Barranquilla, julio de 2024
Compañero presidente
GUSTAVO PETRO URREGO
Casa de Nariño
Respetado presidente.
Escucharlo este 20 de julio, en su discurso en la instalación de un nuevo período de sesiones del congreso, admitir con grandeza su responsabilidad política y pedir perdón ante la nación por los hechos escandalosos ocurridos en la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) no es solo un valioso hecho inédito en nuestra reciente historia, sino una acción aleccionadora que demuestra que el país transita, con todos los errores normales en quienes por primera vez gobiernan, por formas diferentes de concebir y hacer la política.
Resulta además esperanzador que, mediante un acto simple y sencillo, casi 42 años después se vuelva a reivindicar a un hombre del Caribe que, en un 7 de agosto, discursiva, antidogmática y dialécticamente señalaba que "una de las grandes revoluciones" y uno de los mejores aportes que se podían hacer en la construcción de una nueva patria era "acabar con los mitos" y con la idea errada y dañina de "los hombres perfectos..." de "los hombres que nunca cometen errores...".
No obstante, en esa misma línea de conducta creo, más que pertinente, justo que se abra la posibilidad de un acto similar, reivindicatorio y restitutivo en el que se admita que, sin que existiese la intencionalidad de hacerlo, se ha erosionado y lesionado seriamente la dignidad y el merecido respeto de muchísimos maestros y maestras para los que el Nuevo Modelo de Salud, en lugar de volverse una solución a un problema, se les ha convertido en la agudización del mismo.
Por ello, desde la autoridad que me otorga el haber sido tanto uno de los primeros y más férreos críticos del modelo preexistente, como también uno de los que heréticamente se anticipó a proponer las bases de una nueva forma de atención en salud para los maestros, las maestras y sus núcleos familiares, debo de manera crítica y constructiva señalarle que lo hoy existente dista muchísimo en la práctica de un ideal que ha sido desfigurado en su interpretación e implementación.
Tanto en medios de comunicación como en redes sociales existen suficientes evidencias que en momentos en los que el anterior modelo colapsaba, desde un diagnóstico de las causas de sus efectos perversos, propusimos no solo que un sector público repotenciado pudiese hacer parte de los oferentes de servicios del magisterio, sino que en lo que respecta a los operadores privados se pasara de un modelo de capitación (subsidio a la oferta) a uno de pago por eventos (subsidio a la demanda) en el que existiesen fuertes procesos de auditoría y en el que a los pacientes se les garantizara en todos los niveles libertad de escogencia.
No obstante, desde extraños intereses que hoy solicitamos se develen, desmonten y sancionen ejemplarizantemente, se mantuvieron incólumes (en el nivel primario de atención) las mismas condiciones que transformaron un derecho fundamental en una fuente de lucro y de crecimiento de las ganancias, los activos y los bienes de empresarios privados, a costa de la salud y vida de los usuarios de un servicio.
La ausencia de competencia, la restricción de la libertad de escogencia para los usuarios y la persistencia en un modelo de pago por capitación, en el nivel uno, hoy siguen posibilitando que unos pocos se beneficien y apropien de recursos que deberían estar destinados exclusivamente a una atención de calidad y con calidez a los maestros y no a la construcción de fortunas e infraestructura de la que nada le queda a la postre a los contribuyentes.
En materia de provisión o dispensación de medicamentos tampoco ha variado nada salvo el incremento de las trabas y del grado de dificultad para acceder con oportunidad a los mismos por parte de los pacientes. Se persiste en fortalecer a proveedores privados en lugar de hacerlo con una entidad bajo control del estado como Drogas La Rebaja que podría convertirse, además, en pieza clave frente al éxito de una eventual reforma a nuestro sistema de salud.
En medio de tal panorama desolador es más que importante y necesario que el Nuevo Modelo de Salud supere el actual proceso de adulación y de silencios cómplices por parte de quienes piensan, equivocadamente que así se agrada y favorece a un gobierno y que antes exista también una admisión pública de responsabilidades, seguido de rectificaciones drásticas y urgentes que no admiten espera.
El camino iniciado es el indispensable y necesario para redireccionarnos a puerto seguro y restituir la confianza del público y entre ellos los docentes, en un proceso político que necesita respaldo para su continuidad. Ni la educación, ni la salud de los educadores deben ni pueden seguir siendo concebidos como un botín para quienes entienden al Estado desde la lógica de los negocios.
Lo invitamos a rectificar y construir escuchando más que a quienes se arrogan la representatividad del magisterio, al magisterio mismo. Que la democracia participativa y directa prevalezca sobre la representativa e indirecta.