Certificación ISO 14001: un enfoque insuficiente para dimensionar la sostenibilidad ambiental

Certificación ISO 14001: un enfoque insuficiente para dimensionar la sostenibilidad ambiental

¿Por qué la certificación ISO 14001, enfocada en la gestión ambiental de las empresas, no es suficiente para mejorar el desempeño ambiental?

Por: Dustin Tahisin Gómez Rodríguez
octubre 24, 2024
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Certificación ISO 14001: un enfoque insuficiente para dimensionar la sostenibilidad ambiental

La certificación ISO 14001, enfocada en la gestión ambiental de las empresas, ha sido ampliamente promovida como una herramienta efectiva para mejorar el desempeño ambiental y avanzar hacia un desarrollo más sostenible. Sin embargo, desde la perspectiva de la economía ecológica, esta norma presenta limitaciones y contradicciones inherentes que cuestionan su verdadero impacto en la sostenibilidad ambiental . Aunque busca alinear las operaciones empresariales con principios de gestión ambiental, la naturaleza de su desarrollo y aplicación tiende a favorecer una visión tecnocrática y limitada de la sostenibilidad, lo que impide aidentificar de manera integral los problemas complejos asociados a la destrucción de la naturaleza.

En primer lugar, la ISO 14001 se basa en un enfoque de gestión que prioriza la mejora continua en el desempeño ambiental a través de la implementación de procedimientos y controles internos. No obstante, este enfoque gerencial tiende a aislar las problemáticas ambientales del contexto más amplio de los sistemas ecológicos y económicos en los que están inmersas las empresas. La economía ecológica, que subraya la interdependencia entre los sistemas económicos y ecológicos, argumenta que los problemas ambientales no pueden ser gestionados únicamente mediante herramientas de control organizacional. En su lugar, se requiere una transformación profunda de los patrones de producción y consumo, que revalúe el crecimiento económico como un fin en sí mismo (Martínez-Alier, 2022). La ISO 14001, en contraste, opera dentro de una ideología que no cuestiona los supuestos del crecimiento económico perpetuo, sino que se limita a mejorar la eficiencia ambiental dentro de los parámetros establecidos por el mercado.

De la misma forma, la ISO 14001 no impone requisitos específicos en términos de resultados ambientales concretos, sino que se enfoca en la mejora de procesos. Esto implica que las empresas pueden obtener la certificación sin necesariamente reducir de manera significativa su impacto ambiental absoluto. En muchos casos, las mejoras logradas se circunscriben a reducciones marginales en indicadores como el consumo de recursos o las emisiones, sin identificar las causas estructurales del deterioro ambiental, como la explotación excesiva de recursos o la generación desmedida de residuos. Desde una perspectiva de economía ecológica, este enfoque es insuficiente, ya que no considera los límites biofísicos del planeta ni la necesidad de una redistribución equitativa de los recursos naturales. Tal como señala Daly (2019), la sostenibilidad real no puede basarse en meras mejoras de eficiencia dentro de un sistema que sigue impulsando la expansión material; requiere una transición hacia una economía de estado estacionario que respete los límites ecológicos.

Otro aspecto problemático de la ISO 14001 es su dependencia del mercado como principal impulsor de la adopción de prácticas ambientales. Las empresas generalmente buscan la certificación para mejorar su reputación, acceder a nuevos mercados o cumplir con requisitos regulatorios. Sin embargo, este enfoque mercantiliza la sostenibilidad, reduciéndola a un conjunto de beneficios tangibles a corto plazo, en lugar de considerarla como una obligación moral y ética para con los seres que vivimmos en el  planeta. La economía ecológica critica esta visión utilitaria de la naturaleza, argumentando que la biodiversidad y los ecosistemas tienen un valor intrínseco que no puede ser completamente capturado mediante instrumentos de mercado (Costanza et al., 1997). La ISO 14001, al enmarcar la sostenibilidad como un medio para obtener ventajas competitivas, refuerza esta lógica mercantil y, en última instancia, puede fomentar el llamado "greenwashing", donde las empresas adoptan prácticas superficiales sin realizar cambios sustantivos en su impacto ambiental.

Por otra parte, la certificación ISO 14001 no identifica de manera efectiva las externalidades ambientales negativas generadas por las empresas, como la contaminación o la degradación de los ecosistemas, que suelen trasladarse a las comunidades locales o a las generaciones futuras. La estrategia se centra en la gestión de los impactos inmediatos y visibles, mientras que las consecuencias a largo plazo y los impactos indirectos quedan fuera de su alcance. La economía ecológica enfatiza la importancia de internalizar las externalidades ambientales y sociales en los procesos productivos, lo que implicaría un rediseño radical de los sistemas económicos y productivos, mucho más allá de los ajustes incrementales que promueve la ISO 14001. Sin esta transformación, las prácticas empresariales seguirán siendo una fuente significativa de degradación ambiental y no podrán contribuir de manera efectiva a la transición hacia una sociedad sostenible.

Sin olvidar, que la ISO 14001, al ser una norma voluntaria, tiende a ser adoptada principalmente por grandes corporaciones que pueden permitirse el costo de la certificación. Esto deja fuera a una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas (PYMEs), que constituyen una parte significativa de la economía en muchos países, pero que a menudo carecen de los recursos para implementar sistemas de gestión ambiental formalizados. Desde una perspectiva de justicia ambiental, esta desigualdad en la adopción de normas sostenibles refuerza las brechas existentes en términos de acceso a recursos y tecnologías limpias, lo que limita el alcance real de la ISO 14001 como herramienta de cambio.

En consecuencia, si bien la ISO 14001 ha sido promovida como una herramienta clave para mejorar el desempeño ambiental de las empresas, sus limitaciones estructurales y su enfoque tecnocrático revelan incoherencias fundamentales con los principios de la sostenibilidad ambiental. La estrategia  no soluciona de manera integral los desafíos sistémicos del actual modelo económico ni las externalidades ambientales que este genera, y su implementación tiende a estar motivada por incentivos de mercado, lo que reduce la sostenibilidad a una cuestión de rentabilidad empresarial. Para que la gestión ambiental empresarial sea efectiva, es necesario trascender los marcos convencionales y adoptar un enfoque más radical y transformador que esté alineado con los principios de la economía ecológica.

Referencias
Costanza, R., d'Arge, R., De Groot, R., Farber, S., Grasso, M., Hannon, B., ... & Van Den Belt, M. (1997). The value of the world's ecosystem services and natural capital. Nature, 387(6630), 253-260.
Daly, H. E. (2019). Beyond growth: The economics of sustainable development. Beacon Press.
Martínez-Alier, J. (2022). The environmentalism of the poor: A study of ecological conflicts and valuation. Edward Elgar Publishing.

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