Leer la prensa y los artículos de opinión por estos días en Colombia puede convertirse en un aburrido plan semejante al de acudir a un bar en donde en cada mesa hay un tertuliano tomado de la palabra con su copita de ron y hablando con sabiduría de los escándalos del momento. Un paro de maestros manejado con las patas por parte del gobierno y de su ministra estrella que a decir verdades siempre porta unas gafas muy bonitas, una Bogotá día a día más insegura y en donde ya atracan masivamente en los transportes masivos y tres, cómo se corrobora poco a poco el sesudo estudio que en su día publicó Claudia López y que dio en llamarse Y refundaron la patria, en donde se detallan las inquietantes maquinaciones del largo gobierno de Uribe y en donde la máxima tal vez consistía en “delinquir que aquí no ocurre nada” y en donde las inquietas relaciones con paramilitares, la burocracia en manos de sencillos delincuentes de corbata ancha con un tenebroso manejo de tierras y la orden dada por nadie de vigilar y escuchar todo lo que piensen o digan los que creen que somos unos corruptos. O comenzar a predecir qué va a ocurrir con la figura misma del expresidente Uribe, quien solo condena que la justicia se empecine con gente tan decente como sus exsubalternos y quienes se limitaban a cumplir órdenes.
Son los tres temas (salvo que desde que se escriben estas líneas, jueves en la noche, hasta la aparición del artículo el sábado, aparezca uno nuevo) que son la comidilla de todos y tal vez no vale la pena llover sobre mojado y por ello se me vino a la cabeza el escritor Alfredo Bryce Echenique.
Alfredo Bryce Echenique, peruano, lo contrata el diario Perú 21 como columnista, y supuestamente, en vez de enviar artículos suyos, lo que hace es copiar olímpicamente artículos ajenos ya publicados en diferentes medios de diferentes partes como la revista española Jano, El Comercio peruano, La Nación argentina o El Mercurio chileno. Y los firmaba y cobraba y ahí ya entiende uno la mala cara de los convidados a una feria literaria cuando se enteran que uno de los invitados estrella es el mismísimo Alfredo Bryce Echenique.
Siempre son los mismos tres temas y por ello el pecado del peruano puede no ser considerado tan grave delito y ante ello, con la idea de hacerlo pasar por mío, me puse a rebuscar en el google artículos viejos sobre cualquier de los tres asuntos enunciados y me topé con la joya de las joyas, que así decía:
Mientras el país se mantenga indiferente frente a la suerte de quienes tienen la inmensa responsabilidad de educar a nuestros niños, nunca saldremos adelante. La gran mayoría de los maestros en Colombia tiene que acudir al rebusque para complementar sus ingresos. Sería bueno que los medios se concentraran en investigar y denunciar la verdadera y muy lamentable situación de la gran mayoría de los maestros. Para no ir más lejos, con 26 años de trabajo para llegar al tope del escalafón (grado 14) y después de sacar todos los títulos que se necesitan, un maestro acaba ganando menos que una secretaria recién ingresada a Ecopetrol. Eso no sólo es injusto sino torpe, y demuestra cómo tenemos de equivocadas las prioridades en este país.
Sabias palabras, pensé, y le puse el copy paste y casi que lo mando como mío, y no fue corto el susto cuando constato cuándo fueron escritas esas palabras, en qué medio y por quién.
Escritas en el año 2000 en El Tiempo, por uno de los columnistas revelación, el Tony Blair de la época, el mismo Juan Manuel Santos que arengaba en favor de los derechos de los maestros.
Vueltas que da la vida, diría un poeta. Es que como buen ajedrecista, JuanPa da muchas vueltas y algún que otro enroque.
Por todo lo anterior es que decidí no copiar un artículo ajeno y hacer uno propio que comenzara diciendo que leer la prensa y los artículos de opinión por estos días en Colombia puede convertirse en un aburrido plan parecido al de ver un Millos – Quindío un martes festivo.
… y hablando de…
Y hablando de deportes, qué mamera volver a las verdades salomónicas que ofrece el fútbol donde siempre se hablará de aquel gol que fue anulado por un juez pero que todos vimos que fue un gol que nos hubiera llevado a la gran final de las finales. Pero, volviendo a las verdades únicas y sabias, si hay que decir que ese gol de James recibiendo esa pelota en el aire y metiéndola con todo da una alegría en el cuerpo parecido a la picazón de una abejita.
