Definitivamente Gustavo Petro y Nicolás Maduro son cortados con la misma tijera. No sé si con la misma tijera ideológica, porque no sé si a eso que hacen pueda llamársele ideología. A veces me inclino más a pensar que lo que adelantan son estrategias de gobernanzas ilegales, mucho más que de gobiernos ideológicos. Gobernanzas ilegales que están creciendo en América Latina como la mayor amenaza contra nuestras democracias.
Tanto el uno como el otro estrenaron el año con la ofensiva autoritaria por cuenta del mismo embuste del golpe de Estado.
El domingo 14 de enero, en Colombia, Gustavo Petro se vino encima con la filtración periodística de un informe de su nueva inteligencia de la policía de bolsillo con el que están montando la película de un supuesto golpe de Estado.
El miércoles 24 de enero, en Venezuela, Nicolás Maduro emprendió una nueva arremetida represiva contra líderes del movimiento que lidera María Corina Machado. Con el cuento idéntico del tal golpe de Estado, dictaron órdenes captura y capturaron a decenas de personas.
El miércoles 7 de febrero, en Venezuela, un piquete de colectivos milicianos del régimen atacaron una reunión de seguidores de María Corina Machado en el estado de Miranda, a unos cuantos kilómetros de Caracas. Los golpearon, hirieron a varios de ellos y agredieron y le rompieron los vidrios al carro de María Corina.
El jueves 8 de febrero, en Colombia, un piquete de colectivos milicianos, activistas del gobierno, atacaron y bloquearon el Palacio de Justicia. Ese día, sesionaba la Corte Suprema de Justicia con el tema de la elección para la Fiscalía General de la Nación, que Gustavo Petro quiere ocupar cuanto antes y a como dé lugar.
Todo lo hacen violando la Constitución con el fin de atornillarse en el poder
Todo esto, lo hacen violando la Constitución con el fin de atornillarse en el poder.
La diferencia entre las arremetidas gubernamentales contra los demócratas de Colombia y de Venezuela, consiste en que allá pudieron apresar a los opositores y aquí no, por la gran razón de que, allá, Nicolás Maduro controla las instituciones de justicia y, aquí, Gustavo Petro no las controla.
El año apenas comienza, la serie continúa y no nos quepa la menor duda de que vendrán nuevos capítulos.
A todas estas, ¿qué pasa con los miembros de la Comisión de Acusaciones de la Cámara que ven cómo el presidente viola la Constitución y ellos no cumplen con su deber?
En Colombia, aún, estamos a tiempo.
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