Centros poblados, centros digitales, Centro Democrático

Centros poblados, centros digitales, Centro Democrático

Podría haber una conexión (y no solamente lingüística) entre estos tres términos en el escándalo de la minTIC. ¿Hasta cuándo soportaremos tanto descaro?

Por: Carlos
septiembre 09, 2021
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Centros poblados, centros digitales, Centro Democrático
Foto: Instagram/@karenabudi

Hay dos cosas que me intrigan fabulosamente en este entorno de supuesta corrupción, como llaman los periódicos: el tenebroso asunto de embolatar nada menos que 70.243 millones de pesos, al tenor de un contrato “de más de 1 billón de pesos para conectar con internet las zonas más  apartadas del país”.

Una de ellas parece de fácil respuesta. Obsérvese que las palabras centros digitales empiezan con las mismas letras con que comienza centro democrático. La fácil respuesta que encuentro puede basarse en algo como esto: “Lo que debía convertirse en el programa bandera de la administración Duque, alentada por la propia ministra Abudinen, hoy está en el centro de la discusión pública”. Y aquí aparecen otra vez la C y la D.

Lo que supongo es que de alguna manera subliminal o, peor, preconcebida, se bautizó como centros digitales el proyecto para supuestamente dar la idea fastuosa de la capacidad de gestión del Centro Democrático o bordar la dimensión de su imaginario político administrativo encarnado en la presidencia de Duque. Eso podría entenderse, sería hábil, pero entonces, ¿por qué no pusieron la suficiente atención, aunque podría entenderse de otra manera maliciosa, ¿será que sí la pusieron? Si así fuere entonces Centros Poblados, sería más que un engendro empresarial. Sería una trama orquestada ¡y vaya que trama!

La otra de ellas es que un primer informe de la JEP (faltan más) arrojó la fatal y trágica insurgencia de 6.402 falsos positivos y en el valor del anticipo, por ahora birlado, aparecen tres números fatídicos de aquella cifra. No están en su orden: bailan trágicamente. Un sortilegio fatídico. Me da la impresión de que ese número de muertos está pesando como un fantasma persecutorio. Se pega de las cifras luctuosas para no dejar que se olviden los fallecidos. Como si los muertos quisieran resucitar pegados como lapa, rémora de los principales números del desastre. Desean invadir las páginas, embolatarse entre las letras.

Si todo eso fuera así entonces este gobierno es el depositario directo de un karma. Aquí sí que la palabra karma aproxima más que un significado: soporta el contenido físico de dos tragedias que aparecen concomitantes. Obsérvese cómo se curva el espacio tiempo. Es un embrujo relativístico y cuántico en donde desaparece, y se reanima también, el tiempo absoluto.

¿Se tiene merecido este gobierno ese karma? Bueno, no se puede decir que no lo ha alimentado luego de los sucesos de Cali, que recogió el Informe de la Comisión Internacional de Derechos Humanos. Allí quedó la huella imborrable.

Obsérvese cómo es de fácil ser cruel y ensañarse con un gobierno. Cómo las cosas pueden engarzarse tan graciosamente en un rosario literario de frases que no admitirían discusión y endulzan el parecer de millones de personas. Cómo puede resistirse una pluma de volar en medio de tantas congruencias semióticas.

Quizás podría haber un tercer asunto que no deja de obnubilarme. En las fotos donde aparece la ministra su imagen retrata la presencia de dos ojazos de Alhambra que, incluso, pudieran ser románticos; alcanzo a decir con alguna vieja canción que lucen ensoñadores. Para el caso, con esos ojos no podría decirse jamás que la ministra no tuviera con qué mirar. El asunto aborda una paradoja.

Me llama la atención porque en las series de animes lo que más resalta en tales representaciones son los ojos. Los algoritmos que simulan el movimiento no son capaces todavía de darnos movimientos simultáneos. Los animes son una forma de las películas de caricaturas donde se violan todas las leyes de la física: nadie es capaz de hablar solo con el movimiento de la boca manteniendo los ojos completamente rígidos. Y en estos asuntos de violación de la ley, nadie ve nada, súbitamente aparecen ángeles ciegos por doquier.

¿Habría una cuarta? Bueno, exploremos esta: “En diálogo con este diario el abogado de la Unión Temporal Centros Poblados, Jorge Pino Ricci, insistió en que la autenticidad de las garantías las debe aprobar un juez de la república y que mientras eso y los responsables de esa supuesta falsedad no estén aclarados, la ministra y sus funcionarios de deberían quitarles el contrato”

Qué es lo raro aquí. Es un cuento extraño. Observe que Centros Poblados es una unión temporal, ¿será que el Centro Democrático es una unión temporal? ¡Ojo! Esto redondearía la percepción de un karma. ¿Será que el karma que soporta el pueblo colombiano no irá más allá de esta administración que ya no puede con él?  ¿Será que 70.243 se puede leer como 6.402,3?  Y eso del coma tres daría cuenta, según narra el Informe de la JEP, de lo despedazados que quedaron los cuerpos. Existirían 0,3 muertos. Es como si no hubieran acabado de morir o existe un 0,7 que no se ha encontrado todavía. ¡Válgame Dios!

Por favor, créanme, esto no es literatura. ¡Qué cuentos de realismo mágico! Esto es más que realidad.

De la suma de 70.243 millones, “de ese desembolso, 58.000 millones fueron a parar a las cuentas a las cuentas de la empresa Nuovo Security LLC, domiciliada en Florida (Estados Unidos)” y más adelante dice “(…) la empresa fue creada y funciona bajo las leyes del estado de Delaware. Territorio considerado paraíso fiscal (…)”. La suma fue también despedazada. ¡Cipote enredijo!

De todo esto lo que más estruendosamente surge como impresionantemente pasmoso es lo siguiente. Tras los retrasos que evidenció la Contraloría, “se convocó a todas las partes del contrato a una audiencia de seguimiento para evaluar las demoras”. Dice después: “uno de los convocados fue el banco Itaú, pues su nombre estaba impreso en las garantías bancarias que la unión temporal presentó para quedarse con el negocio. Y cómo no pasmarse cuando “la entidad bancaria contestó al ministerio que no tenía nada que hacer en esa reunión porque no había emitido las garantías”. ¡Imagino el tamaño que tomaron los ojos de la ministra!

Sin embargo, también pueden imaginarse los ojos de rata de quienes estaban viendo que su estratagema les estallaba en los ojos. Pero, no. ¡Quieta, Margarita!

Esos tipos, que no estaban precisamente recogiendo café, ya habían puesto el dinero a buen recaudo, en un paraíso fiscal. Pensaban, con su abogado, que mientras algún juzgado diera largas hasta autorizar la caducidad administrativa ya ellos se habrían feriado la mayor cuantía.

Y dice la noticia:“ ¡En ese momento la ministra Abudinen frenó en seco el contrato”! Resalto que en esta cita los signos de admiración son míos.

Resalto también que la noticia de El Espectador no da cuenta del destino de los 70.243 – 58.000 = 12.243 millones restantes. ¿En qué otro paraíso que no sea fiscal podría estar tal cuantía? ¿Podría significar que ya ese resto es irrescatable?

La noticia da una pista sobre dónde puede estar ese restico. Menciona que “Centros Poblados es un conglomerado del entorno de Barranquilla”. Si la ministra es de ese mismo entorno, entonces puede enlazarse algo, pues: “en el preámbulo de las campañas políticas para Congreso y Presidencia, Abudinen ya se perfila como la ficha de la casa Char”.

Es indudable que se hila muy fino en todo esto.

Dados los ribetes literarios de este asunto. no dejo de recordar inmediatamente a la Pavorosa Casa de Usher, obra extraordinaria de aquel genio del terror: Edgar Allan Poe de la que hay una película cuyo story line te ofusca así: “Un hombre, después de entrar a la mansión de la familia de su prometida, descubre una salvaje maldición familiar y teme que su futuro cuñado haya enterrado prematuramente a su novia”.

Esto no deja de ser curioso pues los Char brillan por su ausencia. No aparecen por ninguna parte de la película. No conozco, puede que exista, ningún pronunciamiento Char sobre este asunto. De existir tal carencia, sería un silencio propio de las escenas pavorosas de la casa Usher. Nadie de esa casa ha salido al quite a defender a la ministra. Ahora bien, mucho antes de que Germán Vargas Lleras declinara su candidatura presidencial en la pasada campaña ya los Char habían abandonado el barco de Cambio Radical y pasándose a engrosar las filas de Duque. Si tienen ministra vaya a saberse si esta funge de tal por la casa Char o por Cambio Radical. O es ya del Centro Democrático.

“La Unión Temporal Centros Poblados ha insistido una y otra vez que esas garantías las consiguieron a través de Alfonso Molina García Mayorga, quien les aseguró que podía interceder por ellos ante el banco Itaú, pues no habían logrado conseguir pólizas en ninguna aseguradora”. ¡Qué vaina más rara! Quiero entender que Centros Poblados arrastraba el karma de intentar obtener pólizas de garantía para un contrato nada menos que de 1,07 billones de pesos. Y por ser del “entorno de Barranquilla” nadie se la medía al cuento.

A mí me pega el tufo que a esta parte del rollo le falta algún aroma no precisamente perfumado. Es posible que un cierto tráfico de influencias  de otros “entornos” le estuviera cerrando el paso al “entorno de Barranquilla”. Es obvio que si no encontraban quien les firmara las pólizas no podían contratar.

¿Será que Centros Poblados pudo haber admitido aliarse hasta con el diablo para obtener la firma de las pólizas? Alfonso Molina García Mayorga pudo haber urdido un falso positivo, cuánta ironía, con  las garantías. No puede olvidarse que el Centro Democrático se unió hasta con Gaviria y Vargas Lleras para obtener la presidencia.

La ciencia de lo que se puede y no se puede nos permite atrapar cómo los movimientos de la inteligencia contractual producen abortos contrafactuales. Aquí surge como conclusión de bulto que la contratación de Centros Poblados no pudo haberse juzgado jamás como lo hizo la ministra: “No importa tanto la competencia del contratista, sino el tamaño de su propuesta”

El tamaño sí importa, ministra, sí importa. Empezando por el deslumbrante tamaño de sus glaucos ojos. Pero ¿de qué vale el tamaño, si no hay competencia para administrarlo bien?

Notas: las citas son tomadas de “La historia de cómo el anticipó de un billonario contrato terminó en un paraíso fiscal”. El Espectador, domingo 15 de agosto, firmado por Redacción Investigación (sic). Lo del story line lo extraje de un anuncio de la película La Pavorosa Casa Usher.

Posdata: después de esta noticia hubo un debate de control político. Yo no lo vi.

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