No entrare a dictar señalamientos sobre nadie, pero si es necesario que los guajiros empecemos a reconocer nuestros errores y menciono errores, porque las virtudes hay que dejarlas quietas y resaltarlas cuando sea necesario. Hoy de nada sirve ser amables, carismáticos, buena gente, leales y hasta buenos para atender a los foráneos y paro de mencionar. Son muchas las virtudes y aspectos positivos que poseemos en comparación con los otros departamentos, aunque se molesten, si, si somos buenos y mejores que otros departamentos en muchas cosas.
Pero la discusión no es esa, es mirar que hemos hecho mal. Sin duda alguna nuestro departamento está lleno de personajes o más bien delincuentes de cuello blanco que se disfrazan de profesionales y hasta de pueblo, para apropiarse de los dineros públicos, esos mismo que deben ser invertidos en las necesidades más prioritarias.
Cada vez que se abre el llamado debate electoral, pareciera que a los guajiros se nos olvida todo. Nos quejamos de lo mal que están las cosas en nuestro departamento y cuando nos toca decidir a quién elegir, terminamos haciendo el papelón. No es aceptable que durante décadas la guajira siempre se mantenga en los primeros lugares de corrupción y nada hacemos para cambiar eso. Hasta los medios locales hacen caso omiso de las denuncias, hoy vemos como periodistas ajenos a nuestro departamento son los que han tomado la vocería de las denuncias (guillen), haciendo el trabajo que le corresponde a los nuestros. Lo mismo pasa con las instituciones del Estado, si, esas mismas que deberían ejercer control y vigilancia, no hacen casi nada, las investigaciones son impulsadas desde la capital.
Son muchas las opiniones que surgen de toda esta situación, hasta he llegado a escuchar que los cachacos se quieren apoderar de nuestro departamento, -lo que no hemos podido hacer nosotros lo quieren hacer otros-. La verdad no creo que sea eso, la administración de La Guajira ya desbordo los límites de la corrupción y tiene que asumir las consecuencias. No quiero decir con esto, que nos gobierne un cachaco impuesto, pero si la constitución y la ley nos ha dado la oportunidad desde su reforma del 91 y no hemos podido encarrilar al departamento en el mejor de los caminos. Solo hemos encontrado la respuesta en las mismas dos o tres familias politiqueras, las cuales solo se han dedicado a enriquecer sus bolsillos y poca inversión hacia los más pobres.
“Da pena ajena” decimos los guajiros cuando alguien la embarra. Hoy siento esa sensación cuando muchos se quejan de las capturas e imputaciones de cargos que la fiscalía hace a los administradores elegidos popularmente por nosotros, esos mismos que nos representan, esos mismos que vimos como la mejor opción de personificar nuestros intereses. Esos mismos que sabíamos qué clase de personas son y quien estaba de tras de ellos en las campañas, si, esos mismos que dan un mercado, una lámina de zinc, la camiseta y otras cosas más, hasta fiestas con cantantes famosos y wiskis gratis.
Pero mi sensación es un poco agridulce diría yo, es que no sería excesivo exigir más capturar en mi tierra, esa misma que ha sufrido de los desmanes de unos pocos, esa que ha visto el progreso de sus semejantes mientras ella en silencio e impávida se deja manosear de los mismos.
Mis agradecimientos hoy van dirigidos al fiscal general, que ha decidido empezar la limpieza por mi Departamento. A él y a su equipo de trabajo les auguro el mejor de los éxitos por su travesía por la Guajira.