Como ocurrió durante la pasada administración de Ramiro Suárez (2004-2007), a partir del primero de enero, en cabeza de su engendro César Rojas, Cúcuta volverá a quedar en manos de un Para-Estado ilegal, sangriento e ilegítimo, donde todo valdrá, dirigido desde la cárcel, vía Skype.
Si no hacemos algo pronto, Cúcuta se convertirá en el nuevo Quibdó o Buenaventura de Colombia.
Ante la incapacidad y la falta de interés de la Policía Nacional de imponer la justicia y el orden en Cúcuta, este Estado paralelo nos gobernará. Volverán las limpiezas sociales, el terror, la justicia por mano propia, las vacunas y los peajes.
La informalidad volverá a reinar campante. Los vendedores ambulantes, los carros piratas, los pimpineros, los invasores de tierras: todos serán promovidos por la entrante administración para promover el desorden y el caos social que les permita desgobernar a sus anchas.
Como usted bien sabe a la ilegalidad no le sirven las instituciones y el orden: necesitan de la anarquía para poder pescar en río revuelto.
Le escribo a usted porque fue la única voz que se atrevió a denunciar a Ramiro Suárez durante la campaña (ellos se burlan de que su “pataleta” solo les cortó el Skype por dos horas). Lo hago como anónimo porque Ramiro, condenado por asesinato, no tiene absolutamente nada que perder en la vida. Durante los próximos cuatro años en Cúcuta todo se pagará con sangre.
Además, usted sabe que los parlamentarios nortesantandereanos, sin excepción, están pintados en la pared, cooptados por la indigestión o el temor a que Ramiro los denuncie con todo lo que les tiene guardado porque ha sido socio de todos.
De los que podrían ayudar, el malévolo y calculador Juan Manuel Corzo, cómplice del Procurador y que orienta con intereses políticos todo lo que esa institución hace o deja de hacer en Norte de Santander, estuvo en la campaña de Ramiro. Al maquiavélico Juan Fernando Cristo, quien ordena al Fiscal, ya lo volvieron a saciar; volvieron a ser socios como lo habían sido durante la campaña de su hermanito enfermo Andrés, hoy su honorable colega. Las penas y perdones de Ramiro Suárez las define el Ministro Cristo a un precio altísimo. Los demás congresistas son tan insignificantes que ni recuerdo sus nombres.
De manera que nos volvió la hora de mantener a los zánganos. Durante la pasada administración de Ramiro los taxistas y buseteros pagaban $3.000 pesos diarios para que los dejaran trabajar; esta vez ya empezaron a cobrar $5.000. A los vecinos se les incrementará la cuota diaria de mil a dos mil pesos para que mantengan “limpios” sus barrios. Hasta los celadores tendrán que volver a pagar vacuna.
Volveremos a ser la ciudad del gota a gota, del gobierno al detal, de la compra o desaparición de individuos. Reinará absolutamente el interés de Ramiro y sus secuaces ilegítimamente amparados en un sistema alterno de supuesta seguridad y garantías, forjado a punta de bala, sangre y amenazas.
Y lo que se le viene al Municipio de Cúcuta tampoco es esperanzador.
Para financiar los 40 mil millones que Ramiro invirtió en elegir a su engendro César Rojas, vendió a contratistas cupos y les cobró por adelantado el 20% de comisión de obras que harán por valorización por un monto de $200 mil millones. Es algo que él ya hizo. Durante su pasada administración, ya de salida, endeudó al Municipio en 120.000 millones de pesos en unos puentes innecesarios o mal hechos. Los cucuteños terminamos pagando casi 150.000 millones con los intereses. La administración de Ramiro no pagó ni un peso de lo que se robó; lo mismo ocurrirá ahora. Para fortuna de ellos, los cucuteños no entendemos qué es eso de “obras por valorización”.
No olvide que también le toca mantenerles la boca llena a los nuevos concejales de la coalición, cómplices de todos estos entuertos. Entre ellos, a manera de chiste, se autodenominan “la coalición para delinquir”, coordinados por el estómago de “Gato Seco”, un pusilánime bandido de medio pelo.
Senadora Claudia, disculpe que la moleste con estas cuitas de cucuteño desesperanzado, pero lo verdad a nivel local no veo quién pueda ayudar. Al cucuteño promedio no le importa su ciudad. Todos sufrimos de un egoísmo patológico auspiciado por una mediocridad desmedida. Nuestros desalmados dirigentes, los gremios serviles, nuestros lamentables medios de comunicación, nuestras mediocres universidades, todos somos cómplices de este descalabro.
Pero a pesar de lo pésimos ciudadanos que somos los cucuteños, de la indiferencia, envidia y mediocridad que nos invade, no nos merecemos a un monstruo probado como Ramiro Suárez ni a su engendro César Rojas.
Y no le hablo de nuestro nuevo gobernador repitente, William Villamizar Laguado, porque nos ponemos a llorar juntos. De pronto en otra carta le cuento sobre cómo se montó para legalizar la minería ilegal de la cual es rey, y sobre la oficina que organizó meses antes de elecciones en la antigua oficina de su cómplice Wilmer Carrillo para repartirse las regalías. Se sabía ganador por la brutal industria electoral que tiene montada con el actual gobernador Edgar Díaz, y Silvano Serrano, el macabramente inteligente de los tres.
La Policía Metropolitana de Cúcuta ya está preparando la retirada total porque sabe que perderán el poquito control que tienen, compartido con las bandas criminales, paramilitares, guerrillas y delincuencia común. Como en la pasada administración de Ramiro los pocos buenos policías que tenemos estarán arrinconados y los otros, la gran mayoría de corruptos, estarán pescando es este río revuelto en que Cúcuta se convertirá durante los próximos cuatro años.
Dios quiera que el rojo de nuestra bandera no haga honor a la sangre que se pueda derramar, ni el negro a las tinieblas que se avecinan.
Con mis adelantadas disculpas.
Un cucuteño desesperanzado.
Respuesta de Claudia López al cucuteño desesperanzado
Hola, recibí su carta el 22 de diciembre.
Comparto todas sus preocupaciones. Por eso denuncié durante años a Ramiro Suárez y más recientemente su campaña desde la cárcel. Sé que vienen años difíciles para Cúcuta, pero no vamos a desesperanzarnos ni llorar. ¡Vamos a seguir trabajando de mano de la ciudadanía, la prensa, la justicia, para hacer control político y ciudadano y no dejar caer a la ciudad más importante de Colombia en la frontera!
Un abrazo,
Claudia López