Hijo de Alí Primera, el trovador fallecido en 1985 y que se transformó en la voz oficial de la revolución bolivariana gracias al gusto que tenía Hugo Chávez por sus canciones, Florentino, después de la desaparición de la agrupación salsera juvenil que lideraba, se entregó de lleno al chavismo. En esta carta titulada Con las botas puestas, Florentino vuelve a dar su apoyo irrestricto a la revolución.
Les felicito por el triunfo que comparto con ustedes porque participamos en la construcción de un sistema electoral envidiado.
Aunque mucha gente haya usado en el pasado reciente su tono fuerte pa´ cantar fraude en cada victoria electoral contraria a sus expectativas o, en síntomas de malcriadez, haya pedido “calle y arrechera” de forma iracunda matando gente y niños venezolanos, por no lograr los resultados que esperaban electoralmente y simplemente por adversar, cada paso, que se legisló en favor de los más jodidos.
De nada sirve hacer leyes que luego no acompañamos juntos como Nación, sino que las invisibilizamos y atacamos por no provenir del interés de la dirigencia del partido al que simpatizamos.
Tenemos las botas puestas: porque queremos y estamos construyendo cambios para la Venezuela que heredamos toda vuelta un culo y que por razones de intereses políticos y sobretodo económicos, se le ha empujado a pelearse y dividirse para que la propuesta que eligió 18 veces una extraordinaria mayoría, no se llevará a cabo porque eso significaría la derrota y la muerte de un modelo que nos condenó a lo que aún somos: el capitalismo.
Antes, la pobreza no eran largas colas pa' comprar, la pobreza era no tener dinero para tal “privilegio” .
En consenso y con la felicidad de un triunfo, esperamos que les de la conciencia política para lograr dar un paso juntos en favor de lo que el escenario venezolano pide; que es más que un dólar “libre”, y parecernos a Miami… es reinventar un escenario económico justo, para generar dignidad y atacar la pobreza, esa que pare pobres y delincuencia; de como dijera Alí Primera: “un sistema inhumano e injusto”. Es atacar el trastorno de un pueblo que le cuesta acceder a sus necesidades más elementales porque la “libertad” de delincuentes de cuello blanco les permite aumentar mil veces más, un rubro importado que acumula riquezas para pocos y pobreza para muchos.
Ya contamos con tierras pal pueblo y leyes que las protegen, aún en contra de los intereses de los que hoy triunfan, pero necesitamos capacitación, formación y acompañamiento, para que la liberación sea completa.
Recordemos que al pueblo lo obligaron a asumir un papel de peón en un largo y oscuro pasado político y social, y aún le cuesta entender que le ha sido devuelta su patria y, desde allí, construir nuestra propia soberanía.
A ese cambio le llamamos Revolución.
Nos amamos Venezuela, solo que aún no nos entendemos.
Evitemos un Chile de 1973…
“…Pero ¡dale!
Aunque la marcha sea lenta, es nuestra marcha
que la alegría vencerá todas las rabias,
y si arremete buscaremos transformarla
en fuerza de amor pa´ continuar…
Canción que enciende
Floren