Hoy después de 52 años de una cruel y nefasta guerra entre el estado colombiano y la guerrilla de las FARC (aclarando que existen otros actores armados y civiles pero en este caso solo nos referimos a estos dos) parece ser que entendieron, el primero que no vencerá por la vía armada al grupo insurgente y este último a su vez comprendió que no es el camino idóneo para llegar al gobierno. O más bien para no parecer tan ingenuos quizás en un silencio cómplice a ninguno de los dos le interesaron sus objetivos primarios en los últimos 40 años, los unos haciendo de las suyas con los cuantiosos recursos extranjeros que apoyaban la guerra y toda la vigorosa industria alrededor de las armas e indumentaria militar, y los otros embelesados con la bonanza de la cocaína una de sus fuentes de financiación más lucrativas.
En todo caso la guerra de guerrillas y el combate a estas se convirtió en un juego de triqui en el que el adversario conoce la estrategia y el juego siempre queda empatado, con la diferencia de que en este juego corrieron ríos de sangre. Todas estas situaciones motivaron la creación de este acuerdo no solo entre las FARC y el gobierno, si no también apoyado por las comunidades y quienes sufrían con mayor intensidad esta barbarie.
Aun así, la paz no ha llegado, solo es un eufemismo, pero por lo menos este acuerdo establece un camino expedito para construirla, un camino sin desplazados forzados, sin masacres, sin reclutamiento de menores, es decir, sin las atrocidades de una guerra eterna como dice mi estudiante de 10° quien a su corta edad comprende que la guerra se volvió cíclica y despiadada. Con algunas cifras podemos verificar rápidamente; como se ha ido bajando la intensidad del conflicto (ver: http://especiales.semana.com/heridos-que-ya-no-llegan-al-hospital-militar/)
Además de una de las noticias más importantes de los últimos 60 años, la dejación de armas de las FARC ante la misión de la ONU en Colombia http://www.semana.com/nacion/articulo/dejacion-de-las-armas-de-las-farc-es-certificado-por-la-onu/530062
Todos estos avances nos siguen demostrando que mejorar esta sociedad en la que vivimos sí se puede.
Es el momento apropiado de mencionar la prioritaria intención de esta carta, y es la invitación a las madres cabeza de hogar, a los obreros, a los estudiantes, a los docentes, a los barristas, a los deportistas, a los jóvenes y nuevas ciudadanías en general a que salgamos a las calles a construir bloque a bloque la tan anhelada paz, que lo hagamos desde las familias, desde las escuelas, las canchas, los parques y desde todos los rincones del territorio nacional.
“Las FARC y el gobierno acuerdan el fin de su guerra y nosotros el inicio de nuestra construcción de la paz” es esta la consigna que nos abandera en esta etapa de post-acuerdo este llamado de unidad se hace justo teniendo en cuenta que quienes se lucran de la guerra y quienes se roban el erario colombiano de manera descarada, están agazapados maquinando como contraatacar y desestabilizar el puente del dialogo. No podemos permitir esto a los violentos, por eso debemos regalarle a ellos una Colombia en paz.
Sigo invitando a las nuevas ciudadanías a que a pesar de que no hayamos refrendado los acuerdos de la Habana en las urnas, sigamos fortaleciéndolos, vigilándolos y liderándolos para poder construir una paz estable y duradera en esta nueva etapa de post-acuerdos.
