“Mi primer recuerdo de Bogotá —porque sabes que nací detrás de ella— fue un cielo rojo que no era de atardecer sino de llamas... No sentí mi propio miedo, pero sentí el de la gente que miraba”. (Fragmento de Un día después de la guerra.)
Así empieza una de las Cartas a Antonia de la compilación del libro póstumo de Alfredo Molano Bravo que fue presentado este 11 de agosto en un evento transmitido en vivo por El Espectador y apoyado por la editorial Penguin Random House.
En conversación con Jorge Cardona Alzate, Alfredo Molano Jimeno y Claudia Morales, se habló sobre la nueva publicación del sociólogo y excomisionado de la verdad. La sorpresa del lanzamiento la dio justamente Antonia Molano, quien desde Cuzco, Perú, dedicó unos minutos a hablar de las experiencias más significativas que tuvieron viajando por lugares como el Amazonas y Popayán.
Esta publicación es resultado de un trabajo de recolección por parte de toda su familia, quienes nos entregan una obra donde se narra la Colombia del siglo XX a través de fragmentos de memorias vivas de su infancia y sus viajes.
“La obra esta dedicada a una niña de 15 años pero también para una persona de 80” comenta Alfredo, hijo de Molano Bravo, en el lanzamiento. Un ejercicio fascinante en el que se aborda la historia nacional, la infancia, su relación con el campo y la docencia pero también sus procesos internos de lucha y observación profunda sobre la muerte.
Leer alguna de las cartas a Antonia es encontrarse también con el Molano de obras como Los años del tropel (1985) y trabajos como De río en río, vistazo a los territorios negros (2017). Sin embargo, en esta obra póstuma, su voz en primera persona se destaca mucho más que en otros textos. Al autobiografiarse logra reconstruir la atmósfera de los lugares que lo vieron crecer, reafirmando que su escritura intima y comprometida ha sido parte fundamental de su obra no solo como proceso narrativo, sino como el lugar desde el que Molano sigue construyendo la historia profunda del país.