El derecho a la vida es una bandera que levantamos muchos de los seres humanos, y por ello hay que profundizar un poco más allá del tiempo que nos tomamos o del que disponemos en el paso por este planeta. Antes de que se conociera el oro dorado y el viscoso y negro que es el petróleo, la humanidad venía en un desarrollo lento pero evolutivo hacia el futuro, teníamos los elementos básicos, es decir la causa de nuestra existencia, como el aire, el agua, la flora y la fauna; que hoy más que nunca son el fundamento de nuestra corta existencia.
Congéneres del mundo sin distinción de raza, religión, política, ni estrato social, la sed de riqueza a sido la energía para desarrollarnos como la especie más capaz de sobrevivir, construyendo y destruyendo para que lleguemos a estos momentos de tanta tecnología, tan hermosa, tan útil y que genera tanto confort para la existencia, no puede llevarnos a una sed desmedida de ganancia, que acabe con los únicos recursos que garantizan la existencia de los seres vivos en la tierra.
Sabemos el valor que tiene para la economía y la industria del mundo el petróleo, material viscoso y negro y cuya historia es viscosa y roja, por las guerras que se han generado entre países y naciones, por el deseo a tener la mejor tajada de el; este material no es simplemente un combustible energético sino la materia prima por excelencia en todos los campos de la industria, es la sangre que mueve los motores de aire, tierra y agua y los que generan energía para el uso industrial y doméstico a través de las plantas termoelectricas, a su vez con el se producen los fertilizantes, insecticidas, herbicidas,asfalto, textiles, pinturas, disolventes, polímeros y toda la industria plástica para empaques de medicamentos, alimentos, incluso el petróleo que es básico para la industria médica y farmacéutica y hoy pudiésemos decir que los derivados del petróleo son infinitos como el universo; cada vez la petroquímica encuentra en el más materiales para convertirlis en elementos que después de descubrirlos se hacen necesarios para continuar el desarrollo ascendente de la capacidad humana.
El oro que en el ayer era sólo un metal dorado es de para ornamentar el vestuario, los altares y para hacer figuras que asemejaban a los dioses en que creían los primitivos, hoy es un metal que a sobrepasado las barreras de la belleza, porque en la industria de las comunicaciones, de la medicina, de la construcción de circuitos, de motores y hasta para protegernos de los rayos solares en los vuelos aéreos y espaciales es de alta utilidad y el oro a su vez desde las épocas más remotas es el único patrón de cambio confiable, con el que se acuñaron monedas y medidas para el intercambio comercial en su momento.
Hoy no es sólo el metal que sale de las entrañas de la tierra o de los lechos de ríos y quebradas, para volver a ser encerrado o escondido en las cavas de las superpotencias económicas, manejadas por el sector financiero, es hoy una de las materias primas para el desarrollo de la sociedad. El llamado a la humanidad no es a frenar exploración y extracción de los combustibles sólidos y de los minerales preciosos, que hoy son elementos necesarios en la existencia, sino a que por la sed de ganancia no deforestemos y contaminemos el agua, acabando con los bosques y el agua dulce, que es sólo el 3% de ese 75% de agua que contiene el planeta; ya no podemos vivir sin la utilización del petróleo, el carbón, el coltan, el uranio, el cobalto y el resto de minerales solidos y líquidos, como el mismo contaminador mercurio, pero nos tenemos que unir toda la humanidad , convencidos de que sin la causa que produce la vida orgánica en la tierra, nuestra existencia y la de nuestros hermanos los animales y las plantas, se acabará a mediano plazo; llamemos pues a los gobernantes y gobernados del mundo a que hagamos no un día de la tierra, del agua y de los árboles sino nuestra vida entera, para resembrar el ambiente que nos rodea y dejar esa herencia para las generaciones venideras.
MARTÍN JULIO RESTREPO ARANGO
Enero 7 de 2015
