Carta abierta a la Bolsa de Valores de Colombia y a Asobolsa

Carta abierta a la Bolsa de Valores de Colombia y a Asobolsa

'La especulación financiera solo engorda cifras en una industria que no es intensiva en mano de obra, pero sí en ganancias privativas'

Por: Juan Martínez Paz
agosto 30, 2015
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Carta abierta a la Bolsa de Valores de Colombia y a Asobolsa
Foto: tomada de lapeninsulaconstructores.com

Soy lego en asuntos de bolsa; no comprendo las complejas matemáticas de los repos, los seguros de impago de deudas, los futuros o las negociaciones de commodities. Solo tengo un pequeño negocio, situado en eso que los economistas llaman la economía real, esa que genera el mayor empleo y que en Latinoamérica representa un buen porcentaje del PIB. Mis labores a diario están lejos de hacer dinero de la nada, yo compro un producto (real) y lo vendo esperando una ganancia; no puedo comprar algo varias veces y venderlo varias veces y luego asegurarlo, para luego reasegurarlo en caso de que ese producto (que según esa ecuación ahora son varios) se pierda. Como verán, mi situación es muy distinta a la de ustedes, yo no tengo comisiones por comprar y recomprar o por asegurar y reasegurar o por prometer una ganancia sobre algo que se espera en unos años; no, lo mío es comprar algo tangible a buen precio y venderlo con algo de ganancia. Al momento de vender eso, dejo de percibir dinero por tal, ahí muere mi relación con esa existencia, no puedo garantizar ganancias futuras sobre algo que ya no tengo (¿o tendré?) como ustedes si pueden; no, como les digo respetuosamente, lo mío es lo real, el mundo afuera. La Colombia profunda (en ciudad pero profunda).

Como ustedes ya lo sabrán (ustedes saben casi todo acerca de la economía), nosotros los propietarios de pequeños negocios, a pesar de ser la economía real (la que produce) tenemos amplias regulaciones y cargas tributarias, sé que bien lo saben. Sin embargo y haciendo honor a la verdad, pagamos nuestras obligaciones no sin algo de queja, pero sin oponer mayor resistencia, en alguna medida entendemos que ese dinero se va una parte a coimas y otra a inversión pública. Por eso me sorprendió que ustedes en los últimos días, con diversos tonos pero en el mismo sentido se refirieran a la necesidad de desregular el mercado de la bolsa en Colombia y de bajar los impuestos a las comisionistas, así como también criticaron la iniciativa del gobierno de obligarlos a mantener un patrimonio que garantice y dé sostenibilidad a sus inversiones, lo que uno de ustedes llamó ‘ocioso’.

Mi nulo conocimiento en economía me dice que un negocio, necesita de un patrimonio que garantice su funcionamiento y sus inversiones, que no tenerlo es garantía de hacerse insostenible a largo plazo, ustedes dirán que para ustedes no es así y que el grueso de las masas no podría entender la complejidad matemática con que funcionan sus negocios, que ustedes no necesitan nada (real) con qué responder, que sus negocios son las expectativas del mercado y que éste nunca para de crecer, que las inversiones están garantizadas vía otras inversiones existentes y otras por venir, un poco como una pirámide de inversores, pero no me malinterpreten, yo sé que tienen todas las garantías y el ajuste pertinente a la ley.

No puedo evitar pensar en Interbolsa; sus administradores les presentaron (o a veces no, lo que no los detuvo) a sus inversores ‘productos novedosos’ con los que tendrían grandes ganancias con un riesgo alto; pero grandes ganancias al fin, que es lo importante, el riesgo es lo de menos. Ya es bien conocido el hecho; aun siendo una firma tan grande, lo que se pudo recuperar no cubre las obligaciones, sucedió igual con DMG (que también prometía grandes ganancias con productos financiaros novedosos). Pero no me condenen por la comparación, es sólo un ejemplo, ya sabemos que ustedes son legítimos y tienen el respaldo del mercado, el gobierno y los reguladores.

Hoy ustedes reclaman abrir el mercado a productos innovadores que permitan mayor riesgo, eliminar regulaciones y tributos, así como bajar patrimonio de sustento. A alguien como yo, no acostumbrado tanto al riesgo, sobre todo porque trato con cosas reales y las consecuencias también lo son, no deja de correrme un frío por la espalda al leer sus declaraciones a diversos medios en dónde argumentan que la desregulación basada en la confianza entre inversionistas, permitiría un mayor dinamismo de la economía, que ustedes la está pasando mal, que se va a ir la inversión, etc. Pero no es culpa de ustedes que alguien como yo sienta eso, es que hay una causa de ello y es la historia.

La historia me recuerda que en Estados Unidos, unos años antes de la crisis del 2008, el sector financiero y sus miles de cabilderos, presionaron en todos los frentes al gobierno de esa nación para que se desregulara casi que por completo a todo el sector; permitiéndoles asumir más riesgo y obtener más crédito (apalancarse, en términos de ustedes) para asumir esos riesgos o inversiones. Nuevamente, ya todos sabemos lo ocurrido. Durante los diez años anteriores a la crisis, el sector financiero creció de forma inusitada, pero ese crecimiento fue muy dispar al que registraba la economía en su conjunto, ¿por qué? pues alguien como yo ha de pensar que es debido a que la especulación con el dinero para el dinero, sólo infla comisiones y ‘activos’ sustentados en el aire y que eso nunca llega a la base de la economía que es la que produce el dinero y también paga las consecuencias de cuando éste escasea.

Hablan ustedes de liberar el mercado pero crear sanciones más fuertes y cumplirlas, que el mercado se autoregulará y lamento decirles que los ejemplos patentes muestran que cuando la ambición es incontenible, para las consecuencias de un descalabro financiero a nivel bursátil no hay regulación que valga; miren a Estados Unidos, la ausencia de regulación a priori causó que el estado tuviera que endeudarse monstruosamente para evitar la muerte de la economía y cubrir los huecos dejados por la especulación, mientras ejecutivos de Goldman Sachs, Merill Lynch, JP Morgan, entre otras compañías, no tuvieron ninguna consecuencia, es más pasaron la puerta giratoria y ahora están en importantes cargos de decisión en política económica a nivel mundial.

El mensaje encubierto por parte de ustedes, detrás de todo esto es único y evidente: queremos más espacio para especular. Esto es ni más ni menos que adoptar “productos” que a nivel internacional causaron la crisis económica internacional del 2008, de la que aún el mundo no sale y cuyo costo de la ambición de los especuladores financieros para el mundo, ha sido que desde el 2008 millones de personas retornaron a la pobreza y la deuda de las naciones se disparó, todo bajo la premisa de que el mercado de valores y los bancos son los únicos que no pueden quebrar. Hoy los países sólo pueden crecer por medio de deuda y hasta los más desarrollados tienen una presión increíble sobre sus economías en donde prácticamente ya no hay nada más que tomar. Las consecuencias las han sufrido la gente de a pie, ya sea por políticas de ajuste de la inversión del estado (obligado por acreedores), porque sus negocios quiebran, pierden el empleo o se les aumentan los impuestos, llevando a un mayor empobrecimiento de todos los sectores, mientras unos pocos controlan cantidades obscenas de riqueza lograda vía especulación.

En el mundo es bien sabido el papel que tuvo Goldman Sachs al ayudar a Gobiernos Griegos para ocultar la situación real de su deuda, luego de que estalló la crisis en esa nación, ésta compañía se hizo su verdugo y ya tiene a todo un país empeñado por muchas décadas pagando la deuda producto de la especulación para la cual colaboró y para ello se aseguró poniendo a exfuncionarios de su firma en puestos de decisión en toda Europa. Ni que hablar de las calificadoras internacionales de riesgo que fueron las que brindaron la buena calificación ante esos muy innovadores productos financieros, para luego sólo decir que la suya sólo era una opinión.

Su solicitud; queridos ejecutivos, pareciera que olvida (o tal vez lo que encubre es que lo saben muy bien) que tras el logro del poder del lobby de la casi total desregulación del mercado bursátil en Estado Unidos, las firmas se dedicaron a especular casi que exclusivamente con esos nuevos productos porqué les dejaba grandes ganancias y no había responsabilidades de sus efectos, otros lo pagarían y en efecto así fue. Hacer dinero del dinero o dinero de la nada, escenarios en que las firmas eran completamente insolventes y un muy alto porcentaje del crédito se dirigió a grandes jugadores para que con él especularan, lo que como es sabido, no trajo ningún beneficio a la economía real, pues el dinero se fue a actividades que no impactan la productividad (el pequeño negocio, el emprendimiento), sino a inflar una burbuja de especulación en donde un monto dinero se usa miles de veces haciéndolo crecer sin límite y engordando las cuentas de agentes de mercado cuyas comisiones y bonos eran de varios de cientos de millones de dólares, todo bajo la expectativa de que el negocio siempre crecería.

Pareciera que ustedes no se toman con cuidado la historia de toda la crisis del 2008 (antes, durante y después) para que sea un ejemplo fiable de lo que se puede avecinar para países como el nuestro, que estuvo más o menos blindado durante aquella época. Curiosamente desde hace unos años ha venido una avalancha de bancos de inversión a Colombia y a otras naciones en desarrollo y seguramente todos ellos están metiendo presión desde abajo para implementar esos “innovadores productos” que les permiten tener ganancias obscenas, las cuales están garantizadas a futuro por un estado que no titubeará en rescatar cuando el barco se hunda, los grandes conglomerados financieros que después del 2008 quedaron aún más concentrados, saben que a naciones como la nuestra les queda aún un gran espacio para endeudarse.

Con mucha arrogancia e hipocresía, uno de ustedes dijo que hay que dejar de tenerle miedo a lo sucedido con Interbolsa y que quien vaya a hacer algo malo lo hará, que el papel del gobierno es desregular el mercado y aplicar fuertes castigos; discúlpenme pero en mi lego conocimiento creo que lo de Interbolsa es justamente un ejemplo de que la regulación actual no es suficiente. ¿Qué pasaría en un mercado local de valores sin ningún control? ¿Debemos confiar por concesión divina en que los integrantes del gremio que ustedes representan serán un dechado de buen comportamiento alejado de la especulación y la codicia con un dinero no propio y que en caso de pérdida no tendrán que responder por él?

Dicen ustedes que el mercado se debe regir por la confianza de que todos actuarán bien, ¿en un ambiente en el que se especula con el dinero de otros y en donde lo importante son las ganancias, porque vía ellas hay más bonificaciones, se puede confiar en la contención de la codicia? Bueno, creo que no y no por mi opinión, es que la historia ha demostrado que no es así. Las sanciones por más severas que sean, serían letra muerta después de que todo el mercado quiebre por la especulación, es el gobierno y por ende todos los habitantes, los que tendrían que pagar mediante falta de inversión, deuda y más impuestos las consecuencias de una burbuja especulativa, pues a la hora de asumir las consecuencias, el dinero para compensar pérdidas no aparecerá y será el estado (todos) el que deberá salir a cubrir el enorme hueco dejado, pasó en USA y en Europa.

La ambición de los agentes de bolsa no tiene límite, está bastante documentado y en diferentes periodos de la historia. El chantaje comúnmente usado para sostener la idea de la desregulación es que la inversión se ausentará del país. Falacia; pues como es sabido, la especulación financiera solo engorda cifras en una industria que no es intensiva en mano de obra pero sí en ganancias privativas.

Solo les pido que si el propósito es la desregulación para supuestamente garantizar el crecimiento económico, lo cual el gobierno seguro les concederá, cuando todo se venga abajo no nos vayan a exigir socializar las pérdidas (¿o acaso ustedes socializarán las ganancias?) y establecer costosos rescates que dejen a las generaciones venideras en una situación aún peor que la actual.

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