Creo no equivocarme si llego a sostener que la educación durante los últimos cincuenta años en Colombia ha estado relegada a ser un asunto menor y marginal y en donde los jóvenes de las clases media y alta acuden a buenos centros educativos privados y la gran masa de gente sin recursos o lucha por un cupo en las entidades públicas o simplemente trabaja desde la temprana edad.
Este hecho adquiere peor cara en los dieciocho años del presente siglo y en donde la clase política en casi toda su dimensión se ha dado cuenta que el servicio público es un magnífico negocio máxime cuando los órganos de control hacen parte del mismo entramado y en donde la lucha contra la pobreza no es ninguna lucha y mejorar el asunto educativo se limita a emotivos discursos.
Una cosa es no hacer mayor cosa en materia educativa
y otra denigrar de la misma educación
Pero una cosa es no hacer mayor cosa en materia educativa y otra denigrar de la misma educación y de las personas que de ella se encargan y alarma, por decir lo menos, aquellos gritos proferidos por el señor Uribe (presidente por ocho años) cuando afirma sin sonrojarse que lo único que tienen los profesores es la fuerza de la calumnia, que solo enseñan a gritar y a insultar y les retuercen el cerebro a los jóvenes.
Y más triste aún es no oír ni media sílaba al candidato uribista sobre las palabras del jefe.
Y hablando de…
Y hablando de acciones en contra de la violencia sexual llama la atención la designación que hace el gobierno español de una comisión que revisará (tras la muy triste sentencia del grupo de La manada) la tipificación penal en la materia.
¡¡¡Sorpresa !!!
Está compuesta por 20 hombres y ninguna mujer