referirme a lo que ha sido la gestión del alcalde de Popayán, anticipando desde ahora que su actividad pública ha sido deficiente. Pésima en todo.
Así, Cesar Cristian —quien ya se encuentra en su último periodo como mandatario—, no será recordado por ser el alcalde del “cambio”, sino del desastre y la politiquería. Lo será porque, desde que lanzó su campaña de “vive el cambio”, se puede notar que prometió más de lo que podía cumplir y gobernó con tesis distintas a las que se refería en campaña.
Un alcalde o funcionario público no debe estar abierto a la crítica, pero al menos debe respetarla. Eso no se evidenció en el transcurrir de las marchas del paro nacional por la educación pública.
Podríamos decir que su participación en las protestas estudiantiles se dio, únicamente, en una actitud represiva con decisiones que promovían la violencia en las calles y en medio de las marchas. Así mismo, es vergonzosa su actuación cómplice junto al Personero de la ciudad que, en vez de defender a los ciudadanos (como es su labor), terminó incitando y apoyando la decisión del alcalde de enviar al Esmad. Lo nefasto de eso es que no se puede argumentar que esa decisión se tomó para restablecer el orden y proteger a la ciudadanía. De haber sido así, personas que ni siquiera se encontraban protestando no hubiesen resultado heridas y tampoco se hubiese tenido que evacuar a menores y civiles del sector histórico. ¡Una vergüenza!
Y, por si fuera poco, en su idea de recuperar el espacio público, pensó en el retiro forzoso y, en algunos casos, violento hacia los comerciantes y vendedores informales. Su política para promover el orden ha surtido el efecto contrario, no solo por ser socialmente rechazada, sino por ser técnicamente desconectada del sentir ciudadano.
Un mandatario de verdad no piensa en gestar un municipio de quinta categoría, sino que promueve políticas innovadoras y piensa la ciudad hacía el futuro. Esas características tan valiosas que devienen de pensar en planes realmente efectivos, no las reúne Cesar Cristian ni su administración.
La movilidad en Popayán ha estado marcada por decisiones inútiles y con poco estudio de las necesidades ciudadanas. Muestra de ello ha sido la implementación de los canalizadores amarillos (bolardos) que se han instalado en la ciudad y después los han retirado. Eso no es un manejo transparente y eficiente de los recursos públicos de la ciudad, como tampoco lo son los contratos que se firmaron para las Fiestas de Reyes. Yo me pregunto, así como otros ciudadanos, si hubo sobrecostos en lo contratado.
Y, aunque solo se tratara del simple fracaso de su gestión como alcalde, podríamos referirnos, únicamente, a una administración ineficiente e incompetente. No obstante, un mandatario que tiene tantos y tan altos cuestionamientos morales como el alcalde, lo único que debería hacer sería responder ante la justicia y, como mínimo, asistir a las audiencias. Esta administración termina mal y será recordada por ineficaz e incompetente, por su falta de liderazgo y sus altos cuestionamientos éticos. Así, ante tanto horror: ¿Qué más nos espera con Cesar Cristian en la alcaldía?