Centroamericanos y del Caribe: Barranquilla la botó de home run

Centroamericanos y del Caribe: Barranquilla la botó de home run

"El asunto es de una profundidad y sofisticación tal que deja para que cada cual a solaz escoja qué es lo que más le ha gustado y asuma su predilección a placer"

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
julio 23, 2018
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Centroamericanos y del Caribe: Barranquilla la botó de home run
Foto: Twitter @Bquilla2018

Un batazo de cuatro esquinas con sendos hombres en base se bateó Barranquilla con su extraordinaria y fenomenal inauguración de gran slam de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, que celebra desde el 19 de julio hasta el 3 de agosto.

Cualquiera que sea lo que pase en estas justas, podría decirse por anticipado, solo será un simple corolario, quizás un mampuesto, de lo que ha hecho por sí sola la inauguración; dejando en la retina una habilidad explosiva sin igual que si llega al deporte, hoy o mañana, no habrá fuerza en la tierra capaz de ganarnos. ¡Y no me vengan con que es simple euforia y fiebre calenturienta! Puede demostrarse, aunque sería un procedimiento supremamente aburrido y doctoral, fuera de lugar, que la celebración auténtica ha dejado atrás, quizás sepultada para siempre.

El asunto es de una profundidad y sofisticación tal que deja para que cada cual a solaz escoja qué es lo que más le ha gustado y asuma su predilección a placer. Sueño con que se armarán verdaderas luchas intestinas hogareñas defendiendo uno esto y lo otro, estallando todo aquello después entre sonoras carcajadas y feliz connotación social. Todo ello sin necesidad de ingerir alcohol.

Ya había comentado en otra parte:

Bueno, ya vimos la soberbia inauguración en la noche del viernes y como veníamos de la inauguración del mundial nos quedó fácil. No hay punto de comparación: la inauguración de Barranquilla le puso el pie en el pescuezo a la rusa con leguas de distancia. Muy a pesar de mis afectos por la belleza de la barranquillera Shakira, que lució espectacular sin dudas, y lo bien conservada de su maternidad, el show de mi absoluta predilección, lo veré miles de veces, fue el que protagonizó Cuco Valoy, a dúo perdido con Checo Acosta. El coro sonaba sublime pues la coreografía lo adornaba a placer. El espectáculo era dúctil y la cámara no tropezaba con la fluidez. El dúo sin pretensiones de vestimenta sofisticada era perfecto y absolutamente caribe y sonaba bien en su componente lírica donde toda la semiótica hacía explosión y se convertía en lenguaje. Cuco Valoy a sus 81 años dejaba toda la piel y sus arreglos de última generación estaban allí, cantaba Cuco:

¿Y qué es lo que tiene?

El Carnaval de Curramba

Tanto enloquece a la hija

Como enloquece a la mama.

De ahí en adelante Cuco Valoy recorre cada acto carnavalero con una sabiduría tal que entresaca de entre la hojarasca cada una de las gemas subyacentes de la mina global, exponiéndolas con su feliz significado, dejando todo para las subsiguientes metáforas. El gesto músico vocal de Valoy es tan exótico y grandilocuente que me he quedado preguntándome: bueno ¿y entonces qué es el significa el merengue dominicano? Cuando el merengue de Valoy es recorrido por la cámara de las gentes bailando en la calle, se vuelve Tierra y Luna; Luz y Oscuridad; en una simbiosis absolutamente genética e, incluso, más que genética: tras los pasos que parecieran no ir más allá de pisar las notas y sembrarlas cual semilla en el pasto, se dibuja una trayectoria hacia lo genómico, que traspasa los nidos de incubación de la especie que hemos llegado a ser y remite a otras esencias trascendentes larvadas en la evolución común de todos los seres vivos. Por favor, tienen que creerme, hasta estas alturas ha llegado mi emoción.

Cuco Valor había empezado con un himno:

Al entrar febrero, una algarabía

Para que portemos, nuestras alegrías

Para que el pueblo baile, con la tierra mía

La esperanza tuya, es la esperanza mía…

Los versos son fabulosos. Un himno, y otro himno de la gente bailando en la grama como teselando las calles de Barranquilla.

A la expresión un tanto temblorosa en el timbre de Cuco, blandido de emoción y una mirada acuciosa, sucedía el acompañamiento sucedáneo e irremplazable de Checo exultando el relevo generacional. Cuco se retorcía bailando también y, como es tan flaco, trasparentaban sus huesos. Como quien dice: Cuco bateaba por encima de la segunda base y Acosta recogía al borde la grama exterior como si Rentería todavía estuviera siendo el shortstop de los Marlins, afinando antes de batear home run y ganar la Serie Mundial.

A cualquiera podían erizársele los vellos. ¡Cuánta emoción! Qué capacidad para suscitar la sangre bella que llevamos por dentro.

Insisto en mi predilección, aunque es posible que comente también el show de Shakira. Me perdonarán los músicos y arreglistas de nuestra mejor barranquillera pero lo ofrecido por Cuco Valoy va más allá de cualquier avance conocido hasta ahora en materia de espectáculos. Hay una parte del montaje de sonido que inaugura unos ruidos de disc jockey incorporados. Suenan guturales y un tanto revueltos. La cámara acompaña en ese momento simulando una sombra como parte del guion. Luego se insertan unos chirridos como relinchos de caballo, líricas de emoción concentrada. Son disonancias que suenan a asonancias, o viceversa, cualquier cosa que eso signifique.

Se ha especulado siempre con que el ruido también es música. Si no estoy mal, los indios mayas lograban captar los que ocurrían en las montañas durante los resoplidos del viento y, quizás los interpretaban en una ciencia que lamentablemente se ha perdido sobre los significados del Cosmos, pero Cuco logra que ahora estos ruidos se incorporen de una manera que no estorban ni interfieren, más bien propulsan la danza, lo cual, a mi manera de sentir, es supremamente difícil de lograr y, siquiera imaginar y eso sin despegarse un milímetro de la oralidad. Sospecho que hay mucha mente juvenil y mucha técnica de edición. Sin duda hubo un trabajo de equipo que si se ha llevado a la delegación colombiana sin duda ganaremos la justa deportiva.

Para mí ya hemos ganado. Confiérase medalla de oro a Barranquilla por la justa de inauguración de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe.

¿Acaso la música no suscita un deporte aeróbico?

Nota: pido rendidas excusas a todas las personas implicadas en este espectáculo por no mencionarlas. Haré mi mayor esfuerzo por aplicarme y comentar en lo que pueda el resto de esta exótica y exultante programación.

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