Fitch Ratings publicó un informe en el cual analizó las posibles implicaciones relacionadas con el escándalo de Odebrecht en la región y concluyó que “ha afectado de manera negativa los indicadores de gobernabilidad, la inversión pública, el crecimiento económico, las finanzas públicas y el impulso en muchos países, con mayores implicaciones en su calificación soberana potencialmente en el futuro”.
La mayor percepción de corrupción ha contribuido a debilitar los indicadores de gobernabilidad, un elemento clave en el modelo de calificación soberana de Fitch en varios países de América Latina.
Estos indicadores tienen el mayor peso de cualquier ítem en el componente de factores estructurales del modelo de calificaciones soberanas de Fitch y representa el 19,6% de la ponderación total.
A su vez, México y Brasil han visto como su indicador de gobernabilidad general del Banco Mundial es el que más ha disminuido en los últimos años, en gran parte debido al deterioro en el subíndice de “control de la corrupción”.
El escándalo de Odebrecht involucró directamente a políticos y líderes empresariales en varios países de la región, lo que llevó a la renuncia del presidente Pedro Pablo Kuczynski en Perú y la condena penal al ex presidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva, entre otros funcionarios de alto nivel.
En contraste, ha habido mucho menos progreso en la investigación de casos de corrupción vinculados a Odebrecht en otros países como Argentina, Colombia y México. Parte de la razón es que los fiscales en cada una de estas naciones retrasaron o no acordaron los términos necesarios para un intercambio de información con las autoridades brasileñas. También podría reflejar debilidades institucionales más amplias, destacó Fitch.
También, “es notable que los tres países de América Latina con los puntajes más altos de gobernabilidad —Chile, Costa Rica y Uruguay— no estuvieron implicados en el escándalo”, concluye la entidad en su análisis.