Carta de una joven refugiada a los negociadores de La Paz de Colombia

Carta de una joven refugiada a los negociadores de La Paz de Colombia

Por: Edison E. Burbano Urbano
diciembre 02, 2013
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Carta de una joven refugiada a los negociadores de La Paz de Colombia

"Las mujeres son las que educan a los hombres, a sus hijos, a sus nietos. La mujer es la primera escuela, ya que la primera educación que se recibe es la maternal. La mujer es la conocedora de los misterios de la creación; ella conoce el misterio del origen de la vida porque ella misma es dadora de vida mediante la concepción. Si la Mujer está sana puede formar una familia y una comunidad sana. Por lo cual la mujer es la que debe reconstruirse para poder tener una sociedad más justa, equilibrada, sabia y armónica.”

María Quiñelén, Lawentuchefe (Mujer de Medicina Mapuche)

Dr. Humberto de la Calle Lombana -

Delegados del Gobierno Nacional a los Diálogos de Paz.

Sr. Iván Márquez y delegados de las FARC a los mismos Diálogos.

De toda consideración.

Si miles viven en una.

¿Quién soy yo?

Soy yo, mujer, hombre, niño…

Soy yo, tu, él, ella, ellos y nosotros.

Cuando mi abuela era una niña escuchaba los rumores del pueblo, ecos de guerra, sangre, muerte, ideales de tierra y justicia, uno contra otro. Rojo y azul. Cuando el terror llego a su mundo, las noches y los días eran zozobra.

Siempre alertas… alerta! cuando el aviso de huir llega, es para esconderse y dormir entre la selva, ahogar el llanto, cuidar el sonido de la respiración.

La policía chulavita dictaba “acabar hasta con la semilla”.

Entonces mi abuela huyo del campo junto a su familia. Mi abuela nunca volvió a la tierra que la vio nacer.

Han pasado más de 60 años y aun vivimos bajo el régimen de la guerra.

Quienes ya no están piden justicia, y yo, y ella.

¿Donde nací?

Si una nueva Colombia urge por nacer, de la vida digna. Si su pueblo pide participación y una nueva estructura democrática.

Si, naci en los valles, donde los obreros gritan derechos y garantías.

Si, naci en las cordilleras, donde los campesinos exigen soberanía.

Si, naci en las llanuras, donde los olvidados quieren hacer escuchar su voz.

Si, naci en las costas, donde los desarraigados exigen reparación.

Si, naci en la vereda, donde los arrasados no quieren más masacres.

Si, naci en un barrio, donde las familias no quieren más hambre, violencia y sumisión.

Si, naci en la ciudad donde los estudiantes gritan por mejor educación.

¿Quién soy yo?

Cuando En los campos, en las ciudades, morimos anónimamente; devorados por el monstruo del hambre y la enfermedad.

Cuando Nos matan las balas de un fusil apuntado por un sistema que criminaliza la pobreza. Cuando Nuestros hombres se pudren bajo tierra, anónimos, unos encima de otros, en una fosa sin fin.

Cuando Nuestras mujeres son violentadas, sus cuerpos desgarrados por el abuso y el dolor, la guerra arranca de sus entrañas la vida, que ha sido marcada por el odio de los ricos antes de nacer.

Cuando Nuestros niños cargan con la maldición de la guerra; la desigualdad les negó la infancia, les pisoteo la esperanza y la dignidad.

Cuando nuestras familias no encuentran tranquilidad hasta que la memoria, y la rectitud ajusticie a los criminales culpables, intelectuales, eventuales de arrebatar la vida de colombianos inocentes, cuyos cuerpos están siendo consumidos en el olvido.

¿Quien soy yo?

Si Mi nombre; es el nombre de millones…mujeres, niños, hombres… que claman paz, libertad de expresión, humanidad, igualdad y respeto por la vida.

Mi nombre es el nombre de los 250.000 desaparecidos por el aparato represor del estado,

Mi nombre es el nombre de los 3.000 sindicalistas asesinados por el paramilitarismo,

Mi nombre es el nombre de los 21.199 presos políticos encerrados en cárceles infrahumanas. Privados de su libertad y del acceso a la defensa y un juicio justo

Mi nombre es el de los 5.000.000 de desplazados internos que recorren como parias ciudades inmensas, sumidos en la indigencia, la dolencia y la penuria

Mi nombre es el de los 400.000 refugiados que fueron expulsados de su pueblo, y viven ahora en la pena de la exclusión y el olvido.

Mi nombre es el de las mujeres que han sido asesinadas, por defender sus derechos y los de sus comunidades.

El nombre de las niñas, madres, ancianas, desplazadas, maestras, campesinas, esposas, guerrilleras, migrantes, prostitutas, hermanas que murieron condenadas, que hoy viven condenadas por la pobreza, el machismo y la violencia.

¿Quién soy yo?

Cuando Mi edad, es la edad de los niños, niñas, hombres, mujeres que exigen respeto por la vida, educación pública de calidad, salud gratuita, vivienda digna, trabajo, soberanía económica, territorial y alimentaria.

Sí, Mi edad es la de los que no tienen edad porque no poseen documento, y que en su propio país, es negada por los entes del estado su identidad.

Sí, mi edad es la de los niños reclutados en la pugna de poderes militares, de los niños huérfanos, de los niños desplazados, que aprenden el juego macabro de la tortura y el deseo del combate por sangre y muerte.

Sí, Mi edad es la edad de los que fueron desterrados de su patria, y fueron expulsados a recorrer el mundo, errantes, el tiempo se detuvo para ellos cuando perdieron todo, por conservar su vida.

Sí, Mi edad es la de los ancianos, que viven sus últimos días sumidos en la miseria.

Sí, Mi edad es la edad de los hombres que aman a los hombres, y las mujeres que desean a las mujeres, y su derecho de amar no ha sido reconocido.

¿Quién soy?

Si me niegan el trabajo. Si arrebatan mi arado, si destruyen la labranza de la tierra, si borran la preservación de la memoria de mis antepasados, si desdibujan

Y señalan

Y juzgan

Y persiguen

Y matan

Al pueblo que sale a las calles en búsqueda de la justicia, la paz y el amor.

Si elijó la resistencia armada, callejón sin salida, como vía de derecho de mi pueblo a defenderse de la tiranía.

¿Quién soy yo?

Si Mi color es el resumen de 500 años de opresión.

Si la unión de tres etnias en un continente arrasado por la codicia, y el dolor, sigue trasgredida por el salvajismo del poder capital.

Si los indígenas son exterminados,

Si los afros son segregados,

Si los mestizos son marginados

Si mi comunidad es atropellada,

Si mi fe es reprendida,

si mi identidad mi herencia es reprimida, satirizada, cercenada y enterrada viva con la fuerza arrasante de un estado que nos confina en el desprecio, nos enclaustra en la ignorancia, manipula nuestras ideas, recrimina nuestra diversidad, reprime nuestras ideas, deforma la verdad y nos atropella durante décadas con el asentamiento de su violencia institucional.

Quien soy yo… señores de la guerra?

soy yo, a quienes ustedes desprecian, relegan, bombardean, asesinan, torturan, violan, desaparecen, odian, ensañan, destierran, olvidan, y conspiran sistemáticamente para sembrar la muerte y exterminar la vida.

Soy miles en una, soy ellos, soy el, soy ella, soy nosotros,

Yo! soy mujer.

Y declaro: que esta guerra que en mi Colombia devasta, carcome, corroe; se ha ensañado explícitamente con la mujer y la niñez.

Denuncio: que las mujeres colombianas, sufrimos las consecuencias del terrorismo de Estado, de la maquinaria estatal de destrucción y muerte avalada por el imperialismo.

Sufrimos de las migraciones forzadas, de la acción paramilitar, de tomar las armas para defendernos, de tomar las calles para que nos escuchen.

Sufrimos de las violaciones de toda índole, sufrimos un genocidio perpetuado durante 200 años bajo un sistema económico-político y una sucesión de gobiernos que no representan nuestros intereses.

Repudio el uso de nuestros cuerpos como territorios y trofeo de guerra. Repudio la usurpación, secuestro y manipulación del que son víctimas los niños colombianos. Nuestros hijos e hijas no nacieron, no nacerán nunca más! para ser siervos de la guerra. Para ser esclavos del imperio, para ser vasallos de la oligarquía criolla que tomo el poder a sangre y fuego.

Condeno explícitamente el uso de la violación como arma de guerra, la destrucción de nuestros hogares, la desaparición y asesinato de nuestros familiares, el arrebato de nuestros territorios y la negación por parte del estado a ejercer dignamente de nuestros derechos fundamentales como seres humanos.

Exijo: la solución política al conflicto armado colombiano, exigimos la inclusión de nuestra voz en las negociaciones de paz, pero también exigimos, justicia, legalidad, restitución, memoria, no repetición, reparación, transparencia, soberanía, deconstrucción de la cultura de la violencia, educación por la paz, no queremos más hambre, muerte, y miedo en los campos, no queremos más exclusión, falta de oportunidades en las ciudades. Queremos una nueva Colombia, la que hemos peleado en las calles, la que hemos sembrado en los campos, la que deseamos como mujeres, y como hombres por y para nuestras futuras generaciones.

Angy Vargas.

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