Estimados compatriotas:
No les digo bogotanos porque algunos de ustedes, seguramente, no nacieron en la capital del país pero sí viven allí hace mucho tiempo. No sé si ustedes, en este momento, recuerdan qué hicieron el 30 de octubre del 2011. No sé si, al menos, recuerdan que ese día fue domingo y que, como pasa cada cuatro años, había que salir a votar para elegir a la persona que iba a llevar las riendas de la administración distrital hasta el último día del 2015.
Y, más allá de que probablemente ustedes no recordaran lo que les acabo de comentar, yo sí y, además, sé quién los motivó para que se levantaran de su cama, salieran de su casa y marcaran una “x” sobre una de las fotografías que aparecían en un tarjetón. Gina María Parody d´Echenoa fue la persona a la que ustedes, ese penúltimo día del décimo mes del año, le dieron un voto de confianza. Ustedes, 376.154 compatriotas, para mí, no son más que un grupo de personas irresponsables que se dejaron llenar la cabeza de cuentos lindos de una mujer hermosa, pero más perversa que muchos de ustedes. Y si les faltaban pruebas, hace cuatro años, cuando se les advirtió que no votaran por ella, ahora creo que las mismas les van a sobrar. Dudo que no estén enterados de lo que está haciendo esta dama con la educación en nuestro país.
“Gina es esa mujer a quien no le tiembla el pulso para librar a Bogotá de delincuentes y corruptos”, decía una parte de la canción que se escuchaba de fondo en cada una de las reuniones que hacía la excongresista para conseguir votos por toda la capital. Y me imagino que, justamente, ese jingle, y la encantadora voz de Gina, los hizo estar convencidos de que ella era lo que necesitaba mi ciudad y la de ustedes. Pero les cuento, señoras y señores, que estaban más errados que los que votaron por Petro o Peñalosa. Todo porque como lo está demostrando ahora en el Ministerio de Educación, o como ya lo hizo siendo la directora del SENA, Parody no es más que un símbolo de la inmoralidad que corre por las venas de la clase dirigente colombiana. La misma inmoralidad que tienen Petro, quien contó con el apoyo de 723.157 cómplices, y Peñalosa, quien manchó la conciencia de 560.590 personas que votaron por él en esa oportunidad.
Me imagino que ustedes sabían que ella era amiguita de Uribe y que, gracias a él, llegó a la Cámara de Representantes en el 2002 y al Senado en el 2006. Supongo que ustedes sabían que ella apoyó la reelección de Uribe. Creo firmemente que ustedes, por ser unos ciudadanos responsables, votaron conscientemente por ella tras leer su plan de gobierno en el que, paradójicamente, hablaba de mejorar la calidad y cobertura de la educación en nuestra ciudad. Estoy convencido de que ustedes, si no pasaba esto que está viviendo Colombia -debido a la incompetencia de una mujer que supuestamente es especialista en resolución de conflictos-, que afecta la educación de sus hijos, nietos, hermanos, sobrinos o primos, iban a votar por ella, nuevamente, si es que algún día pretendía ser electa nuevamente en un cargo público.
Para terminar, les pido que si algún día vuelven a votar por alguien,aunque no deberían hacerlo porque está comprobado que no hay un solo candidato integro en nuestro país, evalúen con otro criterio a su líder político. No sé si se alcanzan a imaginar lo que hubiera hecho esta mujercita con una ciudad que ha sido explotada por gobernantes hace décadas y de la que millones de jóvenes debemos irnos por falta de oportunidades, educación o inseguridad.
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