TRATAR DE MATAR AL MENSAJERO en lugar de interpretar o leer correctamente el mensaje es la constante en un país como Colombia. Matar el mensajero es la salida fácil y absurda que logra desviar la atención de lo verdaderamente importante. Con esto, lo prioritario pasa a un segundo plano y se ve opacado por lo inane y elemental. Algo similar a matar el mensajero es la expresión: "los árboles no dejan ver el bosque", una tácita contradicción.
Pasando al plano de lo que puntualmente trata esta columna de opinión, es de Perogrullo no entender que cualquier eventual irregularidad que se da en una contratación estatal, tiene que ser investigada y aclarada. Considero que el fondo de todo, lo que se mueve a nuestro alrededor con el tema político, es calculado: es la exagerada y desesperada indagación, nunca antes vista, cuyo objetivo es lograr que a este gobierno le vaya mal. Es evidente que les importa cinco, que el pueblo Guajiro muera de sed o los niños Guajiros mueran de desnutrición. Es el individualismo en todo su esplendor: primero yo, segundo yo y tercero yo.
Así las cosas, dentro de la concepción proterva de la política, se archiva en el cuarto de San Alejo, la tan cacareada "Oposición Reflexiva", que dice: "vamos apoyar lo que consideremos bueno para el país y, oponernos a lo que consideremos inconveniente". Recuerdo, lo repetían solemnemente.
El "patriótico" propósito superior es lograr por todos los medios, que este gobierno fracase y sobre sus ruinas, convertirse, de nuevo, en alternativa de poder. Para conseguir este objetivo, se unen a la causa todos los poderes fácticos, los viudos del poder, los emblemáticos clanes políticos que han detentado por siglos el manejo político y económico del país. Para tan noble propósito se usan todas las artimañas y narrativas posibles, pues el fin último es eternizar unos privilegios e intereses de clase y no el bienestar de las mayorías tradicionalmente marginadas. La verdad es que no les importa la realidad social del pueblo Colombiano, martirizado y sumido en una pobreza multidimensional inconmensurable.
Podrá criticársele a este gobierno todo lo que se quiera, pero ha demostrado ser un gobierno bien intencionado y genuinamente preocupado por los más pobres. ¡Eso es innegable! El agua es vida, el agua es vital. El mensaje importante es llevar el agua donde nunca ha llegado, el mensajero es el carrotanque, donde se transporta el preciado líquido.
Colombia el segundo país más diverso del planeta, posee abundantes fuentes de aguas superficiales como ningún otro país, paradójicamente muchas comunidades - entre ellas La Guajira- se ven afectadas ante la ausencia del preciado líquido en condiciones óptimas de potabilidad.
Jamás gobierno alguno, se había preocupado por solucionar el endémico problema del agua en la comunidad de la Alta Guajira. El gobierno de Gustavo Petro lo está haciendo, pero los que dicen ser "Oposición", no aportan un mensaje esperanzador con respecto a la solución del atávico problema, por lo contrario, se adhieren a denigrar sobre la contratación de los carrotanques que trasporta el líquido y que aún, no se sabe, cual es la eventual irregularidad del proceso contractual, que dio origen a su adquisición; incluso el hecho fue denunciado por el mismo gobierno que inmediatamente destituyo al director de la UNGRD e igualmente, por iniciativa gubernamental se denuncia la sempiterna corrupción del ICBF.
Muy diferente fue el caso de Centros Poblados, donde se "abudinearon" 70.000 millones del Internet para las escuelas de los niños mas pobres. Ahí si, la Procuraduría miro para otro lado, la fiscalía se hizo la de la vista gorda, y nadie renuncio, ni nadie fue suspendido.
Es evidente el sesgo, pero no por eso, el gobierno del Cambio deba hacer lo mismo y entre igualmente a justificar cualquier actuación irregular. En todo gobierno se presentan actos de corrupción, sea de derecha, izquierda, centro o progresista; lo importante es la actitud de quien gobierna, frente a los hechos, y en este caso, se observa q este gobierno tiene la disposición de corregir.
En este orden, el mensaje de llevar el agua potable a los territorios tradicionalmente olvidados por la mano del Estado, no puede ser opacado por los estados emocionales que producen los trastornos obsesivos, las compulsiones patológicas y, el odio visceral de una "oposición", poco ilustrada, que poco argumenta y poco aporta.