Cartagena de Indias, la ciudad amurallada, la gran heroica que en el año de 1815 resistió 105 días de hambre y dolor al sitio de Pablo Morillo pero que jamás se rindió, hoy vive numerosos problemas que ya están tocando fondo. Estos lejos de ser resueltos se acrecientan más y hacen de la ciudad un lugar sumergido en el caos y el desorden. Comenzando por la interinidad, llevamos 10 alcaldes en 7 años, lo que ha producido una ingobernabilidad y abandono absoluto por parte del Estado hacia los poco más de millón de cartageneros.
Además, todos los indicadores muestran que la fantástica va en muy mal camino, de ser la segunda ciudad más pobre del país, donde la desigualdad se acrecienta cada vez más, donde más del 60% de los trabajadores están en la informalidad, donde las calles y las vías están siendo insuficientes para el número de carros que hay, donde Transcaribe ya presenta los problemas financieros y operativos que lo igualan a los demás SITM del resto del país, donde el 80 % de las instituciones educativas están en pésimo estado, y un largo etc, del cual se puede concluir que lo único que funciona bien en la ciudad es la corrupción.
Hoy vemos una Cartagena sitiada por la corrupción. Los recursos públicos no son para la gente, sino un botín que se pelean las grandes casas politiqueras cuando se disputan la alcaldía. Vemos cómo quienes ferian con los recursos quedan en la impunidad, cómo quienes nos endeudaron por 250 mil millones se roban descaradamente esos recursos y ya estamos tan acostumbrados a las sobrecostos, a que las obras no se entreguen, se entreguen mal o se entreguen con sobretiempos. Ya todo esto es pan del cada día. Todo esto sucede en la absoluta impunidad, lo que nos envía un mensaje que en la ciudad existe una corrupción que ha permeado todo y está presente en todos los niveles y, lo peor, en complicidad con la justicia.
Cartagena es una ciudad mundial, aquí lo vemos todo: desde lugares que se parecen a ciudades de países desarrollados, hasta lugares que parecen la dolorosa África. La desigualdad es monumental. También vemos el modo en el que las humildes personas que se ganan su día a día en una esquina de un lugar público son desalojadas sin cuidado alguno, mientras que al mismo tiempo lujosos restaurantes ocupan las plazas públicas del centro histórico. Todo esto y más, y sin hablar de la explotación sexual que sufren niñas y jóvenes con la complicidad de funcionarios públicos.
En serio me duele mi ciudad, me duele ver cómo una ciudad con tan gran potencial y con diversa economía (puerto marítimo, turismo, industria) es una de las más pobres del país, donde cada día se está siendo más difícil vivir.
Y ahora, ¿de quién es Cartagena? En nuestra ciudad no mandamos los cartageneros, aquí reinan los politiqueros, los corruptos y los extranjeros. Cartagena no es para los cartageneros, pero eso seguirá así siempre y cuando lo permitamos. Debemos aprender de esa Cartagena heroica del año de 1815 que nunca se rindió y que resistió hasta la muerte.
Cartageneros debemos despertar, debemos salir a decir ¡Cartagena es de nosotros! Ya basta de corrupción, es hora de exigir una mejor ciudad para todos, es hora de apropiarnos y salir a defenderla de los nuevos sitiadores. Es hora de organizarnos, formar una verdadera resistencia, desde los barrios, desde las universidades, desde todos los frentes posibles, es hora de unirnos en un solo tono y decir: ¡Basta ya, carajo!
Salgamos de nuestras casas, no seamos conformistas, no nos dejemos vencer por la indiferencia y el pesimismo, las cosas se cambian cuando el pueblo decide y ya llegó la hora. ¿O esperaremos que la situación siga empeorando? ¿Mayor desempleo, mayor informalidad, mayor pobreza? ¡No! Vamos a organizarnos, creemos grupos y hagamos una verdadera resistencia. Propongamos y discutamos las propuestas. Esto se gana luchando juntos. Exijamos respeto por nuestra ciudad porque ¡Cartagena es nuestra, carajo!
PD: Los diferentes líderes y agrupaciones tienen que unirse, metámonos a los barrios, a las JAC, movilicemos a las gentes, pero comencemos a trabajar ya, estoy dispuesto, se necesitan muchos, salvemos nuestra ciudad.
David Múnera Cavadía, Javier Julio Bejarano, Armando Córdoba Julio, William Dau, Viviana Miranda y los demás líderes y lideresas de la ciudad. Esto es urgente. Es hora de hacer valer nuestro título de heroica.