Mi opinión no es para repetir los clichés referentes al Centro Democrático, todos saben que el verdadero presidente de Colombia es el señor Álvaro Uribe Vélez, sino para dejar constancia de lo visible: este gobierno no tiene vergüenza, ni pueblo que le reclame.
Bajo mi percepción, los dos meses de mandato de Iván Duque han sido la introducción de lo que le espera a la sociedad colombiana: un gobierno temerario, opresor, sumamente corrupto y que en lugar de perseguir a los evasores, no le da vergüenza poner más impuestos a los colombianos de bien para tapar el hueco fiscal que dejaron los ladrones. Duque parece ser un político sin escrúpulos, un burócrata que logró la palomita de ser presidente por caerle bien a Uribe Vélez, un personaje que no logra conectarse con la realidad colombiana y que, a pesar de conocerla, ha generado una serie de decisiones dirigidas a encarecer cada vez más la vida de los colombianos.
La estrategia del Centro Democrático es generar una doble posición. Mientras el gobierno propone decisiones absurdas y abusivas, al mismo tiempo, y de manera simulada, con la intención de engañar, el Centro Democrático se opone cínicamente. Solo los ingenuos le creen a Uribe cuando dice que está en contra del IVA a la canasta familiar o cuando dijo que se debe aumentar el salario mínimo de manera extraordinaria. Esta es una estrategia para mantener el poder de manera indefinida. De hecho, cuando llegue el momento de poner nuevo presidente, Uribe seguramente afirmará que Duque lo decepcionó y nuevamente la ignorancia elegirá el que diga Uribe.
Los pocos colombianos que tenemos pensamiento crítico, que claramente nunca hemos votado por Uribe y sus áulicos, nos sentimos violentados por un presidente que no se sonroja al mentir: cuando fue candidato prometió bajar el IVA, no subir impuestos, generar más trabajo y educación, y miren cómo va la cosa. Claramente soy de los que no le cree al uribismo, pero es increíble que sean tan directos, tan descarnados, tan cínicos y lo peor es que sus adeptos, con claros matices de alteración mental, producto de la mala alimentación, empiecen a justificar las terribles propuestas.
Para hacer más fácil la subida de impuestos, Duque debería hacer una consulta popular: la ignorancia en masa diría que sí es mejor ponerle IVA hasta al aire que respiramos. Peores cosas se han visto, no me sorprendería para nada.