Es absolutamente inaceptable pretender aplazar un día más la integración social de Colombia, necesitamos una política de reconciliación social con base al derecho a una vivienda verdaderamente digna.
El proyecto de vivienda de interés prioritario en estrato 6 que pretende llevar a cabo la administración de Bogotá, va más allá que una simple solución de 372 viviendas con prioridad para madres cabeza de familia, pues el objetivo principal es insistir en una política integral que tenga como prioridad la reconciliación entre aquellos que han tenido oportunidades y vida digna y aquellos que han sufrido la violencia y la ineptitud del estado durante décadas en Colombia.
El decreto 399 de la Bogotá Humana que conduce a la construcción de estas unidades de vivienda en estratos 6 para familias menos favorecidas, contrasta con los actuales y desquiciados proyectos de construcción de vivienda que se llevan a cabo en lotes baldíos o al extremo de las ciudades para los más pobres, en donde muchas veces las viviendas no resultan siendo tan dignas como el gobierno nacional dice. SI bien es cierto que es obvio que como sociedad necesitamos soluciones de vivienda digna pero se debe otorgar simultáneamente alternativas de solución a problemas del transporte y seguridad dentro y fuera de estas unidades de vivienda.
Por muy mesuradas y pacificas que sean las opiniones de las familias residentes en barrios con alta capacidad económica con frases con que nuestro país no está preparado para asumir un proceso de integración con los menos favorecidos, o que esto conduciría a grandes problemas de inseguridad, no es más que la retórica prejuiciosa, maquillada y egoísta de mantener en segregación aquellos que han sobrevivido la tragedia de la violencia y la incapacidad de gobernantes, que en grandes proporciones de dinero han proyectos de vivienda sin ningún componente social sino que han perpetuado la separación absoluta de las llamadas “clases sociales” como si se tratase de ciudadanos de primera y segunda.
La reflexión que debemos hacer como sociedad es que no podemos seguir con el argumento de doble moral en darnos golpes de pecho cada ocho días en los establecimientos religiosos y luego salir con nuestra ‘’dignidad” a pretender que somos mejores que aquellos que no visten y andan igual a los que suelen llamarse de “buena familia”. Lo que significa realmente la construcción de estas viviendas en estrato 6, más que una solución de vivienda digna es un gigantesco paso a la reconciliación social de ciudadanos a ciudadanos, que como sociedad en medio de un proceso de paz y terminación de conflicto estamos obligados a llevar ya, pues no podemos pretender que se firme la paz entre victimarios y victimas sin que no exista una reconciliación primero entre nosotros mismos como ciudadanos con aquellos que han sobrevivido a los flagelos de la pobreza y el descuido del estado.
