Grotesco, egoísta, machista, narcisista, violento, misógino, aprovechado son algunas de las palabras con las que las víctimas con las que he hablado como abogada definen a Moreno de Caro.
Lo que apenas ha salido a la luz pública con relación a las denuncias en contra del señor Moreno de Caro es apenas la punta del iceberg de conductas de acoso laboral, acoso sexual y perturbación psíquica, principalmente, por más de 7 años dentro (y fuera) de la Universitaria de Colombia.
En primer lugar, el acoso laboral del señor Moreno de Caro se presenta por las conductas persistentes y demostrables hacia sus víctimas, en las que se vale de su poder y de su posición para denigrarlas, humillarlas, insultarlas, hacer comentarios machistas sobre su apariencia física e incluso llegar a utilizar un rejo que está bautizado como “Mateo Moreno, porque saca lo malo y mete lo bueno”.
Comentarios como “no tienen derecho a incapacitarse”, “a mí no me importa si a ustedes les violan a su mamá, ustedes tienen que venir a trabajar”, “los hombres han nacido para mandar y las mujeres para obedecer”, “este fin de semana voy a llamar una muchacha para intimar con ella”, “tiene buen culo”, “esa sí tiene carne”, “ustedes están con tipos vaciados”, “ninguna de ustedes va a ser empresaria”, “no les voy a dar una indemnización, yo tengo un buffet de abogados, yo busco la manera de que renuncien por sí solas” son tan solo algunos de los comentarios que usa el señor Moreno de Caro al dirigirse a sus trabajadoras.
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Acoso laboral este en el que se presentan todas las modalidades conocidas en Colombia: (i) Maltrato laboral, (ii) Persecución laboral, (iii) Discriminación laboral, (iv) Entorpecimiento laboral, (v) Inequidad laboral y (vi) Desprotección laboral.
Estas conductas de acoso laboral presentan unos agravantes: (i) la reiteración de la conducta a lo largo de los años, no en vano diferentes víctimas vienen tratando de denunciar públicamente desde el año 2020, (ii) el aprovechamiento de su posición como gerente (como él mismo lo ha sostenido ) dentro de la institución al ser la persona que toma todas las decisiones y (iii) el daño psíquico que ha provocado en las víctimas dados los trastornos de ansiedad y depresión que les genera su comportamiento diario.
“Tiende a mencionar que él aprendió de Uribe y nos hace entender que hay que cortar cabezas cuando alguien no funciona en una entidad y hacía echar de cualquier manera a los trabajadores”. (Relato de una de las víctimas del 19 de enero)
Además de esto, se presenta acoso sexual, pues las propias víctimas manifiestan sentirse asediadas, hostigadas y casi que obligadas a acceder a lo que el señor Moreno de Caro quiere porque “necesitan el dinero, porque no quieren perder el trabajo y porque es muy difícil encontrar trabajo rápido en un país como Colombia”. Situación esta de la que, por supuesto, el señor Moreno de Caro se aprovecha.
Este ha sido el modus operandi del señor Moreno de Caro tal y como lo manifiestan las víctimas, modus operandi del que más de 15 personas entre exprofesores, exdirectores de departamento, exsecretarias y exalumnas de la Universitaria de Colombia pueden dar testimonio. Con todas estas conductas, por supuesto, también se ha generado perturbación psíquica materializada en los trastornos de ansiedad y depresión causados a las víctimas. Trastornos estos que incluso las ha llevado hospitalizarse y medicarse fuertemente.
Y si a esto se suma la complicidad del hijo del señor Moreno de Caro, el panorama es bastante desalentador. Las mismas víctimas manifiestan que la actitud que asume el hijo de Moreno de Caro es de resignación que deja ver a través de comentarios como “para que mi papá se calme, mejor firma una carta de renuncia”.
Así mismo, el abogado del señor Moreno de Caro tiende a justificar su conducta agresiva a través de comentarios como “Por qué no haces caso si sabes que él es así”, tratando de hacer culpable a la víctima. De igual manera, el hermano de Carlos Moreno de Caro, Isaac Moreno, opta por no decir nada cuando su hermano está insultando a las trabajadoras.
El diario vivir de las trabajadoras es bajo insultos, amenazas, gritos, incluso palmetazos y humillaciones. No en vano, aproximadamente 8 trabajadoras ya han renunciado, como lo manifiesta una de las víctimas, mientras otras optan por el silencio ante las conductas del señor Moreno de Caro.
¿Hasta cuándo se va a permitir que el silencio avale la continuación de estas conductas?
*Abogada de víctimas del caso de Carlos Moreno de Caro