En la actualidad la humanidad sufre de una de las peores epidemias a las que se ha enfrentado. No se asuste señor lector, no tiene por qué preocuparse, simplemente porque usted ya la está padeciendo. Me refiero a las redes sociales, las que me imagino usted debe estar consultando mientras intenta mediante un esfuerzo ‘sobrehumano’ fingir que lee este artículo. No lo culpo porque yo también lo hago, no una, ni dos, sino varias veces al día. Ni para usted ni para mí es un secreto que un like en Instagram o en Facebook aumenta los niveles de dopamina más que un artículo o un libro. Contra eso no puedo hacer nada, pero le pido que por favor durante unos minutos aleje su celular y me permita explicarle un poco por qué parecemos más robots que humanos.
Hacia los comienzos de 1990 apareció la internet, una herramienta que pretendía facilitarle el trabajo a las personas y además entretenerla. Los computadores de esa época eran grandes aparatos con inmensas pantallas y modernos sistemas operativos (para la época), que mediante programas como word, excel, power point, entre otros volvió obsoletas a las computadoras de códigos. Debido a esto, muchas empresas vieron la oportunidad perfecta para reinventarse, y para eso empezaron recortando personal y abasteciéndose de modernos equipos, más o menos como ocurrió en la Revolución industrial.
Imagínese que los computadores con sistema operativo de Windows les permitían a las personas hacer los trabajos bien rápido, además tenían jueguitos como buscaminas, solitario, y el grandioso paintball (con el que yo jugaba cuando empezaba a manejar el computador). Así que las personas pasaban mucho tiempo de su vida enfrente de una pantalla (que por cierto dañaba los ojos), cacharreando entre los miles de programas que ofrecía y perdiendo así valiosas horas del día.
Por fortuna estos eran grandes ‘armatostes’ entonces permanecían solamente en las oficinas o en las casas, y para esa época acceder a uno de esos equipos era un lujo que solamente los más pudientes se podían dar. En los colegios y universidades ocurrió lo mismo, gradualmente las clases de mecanografía quedaron relegadas y a los jóvenes desde muy pequeños se les enseñaba a utilizar y sacarle provecho al computador. Las generaciones de mecanógrafos y reparadores de estos pasaron al olvido. Los más ‘cuchos’ tuvieron que buscar cursos para aprender a manejar estas imponentes máquinas, que parecían sacadas de los cuentos de ciencia ficción.
Pero ya me desvié mucho del tema, qué pena con usted. Como le contaba anteriormente cuando el internet aparece por allá en el año 91’, se facilitó aún más el trabajo para las personas, aunque eran pocos los que podían pagar por este servicio y también eran escasas las páginas web, la gente pasaba aún más horas frente a la pantalla, buscando información, imágenes, y los más pequeños en los primeros sitios diseñados para ellos, los que ofrecían Disney, Nickelodeon, y varios canales infantiles, que ya no les bastaba estar en la televisión sino que querían estar más conectados con su producto interno bruto ‘los niños’.
Le cuento mi querido lector que el negocio fue creciendo. Aparecieron varios dominios nuevos, los sitios eran cada vez más completos, los ingenieros de sistemas estaban en la cúspide y los productores de computadores como Compaq, Samsung, IBM, seguían enriqueciéndose y desarrollando aparatos más modernos y con mejores sistemas operativos como el Windows 98.
Parecía un cuento de hadas. El mundo estaba cada vez más comunicado e interconectado, ya era posible escribirle a las personas que vivían en otros países, no mediante cartas que se demoraban una eternidad en llegar o simplemente se perdían, sino mediante el correo electrónico, que en unos cuantos segundos permitía saber cómo estaba la otra persona. Las barreras ya no existían, la globalización finalmente alcanzaba su pico más alto. El sueño ‘neoliberalista’ era una realidad y el capitalismo mandaba la parada.
Entonces para comienzos de los 2000 en internet se encontraba de todo, desde artículos de Wikipedia hasta miles de horas de pornografía, todo a un solo clic. La única parte mala de todo era que cuando alguien usaba el teléfono se oía un horrible pitido y entonces tocaba quitar el cable del internet, de resto todo era una maravilla.
Después de todo esto apareció Apple en el mercado con un diseño más moderno y comenzó la pelea con Windows, entonces los computadores empezaron a quedarse obsoletos debido a las constantes actualizaciones que les hacían a los sistemas operativos. Aparecieron así los primeros computadores portátiles, más livianos y con mayor capacidad de memoria. Ahora no solo se limitaban a algunos lugares, los podíamos ver en cualquier parte y a cualquier hora.
Entonces la vida se parecía cada vez más al libro ‘1984’, pantallas por doquier alienando e incluso ‘zombificando’ a las personas. Pero esto no es nada, por allá en 2003 o 2004 aparece Myspace, un portal diseñado para que los jóvenes ‘exponieran’ sus vidas y se dieran a conocer ante el mundo, algo diferente a los chats y al Messenger que se me olvidó nombrar pero que me imagino usted conoce o conoció su función.
Esta red social fue la que empezó con este concepto de mostrarse ante los demás y así mismo relacionarse, muchos artistas se dieron a conocer por ahí y algunos la utilizaban para exponer ideas y conocer más gente alrededor del mundo. Mejor dicho empezó a utilizar el concepto de social dentro de la internet. Pero lo que ellos no sabían es que por allá en Harvard, un estudiante estaba creando en su computador una herramienta que revolucionaría para siempre el mundo. El joven Mark Zuckerberg, uno de los catalogados ‘nerds’ junto con unos amigos diseñaron una página diseñada para interconectar a los estudiantes de esa prestigiosa universidad, tanto fue su éxito que en tan solo dos años se volvió una plataforma global, que ‘unía’ a las personas, pero ¿en verdad las unía?, eso sí que lo responda cada uno.
Ah, se me olvidó contarle que en 2005 nació una página llamada Youtube, que se especializaba en el tema de los videos. En uno año miles de videos hechos por cualquier persona estaban ahí, a la vista de miles de personas, no existía un tema específico, lo que usted quisiera ver estaba en ese sitio. Así que hasta una caída o cualquier ‘pendejada’ la veía cualquiera.
Le cuento que se me olvidó hablarle de que los celulares con el paso del tiempo también se convirtieron en poderosas herramientas, ahora el ‘Gran hermano’ estaba más vigilante que nunca. Así que todo lo que usted veía en su computador estaba ahora en su celular y por ende todo estaba literalmente en la palma de la mano. Las redes sociales crecieron y les hicieron más mejoras que a las calles de Bogotá (es sarcasmo), pero las mejoras sí fueron algo real. Las cámaras fueron integradas a los equipos móviles e incluso superaban a muchas especializadas en esa función de tomar fotos. Así apareció Instagram, para mostrarle a todo el mundo lo que se hacía, se comía, e incluso lo que se cantaba; esa frase de ‘a usted no le importa lo que yo haga’ quedó en el pasado porque ya todo el mundo lo sabía en un solo clic.
Whatsapp fue la última red que se posicionó en el mercado, hace ya algunos años, todavía vigente y con más herramientas que un plomero, ahora tiene hasta videollamadas por lo que Skype puede irse despidiendo como red y pasar a mejor vida junto con Messenger, Myspace, y hasta el Latinchat, todos importantes en su época pero ya les pasó su vida útil.
¿Sabía usted señor lector que una persona gasta 4 años de su vida mirando sus redes sociales, que en el futuro los problemas de audición y visión serán la constante y que se comprobó que el uso excesivo de las redes sociales genera depresión y adicción, y que los índices de delincuencia aumentaron desde el surgimiento de estas? Entonces, ¿considera usted que ya perdimos el rumbo?, ¿que ya no somos seres sociales sino cibersociales? Esas preguntas se las dejo como tarea. Espero no haberlo aburrido con toda esta historia y sobretodo no haberle hecho perder su tiempo. Paradójicamente espero que me deje en ‘visto’ y que pase un buen día.