Hola, les hablo desde Alemania, lo que significa que estoy viviendo el avance de la pandemia con aproximadamente dos semanas de adelanto con relación a ustedes. En dos semanas, será claro como el agua para todos que las medidas que se tenían que tomar colectivamente desde el principio eran tal cual como las describía ya la Organización Mundial de la Salud en su comunicado del 16 de marzo: tempranas, audaces y eficaceS para reducir los riesgos de corto plazo para las personas y los costos de largo plazo para las empresas y la economía. Porque tranquilos, de ésta vamos a salir. ¿Pero en qué condiciones?
Toques de queda, simulacros, presidente tumbando decretos y aeropuertos en funcionamiento, un caos que tenderá a convergir en dos semanas hacia la misma respuesta de prácticamente todos los países, independientemente de si son de izquierda, de derecha, de centro, de arriba o de abajo: Toque de queda, cierre de fronteras y restricción a tráfico aéreo a lo mínimamente esencial.
Quedará el sin sabor de saber que las medidas podían haberse tomado de forma temprana, audaz y eficaz. Pero muy por encima de todo esto, quedará claro que una vez que el virus ya había llegado al país, lo fundamental no era solamente lo que decidiera hacer el gobierno, sino también lo que decidiera hacer usted. Desde el comienzo y hasta el final de esta crisis, usted tiene el poder, usted es llamado a actuar. Por amor a la patria o por amor a sus seres queridos más vulnerables. No somos un preescolar donde hay que esperar a que el adulto nos diga qué hacer. Ni el alcalde, ni el gobernador ni el presidente tienen más poder que el sentido común y la experiencia adquirida ya por otros. Nosotros decidimos actuar.
Por eso, repitamos hasta el cansancio:
Amigo que puede contagiar a decenas de personas (y éstas a cientas más, de las cuales muchas podrán morir) incluso sin tener ningún síntoma:
QUÉDESE EN LA CASA.
Si en su situación es imposible, limite el contacto social a lo mínimo. lávese las manos, quítese la ropa y lávela cada vez que llegue a la casa.
En la conciencia de los gobernantes quedará haber usado o no el poder que tenían a su alcance para defender los intereses de todos.
En nuestra conciencia quedará haber usado o no el poder que también teníamos, conocíamos bien, y que era tan fácil de usar.
