Señor expresidente
Reciba un cordial saludo de mi parte
Tal vez esta carta nunca sea leída por usted, pero al menos me queda el consuelo de expresar libremente lo que pienso. Tranquilo señor expresidente que yo entiendo que no lea esta carta, porque un hombre tan ocupado que solo piensa en trabajar, trabajar y trabajar, no tiene tiempo, para leer lo que un ciudadano de a pie, piensa sobre usted y su gobierno.
Por su indigno proceder me veo en la obligación de manifestar mi inconformidad con su forma de gobierno, con sus leyes absurdas y su forma de pensar tan poca ortodoxa. En su gobierno, tener una vivienda, sanidad, educación, trabajo y una vida digna fue una utopía, fue un gobierno que lo único que nos ofreció fue una guerra absurda. En los 8 años de seguridad democrática de su gobierno, el país en lo único que creció fue en miembros activos de las fuerzas armadas.
Es usted un hombre que por lo menos tiene unos 40 o 50 años de atraso en su pensamiento. Un hombre que vive con un opio en el ojo, el cual no le permite ver más allá de su ceguera, son tan viejas sus ideas que no encajan en la situación actual del país, y por ende, son insuficientes para satisfacer las necesidades de un pueblo que clama justicia, de un pueblo campesino que pide a gritos políticas serias para el agro, de un colectivo de jóvenes que están cansados de prestar servicio militar, y encontraposición piden espacios para la integración cultural y oportunidades para acceder a la educación, de un pueblo trabajador que no encuentra trabajo, y que a su vez reclama, para que, su esfuerzo sea remunerado adecuadamente, de una población desplazada que suspira con regresar a sus tierras, pero no pueden regresar, porque se morirán de hambre, puesto que, su forma impulsiva para firmar TLC trajo consecuencias nefastas para el campo.
Señor expresidente, los ciudadanos que no vivimos con un opio en el ojo, somos capaces de ver la lucidez al final del túnel para decir que un país mejor si es posible, que un país lejos de sus ideas demagógicas y dañinas estaría mucho mejor.
Los colombianos queremos un país libre de la ley 100, la salud es un derecho que en nuestra patria, gracias a sus ideas señor expresidente se convirtió en el negocio de los poderosos y por culpa de esos oligarcas, los colombianos mueren de enfermedades que la ciencia puede curar. Mientras alguien agoniza por un trámite burocrático, los negociantes de la muerte se llenan los bolsillos. El único especialista que ve a los pacientes en Colombia es el médico forense. Salud sin intermediación es la salvación. Ambicionamos un país libre de sus ideas arcaicas en materia de trabajo, porque sus ideas son tan antiguas, que más bien parecen creadas para la revolución industria. Sus ideas son doctrinas que explotan al trabajador hasta más no poder, y su gobierno, prefirió proteger a las multinacionales, y a los grandes empresarios de este país, mientras que la clase trabajadora, tenía que padecer la ley 189 del 2002, que extendió el día hasta las 10:00 de la noche, eliminando así el recargo nocturno y el pago de festivos y dominicales. Lo cual arroja como resultado más de 2 billones de pesos en pérdidas para los empleados. Necesitamos un país libre de falsos positivos, un país libre de puestos políticos escogidos a dedo por favorecimiento político, un país donde el gasto militar sea acorde a las necesidades de su pueblo, puesto que, una inversión tan alta en el aparato militar, impide una adecuada inversión en los diferentes renglones de la economía, la salud, la educación y ni hablar del deporte.
Lo que es digno de reproche, es que su gobierno trabajo para favorecer los intereses de los otros y no los de su propio país. Y desde los primeros tiempos de la república hubo aquí de esos gobiernos, "muy respetados y queridos en el exterior", que le entregaron nuestra economía a los intereses de las grandes potencias, y que no permitieron el surgimiento de una industria local, de un mercado interno, y niveles de vida decentes para la población. Y con sus ideas señor expresidente volvimos a lo mismo, una especie de regresión en cine mudo.
Siempre nos dijeron que la Violencia de los años cincuenta fue una violencia entre liberales y conservadores. Eso no es cierto. Fue una violencia entre liberales pobres y conservadores pobres, mientras los ricos y los poderosos de ambos partidos los azuzaban y financiaban su rencor, dando muestras de una irresponsabilidad social infinita; Era más bien la antigua historia de los pobres matándose unos a otros, con el discurso del patrón en los labios. Y con sus ideas señor Uribe volvimos a lo mismo, donde los jóvenes más pobres cayeron en combate, porque el único camino que les dejo su gobierno fue el servicio militar o la delincuencia, un gobierno que fue incapaz de pensar en las necesidades de su pueblo, puesto que, vivía ensimismado pensando en guerra. Le confieso algo Alvarito, los jóvenes deploran tener que ir a un ejército cuya principal función es enfrentarse con su propio pueblo, deploran defender un gobierno que no les ha dado nada y por lo cual, no tienen nada que agradecerle.
Y por eso hoy, no tengo nada que agradecerle a su gobierno y quizás esto que escribo, sean palabras al viento, alaridos de ayuda en el desierto que nadie va a escuchar. Aunque me quedo corto con lo que hoy escribo quiero decirle que escuchar a su gobierno hablar de salud, educación, justicia, democracia y libertad; equivale escuchar al dueño de un burdel hablarnos de dignidad.
Déjeme decirle una última cosa Alvarito, para que queremos seguridad democrática, si la educación se acaba, el campo se destruye, la economía se viene en declive y la población no mejora. Soy consciente de que su gobierno convenció a indoctos y fanáticos del discurso capitalista, de que la guerra era la solución, pero que equivocado estas Alvarito, la violencia solo genera más violencia, la solución no es matar a los delincuentes, puesto que, esta idea anticuada es una salida fácil que no tiene efectos duraderos. La solución es crear un país con oportunidades para todos, un país incluyente que no discrimine y aparte a los más necesitados, un país donde se proteja al ciudadano de a pie antes que a las multinacionales.
Escrito por: Juan Camilo Morales Valencia
Twitter: @camilomova