Cerco miope y sin oposición unida, Maduro sigue
Opinión

Cerco miope y sin oposición unida, Maduro sigue

Maduro y su cúpula deben irse, pero todo pareciera indicar que las estrategias para tumbarlo están contribuyendo a que se quede por tiempo indefinido

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marzo 11, 2019
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La torpeza de la oposición y la miopía del llamado cerco diplomático le ceden espacio a Maduro. Y, para rematar, algunos líderes del cerco diplomático promueven mentirillas no tan piadosas.  Maduro gana tiempo.

El sufrimiento del pueblo venezolano va en alza y la salida de Maduro parece lejana. Lo último, los apagones del sistema eléctrico, que afectan la vida de los hogares, la prestación de los servicios en los hospitales, la vida productiva y, ni se diga, el acceso a internet. Sin realizar las inversiones requeridas para el mantenimiento, sin capacidad de retener en el país la mano de obra especializada en el tema, se trata de otro hito en la pésima administración de los recursos públicos.

Sea la dramática reducción en la producción petrolera, el desabastecimiento de bienes de primera necesidad, el manejo macroeconómico que ha conducido a la inflación mas devastadora en este siglo,  y la emigración de, al menos, tres millones de venezolanos, estamos frente a un modelo fallido. Los argumentos de Maduro achacando la culpa al sabotaje de parte de la oposición y el imperialismo son descorazonadores: no dejan espacio a ningún rumbo correctivo, a ninguna autocrítica. En adelante, el repertorio está claro: el imperialismo es el culpable.

Maduro y su cúpula deben irse. Sin embargo, todo pareciera apuntar a que las estrategias para tumbarlo están contribuyendo a que se quede por tiempo indefinido.

En primer lugar, no hay unidad acerca del llamado “cerco diplomático”, que parecía tan auspicioso los días anteriores al del chasco de la ayuda humanitaria, en febrero pasado. Por un lado, quienes pensaban que la caída de Maduro era inminente (“a la dictadura de Venezuela le quedan muy pocas horas”, dijo el presidente Duque hace 40 días), a la espera de deserciones  masivas en la fuerza pública y de protestas multitudinarias en el vecino país que, finalmente, no se produjeron. Por otro, la ausencia de acuerdo acerca de una intervención militar, negada por el grupo de Lima, aunque ventilada, repetidamente, por Guaidó y la Casa Blanca.

 

Elliot Abrams, el enviado especial del Trump para la Casa Blanca,
ya se bajó del cuento
de la salida inminente de Maduro.

 

Elliot Abrams, el enviado especial del Trump para la Casa Blanca, ya se bajó del cuento de la salida inminente de Maduro. “Hemos comprendido que esta lucha en Venezuela tendrá una duración que no podemos predecir” (politico.com, marzo 9/19).

Si es así, tendrán nuestro presidente y nuestra cancillería que hacerle algunos ajustes a la “estrategia del cerco diplomático”, aunque para ello hay que pensar en el largo plazo y en una transición pacífica. Y en contar con verdaderos negociadores que dejan a un lado las bravatas inútiles de micrófono.

La ayuda humanitaria es una necesidad y si se quiere apoyar al pueblo venezolano, la gestión debe ser adelantada por instituciones que garanticen, en la operación, ausencia de sesgos políticos.

A propósito de la ayuda humanitaria, el New York Times (10.03.19) destapa un hecho vergonzoso: se recordará que uno de los camiones que llevaba suministros (supuestamente material hospitalario) fue quemado en la frontera. Un video, editado y distribuido por el gobierno colombiano, que se convirtió en viral, denunciaba que las fuerzas de Maduro fueron las directamente responsables. Sin embargo, según el NYT, el gobierno colombiano omitió entregar 13 minutos de video que darían luz acerca de lo que aconteció antes de la quema del camión. La verdad, según el NYT, después de investigar: un manifestante de la oposición a Maduro fue el responsable del hecho al lanzar un coctel molotov. El oso es enorme: nuestra vice, Bolton, el asesor de Trump en seguridad, el senador Rubio, pisaron la cáscara acusando a Maduro.

Por otra parte, la oposición en Venezuela, como reflejo de la ausencia de unidad entre sus líderes, no cuenta con la masa crítica suficiente para estremecer al régimen. Solo para citar un caso significativo, al regreso de Guaidó la semana pasada a Venezuela, convocó este a manifestaciones para el sábado pasado, 9 de marzo. Ni un trino de parte de Henrique Capriles ni de María Corina Machado en respaldo a Guaidó y su convcatoria. Muy activa sí, Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, de quien se dice es el jefe de Guaidó. Con una oposición en esas, difïcil tumbar a Maduro…

Maduro debe irse, por supuesto. Para eso, la transición debe ser pacífica, resultado de complejas gestiones de negociadores que, aún, no aparecen y, necesariamente, de una oposición con alguna unidad. Al paso que vamos, se descapitalizarán Guaidó y el cerco diplomático que le vaticinaba horas al régimen. Y si Trump y su círculo van entendiendo que el cuento va para largo, es probable que nuestras autoridades, siempre obedientes, lo comprendan también.

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