Monseñor
Juan Vicente Córdoba
Presidente de la comisión de familia de la Conferencia Episcopal Colombiana
Cordial saludo.
Como católico convencido que soy, he recibido con beneplácito el fallo de la Corte Constitucional en el que se permite la adopción de niños sin importar la preferencia sexual de los solicitantes.
En lo personal considero que esto es un gran avance como país laico que somos, gracias a Dios, pues muy a pesar de su discurso, el primer deber de una familia no es el estar conformada por un hombre y una mujer, el deber primordial de una familia es el proteger, educar, y brindar amor a un ser vivo que en principio fue rechazado por una pareja por usted denominada como normal.
En sus declaraciones decía usted que no está bien que se decida por los niños, y si usted está en contra de eso entonces ¿por qué no bautizarnos a los 18 años de edad? Porqué yo de mi bautizo no me acuerdo, mis padres no me preguntaron si me quería bautizar o si me quería llamar Juan Camilo, tampoco me preguntaron a mis ocho años de edad si quería hacer la primera comunión, ni a los 9 si me quería confirmar, es más menos me preguntaron si quería estudiar en un colegio de salesianos; eso sí admito que hoy libremente asisto a la eucaristía los domingos, que me casé por la iglesia pues quiero que mi Dios siga bendiciendo mi matrimonio día a día, y que cometí según usted el error de bautizar a mi hija a los 3 meses, pues mi esposa y yo decidimos por ella.
En otro punto de sus declaraciones, habla usted de la dictadura de las cortes y le pregunto ¿es mejor acaso la dictadura de los altares? Pues como decía antes gracias a Dios somos un estado laico, pero como le digo a muchos amigos ateos, somos un estado laico pero somos una sociedad confesional, y como usted decía de 48 millones de colombianos por lo menos 43 somos creyentes y sé que de esos 43 millones, unos cuantos apoyamos la adopción de niños por partes de parejas homoparentales; y si bien lo dice usted que no es deber de la corte decir quiénes pueden ser padres o no, tampoco es la iglesia la llamada a cumplir esta misión.
También decía usted que el tener papá y mamá es un derecho, y a un progenitor se le puede obligar a darle el apellido a su “hijo”, pero ¿dónde puede este niño pedir que se le garantice el derecho al cariño que sus padres biológicos están dispuestos a negarles? Si tener papá o mamá es un derecho según usted ¿A qué entidad se pueden acercar los huérfanos para que se les garantice su derecho a tener un padre o una madre cuando se ha perdido uno de estos? Comparto con usted cuando dice que “lo ideal” es que un niño crezca con un padre y una madre que lo amen, lo cuiden, lo protejan y lo hagan un buen ciudadano, pero si yo hace rato me di cuenta que la vida tiene muy poco o nada de “ideal”, tal vez usted, desde su altar, no pueda ver que hace mucho rato o que desde siempre este mundo no tiene nada de “ideal”, pues lo ideal hubiera sido que muchos se convirtieran al cristianismo por convicción y no por fuego y espada, y que muchos que desde un atrio leían “Ay de aquel que escandalice a uno de estos pequeños” no los escandalizaran en la intimidad de una sacristía.
Finalmente, dice usted que lo ideal es que se haga un plebiscito donde sea el pueblo el que decida si es conveniente para un niño crecer en un hogar homoparental, así eso signifique más niños creciendo en bienestar familiar, pues usted como miembro de la junta directiva sabrá lo engorroso y demorado que es un trámite de adopción; pero ya que veo que usted es tan democrático y que está en contra de las dictaduras por que no promover un plebiscito en el que se pregunte a la gente si está de acuerdo o no con que se vendan los tesoros de la iglesia y con este dinero subsanar el problema de la desnutrición de niños en Chocó y La Guajira.
Me despido pidiéndole a mi Dios que lo guarde y lo bendiga.
Cordialmente,
Juan Camilo Torres Gómez.
@juancatogo
