Una tierra que posee una gran riqueza agrícola y ganadera, una tierra con puertos importantes sobre el mar Pacífico como Timbiquí o Guapi, una tierra con una de las reservas forestales más importantes del país sobre el litoral del pacífico, una tierra con una ciudad tan importante históricamente como Popayán y mucho más es el departamento del Cauca. Tristemente hoy es uno de los departamentos más desatendidos por el Gobierno nacional, con unos altos niveles de desempleo y con alcaldes y gobernadores posicionados dentro de los peores del país y otros con graves investigaciones y procesos reposando en un juzgado. Cabe resaltar también que es una de las regiones con mayor número de campos de reinserción de las Farc y que, a su vez, muchos pueblos siguen siendo hostigados por disidencias de este mismo grupo terrorista, el Eln y las bacrim.
El Cauca fue una de las provincias más importantes en la época colonial; llegando a ser, al momento de su fundación, un estado soberano. Todo esto para después abarcar gran territorio bajo el nombre de la Provincia de Popayán y ejercer un papel muy importante cultural, económica y políticamente durante muchos años y a lo largo de la historia nacional. Por otro lado, dentro del departamento están asentados numerosos cabildos indígenas que representan tradiciones ancestrales que son protegidas bajo el orden constitucional, aun así, parte del caos se produzca por desacuerdos con ellos. Y es que resulta ya normal enterarse que la vía panamericana —que es nuestro principal y casi único canal comercial con el resto del país— ha sido bloqueada por protestas de los indígenas y que la respuesta del gobierno fue, como ya se está acostumbrado, tardía y con soluciones que tardan eternidades en ser consensuadas. Una desatención masiva de este gobierno que solo concentra todos sus esfuerzos en Bogotá y departamentos que si son “importantes” para el presidente y su gabinete ha permitido el atraso al que ha llegado el departamento. Lo anterior se suma al hecho de que la representación caucana en el legislativo no es apta tampoco y que nunca se ve que se generen normativas o reacciones para atender las necesidades de la región y los municipios.
Y como si fuera poco, los malos gobiernos locales de los últimos años parecen empeorar cada vez más y no se vislumbra una luz de mejora cercana. Una encuesta últimamente realizada por el Centro Nacional de Consultoría posiciona al alcalde de Popayán como el cuarto con peor favorabilidad en el país y al gobernador como el segundo con la más baja aceptación dentro de la ciudadanía. Además, enredos legales involucran a exmandatarios locales y actuales que son señalados de graves casos de corrupción y las regalías otorgadas desde Bogotá no se ven por ningún lado y, si lo hicieran, la desatención reflejada en la cantidad de dinero no permitiría el avance necesario para el departamento.
Se necesita urgentemente volver a aquellos tiempos donde los políticos caucanos tenían un sentido de pertenencia arraigado por la ciudad y por la región; donde el alcalde de Popayán, gobernador del Cauca o cualquier otro cargo de mandato público significaba un motivo de orgullo y honor. Además, que estos mismos pongan de primero los intereses del departamento que los personales y se pueda recuperar y sacar del olvido a este bello e importante departamento.
