Una sentencia del Consejo de Estado lo cambió todo. El emblemático restaurante Café del Mar, ubicado en el privilegiado baluarte de Santo Domingo (una terraza en todo el centro histórico de Cartagena) ha cerrado sus puertas y ha sido desalojado en los últimos días porque el alto tribunal le dio la razón a quienes exigían que se respetara un espacio patrimonial que debe ser de uso público.
Ha sido el mismo alcalde de la ciudad, Dumek Turbay, quien ha sellado el cambio de uso del espacio al señalar que empieza una nueva historia y que la idea es darle vida al “mirador más bello y gratuito de Cartagena”. Protestas de quienes trabajan en el Café del Mar y aplausos de quienes lo consideran un acto justo con la ciudad se han desatado desde entonces.
Pero en medio de la controversia se vienen conociendo detalles que revelan otra realidad oculta: la de los bajísimos arriendos que pagan algunos privados que tienen negocios en lugares privilegiados (y también considerados como patrimonio) en Cartagena de Indias. La discusión pasa por los arriendos que están pagando algunos negocios que, en varios casos, no corresponde con lo esperado (según estudios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi) o son irrisorios por lo bajos.
En el caso de Café del Mar, el fallo del Consejo de Estado puso fin a un contrato de arrendamiento que llevaba 20 años. Su desalojo era una tarea en manos de la Escuela Taller de Cartagena (ETCAR), entidad que administra el Castillo de San Felipe.
Según se aclara en un comunicado de prensa de la alcaldía de Turbay: “[en su momento] de los 2.539 metros cuadrados del baluarte de Santo Domingo, 2.010 m2 le fueron entregados al particular para su uso comercial. Para este espacio, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi determinó que su valor es de $29.200.800.000 (veintinueve mil millones), es decir, un valor [de arrendamiento que correspondería a cerca de] $11.500.000 (once millones quinientos mil pesos) por m2.
Con esta aclaración catastral (de 2015) se le informó al restaurante-mirador que debía empezar a pagar cerca de 150 millones de arrendamiento mensual. Pero Café del Mar pagaba mes a mes un canon de 13 millones. Un desfase evidente que durante años la ETCAR quiso corregir y que logra hasta ahora.
Pero son varios casos que empieza a tener elementos en común.
Es el caso del Reducto de San Lázaro, espacio en el que estuvo activa la Casa de la Cerveza hasta el pasado agosto, y cuyos dueños son El Rancho de Jonás SAS (empresa caleña). Allí, el gastrobar con vista a la bahía pagaba un canon mensual de 7 millones y medio. Pero el lugar fue desalojado por orden del Juzgado Séptimo Administrativo de Cartagena por incumplimiento del contrato constituido desde 2010.
En el famoso Cuartel Militar de las Bóvedas (ubicado entre los baluartes de Santa Catalina y Santa Clara), finalizado en 1798 y famoso por las romerías de turistas que pasean embelesados por las diversas artesanías, joyas y comida que exhibe, se sabe que previo a pandemia tenían ingresos de entre $1.000.000 y $1.159 millones, pero para 2024, la mayoría de esos 23 locales paga arriendos que no llegan a los 3 millones de pesos.
Y hay más casos de esos desfases que la ETCAR ha querido (en algunos casos en vano) poner a funcionar de manera adecuada y en consonancia con los lugares que posibilitan esas millonarias ganancias.
Está el Baluarte de San Francisco Javier en el que está un bar-restaurante que lleva el mismo nombre. Sus dueños, los mismos que administran la tienda de ropa Sancte y el Hotel Casa Del Arzobispado, son Del Sol SAS, quienes tuvieron en 2022 ingresos por $11.603 millones y utilidades por $1,114 millones de pesos, según datos a Cámara de Comercio. Por el uso del baluarte de San Francisco Javier pagan a la ETCAR un arriendo de 12 millones.
Otro caso paradigmático que seguramente encubre otros casos aún más controversiales sucede con el Fuerte de San Sebastián del Pastelillo, administrado por el Club de Pesca desde 1944, y sin canon de arriendo.
Los datos consignados en la página web del club arrojan que en 2022 tuvieron utilidades por $3.825.652, por cuenta de ingresos asociados a ventas de comida en su restaurante, servicios en el muelle, arriendo a un local de combustible, el restaurante Club de Pesca, etc.
Son muchos los casos de desfase en el pago de arriendos de los privilegiados negocios que, a juicio de estudios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, la ETCAR, la alcaldía y la opinión de gran parte de la ciudadanía no se corresponden y deberían ajustarse.
Por lo pronto, el famoso restaurante Café del Mar dejará de existir y la ciudadanía tendrá pronto un espacio para ver los más bellos atardeceres desde la gran terraza empedrada, un atractivo más en Cartagena de Indias.
*Con información extraída del portal Contratopedia del Caribe