Si algo he aprendido en mis últimos viajes es que no hay que ser millonario para pasear en Cartagena. Vivimos con una idea de que se trata de una ciudad cara, y aunque en parte es verdad, poco se habla de que también puede ser muy barata. La clave es identificar qué es esencial para el viaje y qué no. A veces es como si a la gente se le olvidara que las cosas más placenteras de la vida son gratis. Ahí es cuando los estafadores se aprovechan del turista y venden limonadas a 60.000 pesos. El problema no es solo que haya gente aprovechada. Mientras sea el propio turista el que llega con la mentalidad de que tiene que gastar para disfrutar, los sancochos a 120.000 van a seguir siendo noticias virales. Ya es hora de empezar a cambiar ese pensamiento y este es un pequeño granito de arena a esa causa.
Aquí comparto siete planes que he descubierto con amigos locales y partiendo de mi experiencia propia viajando con pocos pesos.
Paseo en bicicleta
El alquiler de una bicicleta en el centro histórico puede variar, pero en promedio cuesta 4000 pesos la hora y dejar algún documento. Una vez hecho esto es posible pasear por las calles del centro histórico y las murallas. Dos horas bien aprovechadas —una vez ha pasado el hervor del mediodía preferiblemente entre 4 y 6— son suficientes para hacer el recorrido por la bahía hasta el Club Naval en Castillogrande, y regresar al centro para devolver la bicicleta. Al otro día puede volver y hacer el mismo plan para recorrer la bahía de Manga.
Costo: 8000 + Lo que gaste en bolsas de agua o botellas. No tiene que ser más de 2000.
Una vuelta en bus
Además de que es una de las mejores formas de meterse entre la cotidianidad del pueblo cartagenero es un plan ideal si no se tienen afanes. En Cartagena es posible tomar un bus en la Avenida Santander, frente al Centro Histórico, que lo llevará a dar una vuelta por Bocagrande, Castillogrande y El Laguito, y lo dejará en el mismo punto en donde lo cogió, pues la ruta sigue el mismo camino de vuelta.
Costo: 1800 pesos. Mientras no se baje del bus el conductor no puede cobrar otro pasaje.
Corredores culturales
Los corredores culturales son una iniciativa del Ministerio de Cultura, la Escuela Taller Cartagena de Indias y el Centro Cultural Ciudad Móvil. Básicamente convierte los baluartes en escenarios culturales donde se presentan espectáculos de música, danza y teatro.
Costo: Ninguno.
Un atardecer en la muralla
No hay foto en Instagram que le haga justicia a lo que se ve cada tarde desde las 5:30 p.m. hasta pasadas las 6:30 p.m. sobre la parte de la muralla que da al mar. En el cielo se divisa toda una gama de tonos azules, amarillos y rosados cuya contemplación merece silencio y quietud absoluta durante una hora, tiempo en que el sol pasa de dorado a rojizo antes de esconderse. Si usted es buen observador, en los últimos minutos hasta podrá percibir el delicado movimiento del astro mayor bajando hacia el agua. Dependiendo la época del año, habrá brisa para refrescarle. Lo único que necesita es un espacio libre en la muralla donde sea posible sentarse mirando hacia el mar.
Costo: Ninguno. Si puede, hágalo solo.
Almorzar en el Éxito de San Diego
Aunque en Bogotá puedan ser un almuerzo apenas básico de cafetería, en Cartagena no sucede igual. Gran sorpresa causaría ver que en uno de estos supermercados puede saborearse el sabor local en todo su esplendor, pues los platos podrían estar en cualquier restaurante de la ciudad a precios muy superiores. Sin embargo, aunque el costo cambia la sazón es la misma. Arroces con coco, plátanos tentación, patacones y postas negras pueden encontrarse entre las distintas opciones que varían todos los días. El tamaño de las porciones garantiza el fin del hambre hasta nuevo aviso, y si quiere quedarse en la cafetería mientras pasa el sol de mediodía, bien puede hacerlo. Plan ideal para el par de horas cuando la ciudad se convierte en horno y no hay dónde meterse.
Costo: Con 12.000 pesos, y lo que alcance a completar con monedas es suficiente. Vaya con hambre.
La rumba en Getsemaní
Si la mismísima Hillary Clinton se fue de rumba a un bar en Getsemaní, y recomendó el plan a su esposo que también hizo lo propio cuando pudo, no hay razón para que usted deje de hacerlo. La vida nocturna de Getsemaní sea quizá el espacio donde mejor se mezclen los locales con los turistas, es totalmente inclusiva y si se le da la gana puede ir hasta en pantaloneta de baño porque el código de vestimenta es totalmente nulo. Además, es muy barata. En Ciudad Móvil, (espacio alternativo que promueve la cultura local) con menos de lo que podría costar un cocktail en los sitios más exclusivos del centro, es posible pagar un cover, un par de cervezas y una pizza mientras se escucha alguna banda local.
Costo: En Ciudad Móvil con 20.000 por persona es suficiente. Aunque puede variar, un cover no cuesta más de 10.000. Con los otros 10.000 puede comer y tomar. En el día hay eventos (charlas, exposiciones, talleres, presentaciones) de los cuales muchos son gratis.
La noche en la Plaza de la Trinidad
Puede ser en una banca, un muro o un andén. Cómprese una arepa o un perro caliente, vaya con dos o tres amigos y siéntese ahí a disfrutar del ambiente bohemio del lugar. Por las noches en esta plaza siempre hay música y suelen improvisarse pistas donde los más espontáneos se lanzan a bailar. Sitio ideal para conocer tanto locales como turistas y mochileros de todo el mundo, que muy seguramente van en el mismo plan que usted. Ideal para rematar una rumba, o escaparse de ella y venir a salvar la noche.
Costo: Lo que pueda valer la comida de los carritos, y alguna que otra cerveza. Con 10.000 basta y sobra. Vaya con amigos.
Por @enriquecart