En palabras de Jared Diamond, una crisis "es aquel punto de inflexión en el que la diferencia existente entre las condiciones que se observan antes y después de dicho momento es mucho mayor que la que existe entre la fase anterior y posterior de la mayoría de todos los demás momentos". En este sentido el periodo actual de pandemia generada por el SARS-CoV-2, que produce la enfermedad conocida como COVID-19, puede ser considerado como tiempo de crisis, propiciado por una minúscula partícula que sin lugar a duda ha alterado los estándares de calidad de vida en todo el planeta.
A pesar de los múltiples inconvenientes que suelen presentarse durante las crisis, estas también sirven como una oportunidad para crecer como sociedad y fortalecer algunos aspectos culturales y educativos de los cuales adolece la ciudadanía, y que seguramente han influido en el actual comportamiento irresponsable que esta muestra frente a la pandemia. Sin embargo, esto no parece que se pueda conseguir fácilmente en Cartagena de Indias, debido a las múltiples heridas y cicatrices que le ha dejado a la ciudad el fenómeno de la corrupción, que ha imprimido un carácter de incredulidad en el imaginario de sus habitantes frente a cualquier propuesta que venga de las autoridades gubernamentales, esto a pesar del cambio notorio que ha impuesto la actual administración frente a este tema.
Recuperar la credibilidad de la población es un proceso largo y complejo. Para lograrlo es necesario que las autoridades demuestren hechos de manera inmediat, y que a la vez estos sean comunicados de forma asertiva, sobre todo en momentos críticos como el actual, en los que se debe evitar que la comunidad sea presa fácil de los rumores, generalmente maliciosos, que no hacen otra cosa que desinformar a las personas, como ocurrió en la ciudad de México durante la pandemia del virus H1N1 en el 2009, con implicaciones nefastas para el manejo sanitario de la situación y con serias manifestaciones xenofóbicas hacia los habitantes de esta ciudad.
Además de informar oportunamente a la comunidad, es indispensable que las autoridades cuenten con información básica sobre las costumbres y aspectos culturales que pueden estar determinando el comportamiento de las masas poblacionales en situaciones como esta. Sin embargo, la obtención de este tipo de información solo es posible a través de estudios de psicología de masas, que permitan identificar el origen y desarrollo de los comportamientos que se observan en poblaciones como la cartagenera, sus causas y significados; para lo cual es necesaria la participación de investigadores de las ciencias sociales, que mediante la implementación de metodologías propias de disciplinas como la psicología, antropología y sociología, ayuden a identificar aquellas variables que a pesar de no ser de carácter médico, también pueden tener una ponderación importante en la ecuación (figura 1) que se pretenda utilizar para resolver el inconveniente sanitario que imponen las partículas virales del SARS-CoV-2.
Teniendo en cuenta lo antes mencionado, no queda otra opción que exhortar muy respetuosamente a las autoridades gubernamentales de Cartagena a que reflexionen sobre la manera en la que se ha venido gestionando el componente cultural de la ciudad, ya que este no solo debe incluir la gestión de reconocimiento de artistas y la apertura de espacios artísticos, sino también el desarrollo de estudios científicos a partir de los cuales se puedan entender de manera objetiva los principales fenómenos sociales que se suceden en la ciudad para no tener que recurrir a las medidas draconianas que se suelen implementar en la mayoría de los casos. La información que brinden las investigaciones en los campos sugeridos seguramente ayudaría a implementar estrategias de asistencia, monitoreo y control con mayor objetividad.