En la Casa de la Cultura de Engativá, en el Barrio Villa Luz, al occidente de Bogotá, entró a funcionar el primer proyecto dedicado enteramente al libro electrónico. Hablamos con su coordinador, Álvaro Pacheco.
CCE. ¿Qué es el Centro de Escrituras Digitales?
AP. Es un espacio para quienes quieran difundir su obra mediante libros electrónicos. Como espacio físico contamos con dos salones, diez computadores, una biblioteca digital, un auditorio para lecturas, lanzamientos y eventos y software libre para la elaboración de epubs, además de los talleres.
CCE. ¿De dónde nace la idea de trabajar con epubs?
AP.El proyecto se inició en el 2014 cuando lo presentamos a Bibliored, contando con el Colegio Charry, la biblioteca del barrio las Ferias y la Casa de la Cultura. Tenía la misma estructura de talleres para la elaboración de libros electrónicos pero pedía un recurso para que hubiera una disposición de tabletas para el público. Allá no nos tuvieron en cuenta. Este año la Casa de la Cultura de Engativá ofreció unos portátiles para el proyecto y además lo acogió en su plan de acción.
CCE. ¿Qué clase de libros van a trabajar?
AP. Hay tres líneas editoriales. La primera es el libro de literatura como tal. Ya convocamos en el lanzamiento a escritores de la localidad que sabemos que tienen obra pero les falta un espacio de difusión. Igual queremos que en éste trabajo se involucren escritores de menos de dos obras publicadas y gente que comienza. Otra es el libro gráfico y los catálogos, en los cuales entran las novelas gráficas, catálogos y experimentos entre literatura y artes plásticas que han salido muy bien. La tercera es el libro educativo que tiene texto, contenido audiovisual y pruebas. La meta aquí es completar un repositorio de libros escolares que se puedan llevar en el teléfono y por supuesto la tableta o el computador.
Para los nuevos lectores y los docentes, estamos proponiendo el uso de software libre para la edición de pequeñas historias tipo cuentos de Pombo. Buscamos inducir el gusto por los libros en los primeros lectores, que también son ciudadanos digitales.
CCE. ¿Cómo funciona el centro?
AP. Como tenemos que compartir con otros artistas que usan los espacios para ensayos y presentaciones no tenemos una disponibilidad del cien por ciento. Pero queremos que haya unas horas fijas en donde los escritores puedan interactuar, tomarse un café, hacer sus talleres sobre la elaboración de libros electrónicos, leer sobre el computador, y si quieren organizar eventos más grandes, pueden utilizar el auditorio. Los talleres se hacen para grupos de 5 a 8 personas, para evitar el desgaste de tener que hacerlo uno por uno. Si los colegios quieren usar la sala de lectura o hacer eventos relacionados con el tema, también está el espacio disponible. La única condición es que hay que programarse.
CCE. ¿Cómo funcionan los talleres?
AP.Son dos secuencias. En la primera se familiarizan con el libro electrónico, qué es, como se usa. Digamos que esa es para el público en general. La segunda es la elaboración de los libros, ya para escritores y personas interesadas. Lo que hemos visto es que a pesar de que los dispositivos móviles y el libro electrónico están hace rato en el mercado, la penetración de éstos últimos ha sido muy baja, lo cual es una lástima porque mientras un libro físico se queda en estantería mientras encuentra su lector, el libro electrónico vuela por el mundo. Si ud. Mira la tendencia de las grandes bibliotecas del mundo como la del Congreso de los Estados Unidos es a digitalizar su colección para hacerla accesible al mundo entero.
CCE. ¿Cómo espera que funcione el centro de ahora en adelante?
AP. Hay muchos retos. Uno es la resistencia de la gente del común por leer. Creo que eso viene de la educación que reproduce esquemas perversos. El amor por la lectura es un proceso lento de muchos detalles. Hay que empezar por lo sencillo. A los clásicos hay que llegar, no pretender partir de allí.
Otro es el apego del escritor por el papel. La imprenta fue un invento maravilloso y decisivo para modelar el mundo moderno. Pero estamos en la era de los bytes y la computación ubicua. Todos generamos y recibimos contenidos desde cualquier parte. Comparto con Vargas Llosa la visión de un mundo dominado por los libros electrónicos, aunque como vaticinó, el libro convencional perdurará porque está sacralizado.
