Hace unas semanas, las dos fuerzas independentistas que ganaron el plebiscito sobre la independencia en Catalunya -región de España, se pusieron a tejer un acuerdo de investidura para formar gobierno. Y lo consiguieron después de unas difíciles reuniones para establecer una estrategia común para independizar el país, y para plantear un paquete de medidas sociales para los que mientras tanto padecen la crisis económica global con sus matices "españoles" -el déficit de inversión en infraestructuras de uno de los polos económicos españoles como es la ciudad de Barcelona y el considerado "espolio" de las élites del centro del estado a las periferias que tienen reivindicaciones nacionales y nacionalistas, también se considera un agravio comparativo regional que se añade a fisuras y desigualdades sociales que conlleva la crisis actual.
Cabe recordar que las elecciones de la región española dejaron unos resultados con mayoría absoluta de los separatistas. Estos mismos, favorables de la liberación nacional del pueblo catalán, fueron a los comicios con intención de convertiros en el referéndum que el gobierno español y toda la estructura mediática, política y también puramente judicial y estatal, impedía hacer. De hecho, en la anterior legislatura diputados catalanes pro independencia fueron a la Cámara de Diputados española para pedirlo por la vía legal después de varias manifestaciones convocadas por la sociedad civil (ANC, Òmnium) en que asistieron millones de ciudadanos para pedir la independencia, o como mínimo, y sobretodo al principio, para hacer viable el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán.
Después del "plebiscito", la región noroeste de la península ibérica del Reino de España -considerada Nación pos sus ciudadanos, ya tiene presidente. Carles Puigdemont, substituye al cuarto de la lista de la lista más votada -que era curiosamente el candidato a la presidencia de Junts pel Sí, por un acuerdo parlamentario con la otra formación independentista, la CUP-CC, organización política socialista, feminista y como se ha dicho, independentista. Y es interesante mencionar en este diario colombiano que la CUP-CC tiene lazos de afecto con sus referentes latinoamericanos chavistas. Y que en el sistema parlamentario catalán, como también en el conjunto del estado español, los ciudadanos eligen a sus diputados que en votación plenaria designan a un presidente de gobierno, en este caso regional-nacional. Y no eligen directamente a su presidente. Esta candidatura electoral consiguió que el candidato a la presidencia, que fue un "gran discípulo" de las privatizaciones y recortes según sus portavoces de la Troika - que es el nombre que se le pone a la acción común de la Comisión europea, el BCE y el FMI. Así, anti capitalistas como ellos y republicanos, católicos moderados, ex comunistas y ex eco socialistas, junto con conservadores y liberales (la amalgama de la fuerza más votada) se pusieron de acuerdo para que otro candidato -elegido por el mismo presidenciable de Junts pel Sí, Artur Mas, y antiguo presidente del gobierno catalán, fuera investido.
Puigdemont ya lleva unas pocas semanas en el gobierno que ha formado con miembros diputados de la lista en la que iba de cuarto por la provincia de Gerona (una de las cuatro circunscripciones catalanas). Diputados de partidos independentistas tan distintos como ex socialistas, del sector más nacionalista, ex comunistas y eco socialistas, del sector independentista, de su partido Convergencia Democrática de Catalunya (CDC) y que tienen un decálogo de medidas para llevar a Catalunya, según su hoja de ruta, a que en 18 meses -la fecha prometida en campaña electoral, ya sea un estado independiente.
