“La rivalidad envidiosa y la agresividad destructiva nos acosan, pero, al final, sabemos dónde reside el verdadero bien: en el amor a nuestro imperfecto país y en el dedicado servicio que le prestan infinidad de personas, conocidas y desconocidas, que están dispuestas incluso a dar su vida por la democracia; en la firme determinación de demostrar que la luz de la fraternidad, el trabajo constructivo y la inclusión de las minorías resplandece más que el fuego del odio’’
La monarquía del miedo. Marta Nussbaum
Qué es vivir sabroso, me preguntaba yo, y seguramente muchos de ustedes que en este momento leen esta misiva.
Pues, literalmente, en palabras de la misma Francia Márquez, vivir sabroso es vivir sin miedo, y no es precisamente como algunos creían, que era vivir con plata, o vivir con algún privilegio, de esos que en este país muy pocos gozan.
Fue tal el boom de esta contundente y aprensiva frase que esta misma se convirtió en mi opinión, así como el término ‘los nadies’, en un poderoso argumento y grito de batalla con tintes filosóficos.
Así, se logra precisamente, como decía Márquez, derrumbar el miedo, y todos aquellos fantasmas que históricamente han obnubilado la posibilidad de que el cambio y las reivindicaciones y luchas pendientes o inconclusas por fin logren su justo, necesario e imperioso cometido.
Como es bien sabido, en Colombia todo lo que se ha vislumbrado o asomado como cambio y bienestar para los nadies, ha sido masacrado, amenazado, torturado, exiliado y asesinado.
Precisamente, Francia Márquez nos puso a reflexionar el vivir sabroso, no como una simple frase o eslogan de campaña, sino como una frase para repensarnos la forma como hoy Colombia vive.
Y, como desearíamos que nosotros, nuestros hijos y nietos pudieran vivir. ¿Pero qué es precisa y específicamente vivir sabroso? En el libro de Natalia Quiceno ‘Vivir Sabroso. Luchas y movimientos afroatrateños, en Bojayá, Chocó, Colombia’ (2016), vivir sabroso es visto y condensado como un modelo.
Si partimos de este hecho, todo modelo debe tener una estructura, una lógica, una razón de pensamiento, es decir una idea y una práctica que tiene una base y criterios definidos para dar de una u otra manera solución y estrategias a aquellas necesidades, problemáticas y fenómenos que precisamente un modelo busca contrarrestar o mermar.
En conclusión, vivir sabroso no es meramente una frase extraída de la manga o del sombrero, sino que esta tiene una rigurosidad a priori que la hace ser y tener sentido al raciocinio del quien la analiza y estudia.
Quiceno por ejemplo comenta que vivir sabroso es “…Un modelo de organización espiritual, social, económica, política y cultural de armonía con el entorno, con la naturaleza, y con las personas, sobre todo las que históricamente han sido las más excluidas…’’, entonces, vivir sabroso es un grito de batalla o una impronta por encontrar un equilibrio en todos los aspectos, entre los territorios y sus habitantes, sobre todo esos que como bien lo expresa Quiceno, han sido las víctimas de aquellas históricas exclusiones, esas que vilmente han permitido que nuestro país siga en cien años de soledad.
A pocos días y horas de las elecciones llegó el momento de hacer una reflexión del país que hoy tenemos, y nos han dejado.
Tenemos dos caminos: seguir con lo mismo, es decir, por las sendas del masoquismo, la incertidumbre, la desesperanza y el miedo, o por fin permitirnos a nosotros mismos, y por ende a las futuras generaciones, vislumbrar y tratar de tocar una nueva historia para este país.
Usted y yo merecemos vivir mejor, o mejor dicho, vivir sabroso en el país en donde tenemos todo para que los hijos suyos, los de su vecino y de los que usted no conocen puedan vivir en cuidado, amor, oportunidades, equidad, educados, seguros, dignos, sanos y grandiosamente en paz, esa que ha sido esquiva sobre todo para los nadies, esos que necesitan, sienten, sueñan y esperan una vida mejor, así como usted y su familia la tiene o la espera.
Llegó la hora del cambio por la vida. Llegó el momento de vivir sabroso.