Desde el inicio de la cuarentena por COVID-19 ha existido una pugna entre el gobierno nacional y el distrital. Esto ocurre cuando falta un año para iniciar la carrera presidencial y hay una administración de derecha en la nación y otro de izquierda en el distrito capital (algunos mencionan de centro, pero, en mi humilde opinión, eso no existe en Colombia). Sin embargo, es indispensable reconocer el liderazgo de cada uno de los gobernantes, gústenos o no.
En estos cien días han existido demasiadas salidas en falso de la actual alcaldesa: afirmaciones como que el Decreto 444 de 2020 expedido por el gobierno nacional le quitaba recursos a las entidades territoriales para dárselos a los bancos, que no se cobrarían servicios públicos domiciliarios a ningún estrato en la capital entre el 20 de marzo y el 20 de abril (es lo más caro que he pagado en esta pandemia, se han doblado), que había que apagar la economía y combatir el virus o que los inmigrantes venezolanos en Bogotá no son responsabilidad de ella sino de Migración Colombia no dejan de ser preocupantes y posiblemente populistas.
Lo anterior sin contar con lo que ocurrió este fin de semana cuando manifestó que 206 de los 305 ventiladores entregados por el gobierno nacional no se podían instalar por “fallas en el software”, porque “incumplían con los requisitos y por ende “no servían”. Por suerte, la Presidencia de la República respondió inmediata y contundente que “los equipos de alta precisión tienen que ser calibrados para operar a más de 2.600 metros”... y al otro día estaba solucionado el problema.
Esto no solo deja de ser preocupante sino que me genera una serie de preguntas: ¿quiénes son las personas que asesoran en salud a la alcaldesa?, ¿la burgomaestre escucha a sus asesores?, ¿seguirá con salidas en falso, en especial en el sector?
Ante la pandemia, nos encontramos en un terreno totalmente desconocido. Lo que estamos viviendo en los diferentes sectores, en especial el de la salud y el económico, nos obliga a todos a trabajar conjuntamente, despojándonos de nuestros egos e intereses particulares. Esta es la nueva realidad para el futuro.
¿Qué esperamos de nuestros dirigentes cuando ya se acerca el pico de la pandemia y estamos en un 85% de ocupación de camas en las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI)?